Maternidad: Cómo volver al trabajo sin culpa ni angustia

El otro día me escribió una mamá diciéndome que necesitaba ayuda, había tenido mellizos hacía unos pocos meses y su más grande angustia era regresar al trabajo. Lo más irónico es que ella pensaba que al tener a sus bebés, podría continuar realizándose profesionalmente, sin problemas, en aquella oficina que ahora le resultaba fastidiosa, absorbente y estresante.

¿El resultado? Una angustia constante por estar separada de sus bebés, un sinsabor que le recordaba lo horrible que era estar fuera de casa y por supuesto, un odio hacia un empleo que no podía dejar ¿Les suena familiar?

La maternidad despierta en nosotras innumerables emociones positivas y negativas; genera contradicciones y sucesos impredecibles ¡Es normal! Recuerdo claramente que mi caso fue distinto: yo me sentía un poco perdida porque estaba en casa y no tenía trabajo, soñaba con estar en la oficina, asistir a reuniones, tener conversaciones adultas y ganar mi propio dinero; pero al mismo tiempo, me sentía culpable por querer eso y no preferir quedarme en casa todo el día cuidando a mi bebé.

¿Se dan cuenta que, por sí o por no, algunas tenemos “tropiezos” en nuestra maternidad?

Pero en este post no quiero hablar de mí, quiero hablar de las mamás que se ponen muy tristes cuando se tienen que separar de sus bebés para regresar al trabajo, y cuando esa tristeza se vuelve culpa, ansiedad, depresión y renuncia.

Por eso, como siempre, busqué ayuda y le pregunté algunas cosas a la psicóloga clínica perinatal Natalia Saldarriaga de @principios_de_amor

¿QUÉ SIENTE UNA MAMÁ QUE DEBE VOLVER AL TRABAJO DESPUÉS DE TRES MESES?

La psicóloga clínica, especialista en salud mental, Natalia Saldarriaga, de @principios_de_amor, dice que algunas mamás pueden experimentar sensaciones diferentes cuando se separan de su bebé para irse al trabajo. Algunas de esas sensaciones son:

  • El propio miedo a separarse y la duda de si el bebé estará bien cuidado o no, y si quien lo cuida, atiende sus necesidades como ella lo haría.
  • Temor a que el bebé la rechace y se apegue más a sus cuidadores que a ella.
  • La inquietud de si comerá o no, sobre todo, si el bebé ha sido alimentado con lactancia exclusiva y no acepta el tetero fácilmente.
  • La inquietud porque duerma bien mientras ella no está, porque para muchas, esto significa que el bebé está tranquilo.
  • La sensibilidad al 100% gracias al efecto de las hormonas, que hace que muchas mamás se vuelvan ansiosas. Si a esto se le suma la falta de sueño, la adaptación a la nueva dinámica de ser mamá y los cambios en la vida en pareja, no les quiero ni contar el remolino que hay en esa mujer.
  • La mamá se preocupa por dolores repentinos, enfermedades y peligros para su hijo.
  • De última dejé a la que no nos deja en paz desde que somos mamás: LA CULPA. “Muchas quieren salir a trabajar, continuar con su vida laboral y profesional y no logran encontrar ese equilibrio entre la maternidad y su trabajo”, dice la psicóloga perinatal.

Hablando de la culpa, María Cecilia Betancur, autora del libro “Madres que trabajan”, dice que: “cuando una madre experimenta dolor por estar ausente de aquel ser pequeñito tan amado y frágil, sabe que es un sentimiento natural e inevitable ante un hecho cumplido: ella debe ir al trabajo y no pueden estar juntos por unas horas (…) Ella sabe que en poco tiempo volverán a encontrarse y de nuevo estarán felices”.

Betancur agrega que el sentimiento de inquietud acosa a la madre “cuando ella permite que su mente se desboque”, y lo más difícil de manejar es la culpa.

“La culpa es un grave tormento emocional de la mujer que se ve presionada a repartir su tiempo entre el trabajo, los hijos y otros soportes vitales como su relación de pareja y el cuidado de sí misma”, afirma la autora.

