Black Friday ¿Necesitas todo lo que compras?

Poco a poco he reducido mis compras y necesidades por practicidad y estilo de vida.

Me traen el mercado orgánico a la casa y compro otras cosas en una placita móvil que montan en mi barrio todos los miércoles. Voy a supermercados pequeños a comprar lo que hace falta, y más o menos cada 4 o 6 meses a uno grande a comprar lo de aseo.

Sin embargo, hace poco entré a uno de esos almacenes de grandes superficies y la verdad quedé impresionada por lo desacostumbrada que estoy a este estilo de tiendas. Había olvidado lo difícil que es comprar en estos almacenes: cientos de opciones para un mismo producto, corredores infinitos atestados de cosas, mensajes y promociones que terminan confundiéndolo a uno sobre lo que necesitas y ampliando la lista del mercado en un 200%.

Algo parecido me pasó con el Black Friday. Este día de descuentos no se acostumbraba a celebrase en Colombia, pero últimamente ha ido cogiendo fuerza y esparciéndose por todo el comercio. En realidad me parece interesante que las tiendas hagan sus ofertas y atraigan al público para que no sienta que tiene que salir del país para conseguir los regalos de navidad a buenos precios.

Este viernes en realidad no tenía planes de comprar nada. Pero arrancó el día y la cosa fue cambiando.

Desde el día anterior comencé a recibir mails de ofertas “imperdibles”, “irrepetibles” e “ irresistibles”. En la mañana revisando redes sociales, los posts y anuncios no se hicieron esperar: “descuentos”, “precios de locura”, “sólo por hoy”… A lo largo del día la ola fue aumentando y empecé a sentir angustia  porque me estaba perdiendo de algo importante, al punto de tener que dejar tirado todo lo que estaba haciendo para meterme a la web y comprar lo que estaba en oferta.

Me encontré chismoseando páginas de productos y servicios que no necesito pero que terminaron atrayéndome para no ser “de las pocas” en quedarme sin sus “hot deals”.

 No soy compradora compulsiva ni nada parecido, pero debo confesar que más de una vez me he encontrado viendo el canal de Televentas, maravillada por ese cuchillo multiusos que hasta sirve de destornillador o por la cera para el carro anti incendios. Al final, no termino comprando nada, como me pasó el Black Friday pero sí me doy cuenta cómo las necesidades en realidad la mayor parte de las veces son creadas y no reales.

La vida puede ser tan sencilla como queramos, pero la realidad es que resulta retador simplificarnos, estando inmersos en un mundo que constantemente nos está enviando mensajes complicados.

Debemos decidir a qué le damos importancia, cuales son en realidad nuestras “mejores ofertas” y qué es eso que no queremos dejar pasar. Cuando no sabemos qué queremos, todo nos sirve. Al final, terminamos llenos de “cosas” que no sólo nos quitan espacio en nuestras casas, sino que nos quitan vida, pues vinieron a solucionar un problema que antes no teníamos.

La próxima vez que vayan de compras o terminen bajo las mieles de un gran vendedor, pregúntense: ¿Hasta que punto están comprando las cosas porque las necesitan? ¿En realidad  las quieren o simplemente los convencieron? 

 PD. ¡Aún falta el cyber lunes! ¿Qué será de nosotros???

NO DEJES DE LEER: EL DÍA QUE CONOCÍ A JULIO BEVIONE.

Foto por: Clem Onojeghuo en Unsplash

¿Quieres recibir información que te empodere?

¡Suscríbete a Asuntos de Mujeres!

¿Qué temas te interesan?
¡Gracias por suscribirte! Recibirás información que te empodera, te hace sentir bien, te da herramientas y te acompaña. Asuntos de Mujeres es un lugar seguro.
Asuntos de Mujeres