El Dispositivo Intrauterino (DIU) no es para mí

Hace poco miraba un show de televisión donde los protagonistas -finalmente- están juntos por primera vez. La escena muy erótica, por supuesto, pero sacada de cuento de hadas. Ojalá el sexo fuera tan práctico como lo pinta la tele.

Mi intención no es quitarle la diversión al tema. El sexo es maravilloso, pero también complicado. Es físico y es psicológico. No hay sexo sin cuerpo, ni placer sin mente. Como dicen los sexólogos Steve y Vera Bodansky: “Todos los orgasmos comienzan en la mente”.

Tener sexo con alguien no es como respirar o hacer la digestión. Tener sexo involucra la decisión de hacerlo y lo ideal es que tomemos nuestras decisiones con responsabilidad. Cuando nos hacemos responsables de nuestra vida sexual, la experiencia es MUCHO más placentera.

Y mi forma de ser responsable es teniendo un anticonceptivo de confianza.

Nada más “mata pasión” que estar preocupada por quedar embarazada en pleno acto sexual -¡coitus interruptus!- El mejor sexo de tu vida pierde la magia cuando hay que salir corriendo a comprar la pastilla del día después. En otras palabras, para disfrutar del sexo plenamente, hay que tener un anticonceptivo de confianza -el que nos venga mejor- a menos de que, claro está, estemos buscando tener un bebé.

Cuando recientemente tuve que lanzarme al mercado de los anticonceptivos, me quedé loca. Descartados los condones y vasectomías, la elección no estaba nada fácil. ¡Qué cantidad de opciones! El parche, las pastillas, el anillo, la esponja, la inyección, los DIU, etc.

Tomé pastillas por muchos años y aunque siempre me fue bien, no quería la responsabilidad de tener que tomarlas diariamente a la misma hora. Yo buscaba algo más práctico.

Después de investigar un poco en internet y de hablar con mi doctor y mis amigas, todo indicaba que un Dispositivo Intrauterino (DIU) era la mejor opción para mí. Después de descartar que no estuviera embarazada, el doctor solo tenía que insertarlo y listo: 99% efectivo por 6 años 😀

Debo admitir que estaba un poco nerviosa el día de mi cita. Había escuchado historias de terror sobre los dolores de vientre después de la inserción. También había escuchado que habría sangramiento o que mis reglas serían ser irregulares.

Acostada en el consultorio, confirmé una vez más el miedito que da la camilla del ginecólogo. Respiré profundo y para mi sorpresa, la inserción fue incómoda pero no dolorosa. Podría decir que la sensación general era como tener una regla fuerte.

 

LA SORPRESA PARA LA QUE NO ESTABA PREPARADA, BIEN SEA PORQUE NADIE ME LO ADVIRTIÓ O PORQUE NO INVESTIGUÉ BIEN, FUE LA MONTAÑA RUSA HORMONAL EN LA QUE ME ACABABA DE MONTAR.

 

Lo primero que hay que saber es que la mayoría de los Dispositivos Intrauterinos funcionan con progestina. Quienes han tenido experiencia con hormonas saben bien que así como pueden ayudarnos, también pueden hacernos un desastre.

A los pocos días de haberme puesto el DIU, comencé a sentirme malísimo. Estaba cansada, mareada y con el vientre hinchado.

Me había puesto el DIU para no quedar embarazada e irónicamente, me sentía como durante el primer trimestre de un embarazo -¡puaj!-. Para rematar, estaba hecha trizas emocionalmente. Todo me daba ganas de llorar como si una tristeza infinita me hubiera caído de plomazo.

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Algunas personas me decían que le diera tiempo a mi cuerpo de acostumbrarse, pero los días pasaban y yo sentía que mi cuerpo me estaba diciendo “NO”. El DIU no era para mí.

Días después, estaba acostada en la misma camilla del ginecólogo, pero esta vez extrayendo el DIU.

No pretendo desprestigiar la reputación de los DIU con mi historia. La mayoría de las mujeres tiene buena experiencia con ellos, pero definitivamente no todos los anticonceptivos son para todas. Desafortunadamente, la única forma de saberlo, es probando y por suerte, el mercado ofrece muchas opciones. También hay excelentes libros para quienes prefieran irse por métodos más “naturales”. “Taking control of your fertility” de Toni Weschler es una excelente opción para leer.

El sexo, la fertilidad y el placer son un combo inseparable que nos pide planificación y responsabilidad. Ojalá el sexo fuera tan práctico como lo pinta la tele, ¿cierto? Yo, por mi parte, decidí irme por lo seguro y volví a tomar mis pastillas anticonceptivas.

¿Y a ustedes cómo les fue?

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