UN VÍNCULO SEGURO, UNA SEPARACIÓN TRANQUILA

Cuánto te efecte o no regresar al trabajo, dependerá de la relación y el vínculo que hayas establecido con tu bebé, cómo te organizas para cubrir sus necesidades básicas en tu ausencia y con quién cuentas para su cuidado y acompañamiento mientras tú no estás.

Natalia Saldarriaga explica que el bebé “organiza” su mundo interior, cuando tú respondes a sus necesidades de forma sensible y disponible. “Él va haciendo una lectura del mundo en esta vía, lo que más adelante le permitirá extender esa confianza a otras personas, cuidadores y a su entorno más inmediato”.

Esto no quiere decir que no haya estrés para ambos cuando llega la separación, pero “haber instaurado un apego seguro desde el nacimiento, hará más fácil la transición de ambos y se irán adaptando a los cuidadores, siempre y cuando, éstos garanticen continuar respondiendo a las necesidades del bebé de manera sensible y disponible”, añade la experta.

PENSEMOS EN SOLUCIONES Y NO EN ANGUSTIAS

Sé que estás nerviosa, angustiada y te sientes un poco insegura; pero ¿Qué tal si pensamos en algunas cosas que puedes hacer para que la transición y el proceso de volver y estar en el trabajo, sean menos dolorosos para ti y tu bebé?

  • Irte al trabajo te va a generar angustia. La recomendación de Natalia Saldarriaga es que reconozcas esta angustia como parte del proceso. “El objetivo de este proceso no es que la separación no afecte a la mamá, la va afectar. El punto es poder identificar todas las emociones que se están movilizando al respecto y poderlas tramitar y diferenciar”.
  • La psicóloga recomienda hablarle mucho al bebé días antes de empezar a trabajar. “Si bien a estas edades no hay comprensión total del lenguaje, sí comprenden la intención comunicativa de la madre y esto puede marcar la diferencia”.
  • Cuando te vayas a la oficina, siempre despídete de tu bebé y cuando llegues, salúdalo. Esto le irá indicando al niño que habrá momentos en los que mamá se va, pero siempre va a regresar ¡Eso lo hará sentir seguro!
  • Cuida que cuando estés de vuelta, no sigas conectada a las redes, computadores, teléfono, etc. Y esto aplica  también para el papá.

  • Sé que estamos sometidas a un montón de presiones: somos mamás, pero también profesionales, debemos seguir estudiando, tener una casa linda, estar siempre de punta en blanco y hacer ejercicio. En fin, es un largo etcétera que nos somete casi a un estallido que grita ¡No puedo más! Sin embargo, ¿Te has preguntado qué quieres tú y hasta dónde quieres o eres capaz de llegar? Natalia Saldarriaga aconseja que primero aclares cuáles son tus prioridades como mujer y como mamá, para que logres puntos de encuentro entre los dos roles. “Una mamá feliz y tranquila, les enseña también a sus hijos el valor de la autoestima y el valor de luchar por lo que se es. Las mujeres no desaparecemos con la maternidad, y esto va para las que trabajan o para las que deciden no hacerlo”.
  • A veces, TIENES que ir a trabajar y no hay de otra. Aquí la situación es más difícil y según Natalia, puede tener efectos emocionales muy fuertes que desencadenan una gran frustración y angustia. La recomendación de la experta, es buscar ayuda en redes de apoyo o en la familia. ¡El papá es fundamental! Porque esta mamá necesita atención y ayuda terapéutica en algunos casos.
  • “El apoyo familiar y de otras mamás puede ser de gran ayuda, saber que no es la única que está pasando por eso y escuchar otras experiencias, ayuda a encontrar puntos de encuentro y a ampliar las alternativas de solución”, dice Natalia.
  • Y añade: “Se puede indagar dentro de la empresa, qué tan posible es favorecer el bienestar de la madre y conjuntamente definir la carga laboral, funciones y hasta considerar horarios más amigables con la maternidad y, si es el punto, considerar un cambio acorde a sus necesidades.”
  • La invitación de la especialista es a estructurar una rutina para el bebé desde su nacimiento, organizar una logística antes de volver al trabajo, que incluya a buenos cuidadores que se vinculen con el niño desde antes de que la mamá se vaya; entender que el rol profesional no tiene por qué ir en contravía del rol familiar, aprender a soltar el control y pedir ayuda y reconocer que ser mamá trae consigo un montón de cambios a los que debemos adaptarnos, sin necesidad de caer ante las presiones sociales.
  • Natalia Saldarriaga invita también a los jefes a ser más sensibles a las necesidades físicas y emocionales de las mamás. “Esto incluye tiempos para la lactancia, citas médicas para ella o los bebés, tiempos asignados cuando la logística con los cuidadores falla y la madre debe hacer presencia”. Cuidar los horarios, estar atentos a cualquier desmotivación laboral, garantizar un buen clima laboral y sobre todo, no discriminarla por estar en embarazo o tener hijos, significa una buena gestión del jefe o la jefa.
  • ¡Dile adiós a la culpa! María Cecilia Betancur invita a examinar esas creencias que tenemos sobre la maternidad que nos hacen sentir culpables. Por ejemplo, “las mamás son insustituibles y su ausencia podría causar daños irreparables en los niños”. “Lo que el niño necesita para su buen desarrollo, no es una madre presente las 24 horas, sino una relación de alta calidad con ella y con la persona que lo cuida y condiciones ambientales apropiadas (…) Lo malo para un niño no es la ausencia física de su madre, sino la separación afectiva permanente”.
  • Por unas horas que la mamá se separe de su hijo, el bebé no dejará de reconocerla como su madre y de amarla, siempre y cuando ella, cuando estén juntos, esté realmente presente, sea amorosa y eficaz, concluye María Cecilia.

¿TODAVÍA VEMOS MAL A LAS MAMÁS QUE TRABAJAN?

Sí, es una idea que muchos tienen aún incrustada en sus mentes, porque se cree que una mamá que trabaja es una mamá ausente, egoísta e inconsciente; sin embargo, hay ciertas cositas que deberíamos tomar en cuenta antes de juzgar a las mamás que han decidido trabajar, porque quieren o porque deben:

  • “Hay, por ejemplo, mamás que están todo el tiempo en la casa, pero no hay una presencia emocional por una u otra razón, no hay sensibilidad a las necesidades físicas y emocionales del niño y por lo tanto, no hay respuestas acertadas en este proceso, lo que impacta directamente el vínculo y por ende, las formas de relacionarse con él”, afirma Natalia Saldarriaga.
  • Y añade: “La función del padre en este proceso, es sostener emocionalmente a la madre, velar por su bienestar y estar sensible a sus necesidades para que esto sea extendido al bebé. Es consolidar una relación única con el bebé, mostrándole la interacción social por fuera de la unidad madre-bebé, es mostrarle que los otros también pueden ser seguros y confiables, es abrirle otras posibilidades de interacción aparte de los cuidados iniciales, el juego, el lenguaje y la estimulación”.
  • Un estudio de la American Sociological Association, realizado en 2014, dio como resultado que las mamás que trabajan full time, suelen ser más saludables física y mentalmente (A pesar de que muchas anden corriendo).
  • “Una encuesta realizada por Gallup a más de 60.000 mujeres en Estados Unidos, determinó que las madres que tienen niños pequeños y no trabajan, experimentan más sensaciones de tristeza e ira que aquellas con hijos chicos, que salen de sus casas y reciben un salario”, asegura el artículo: “Madres que trabajan: ¿son más felices y saludables que las amas de casa?” publicado en el diario argentino Clarin.
  • Por otro lado, pareciera que el trabajo de medio tiempo es muy beneficioso para muchas mamás, según otros estudios.
  • Y para terminar, les cuento que un estudio del Bussines Harvard School realizado en 2015, reporta grandes beneficios para hijos de mamás trabajadoras: éstos demuestran mayor independencia y autonomía, saben realizar labores domésticas sin problema y, entre otras cosas, tienen mayor iniciativa y liderazgo en las actividades que realizan.

Así que… A reconocer la angustia, pero también a trabajarla. Piensa en el vínculo que has establecido con tu hijo y en lo agradecido que se sentirá de tener una mamá, que al superar la tristeza de la separación, está contenta, tranquila, en paz consigo misma, organizada y presente en la vida de su hijo, sin que esto signifique tener que renunciar (a menos que quieras y puedas hacerlo).

Sígueme en mi Instagram: @maricarmencervelli

Fotos: Unsplash.

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