Las cosas que aprendí después de tener depresión postparto

“¿Depresión yo? ¡Jamás! A mí eso no me pasa, no me toca. Es más, ni siquiera voy a hablar de eso”.

Eso pensaba yo mucho antes de ser mamá. Pero sí me tocó, me removió la vida, me hizo dudar, sudar, sentirme incapaz, reconocer que tenía una enfermedad y finalmente, me hizo volver a empezar.

Fue más o menos un año y medio de angustia, pensamientos erráticos, confusión y muchísimo miedo. Fui a terapia psiquiátrica, pinté mandalas, aprendí a meditar y casi me hice una regresión para poder entender por qué me estaba sucediendo esto.

No tuve una maternidad de ensueño, pero sí un gran aprendizaje de vida, una experiencia que me ha permitido ser mejor persona y reencontrarme conmigo misma. Y sobre todo, aprender. Los miedos no se han ido, pero ya sé cómo enfrentarlos. Aún me queda mucho camino, porque no sé si esto se supera completamente; pero al menos tengo paz mental.

Ojalá a ninguna mamá le toque vivirlo, porque esto solo lo puede entender quien lo vive, nadie más.

Y ahora, que me siento mucho mejor, más tranquila y más centrada, puedo contarles lo que aprendí y lo que sigo aprendiendo de esta experiencia:

  1. Habla del tema: si te acabas de convertir en mamá y te sientes rara, triste, infeliz, descolocada o confundida, por favor ¡dilo! El primero que debe saber lo que sientes es tu esposo, para que esté pendiente de señales de alarma o tome el control de la situación en caso de que tú lo pierdas completamente (porque eso puede pasar). Tu mamá o alguien de confianza (amigas, hermanos), también deben saber lo que te sucede. Esto les permitirá conocer más de este asunto y darte el apoyo que necesitas. No te guardes las emociones que tienes, sácalas. Uno debe avergonzarse de hacer cosas malas, no de tener depresión postparto, porque créeme: esto no es culpa tuya.

  2. Busca ayuda profesional: Ante una situación como esta, las mamás tenemos miedo de ser juzgadas ¡es normal! algunos piensan que esto es un invento o un problema del primer mundo, pero no, te juro que no. Recuerden que estamos en una sociedad en la que estos temas se callan; pero la realidad es otra. La maternidad está llena de altibajos, cambios drásticos y a veces confusión. Quizá buscar a alguien que nos escuche una vez a la semana sin juzgarnos, sirve para entender lo que nos pasa, para reencontrarnos, reconocernos y recuperar nuestra identidad. No todo es depresión postparto, puede ser que estés cansada, fatigada, agobiada o que tengas baby blues; sin embargo, un profesional podrá darte un mejor diagnóstico.
  3. Acéptate. Me pasaba mucho que me comparaba con todas mis amigas, me comparaba también con mi mamá y con las mamás de las redes sociales; por eso, me daba pena sentir lo que sentía y estaba muy frustrada con mi forma de ser madre. Me sentía un fracaso… Pero ¿y cómo era mi forma de ser si ni siquiera me había visto por dentro, si ni siquiera había sido capaz de saber quién era realmente? Entonces empecé a mirar cómo era yo, quién era y cómo me comportaba; y descubrí a una mujer con muchas cosas para dar, con una manera válida de manejar mi nueva vida. Sin duda, no soy el patrón de mamá abnegada, pero sí tengo claro que amo a mi hija, hago lo mejor que puedo por ella y mi familia, y procuro estar bien siempre. Tampoco doy demasiadas explicaciones ni me justifico ¡Ya no!
  4. La culpa estorba. Dile que se vaya, porque aunque a veces te ayuda a ver la necesidad de una transformación, otras veces, te hace renunciar a eso que también te gusta (como tu actividad favorita o tu trabajo) solo por un “deber ser” o una idea preconcebida de la maternidad. En la maternidad hay multitud de variables y formas de ser, no hay una sola manera de ser mamá y tú haces lo mejor que puedes ¡Créelo!
  5. Sé flexible. Aprende a volver tu nuevo rol un complemento importante en tu vida. En estos tiempos tan exigentes con las mujeres, lograr el balance es muy difícil; por eso, no te exijas demasiado, da lo que puedes dar y llega hasta donde puedas llegar. No intentes ser supermujer, porque eres un ser humano. Querer ser perfecta, solo te frustrará, porque además ¿Qué es eso de ser perfecta?
  6. Suelta el control. Para descansar (porque lo necesitas), tienes que delegar. Tu pareja también puede cuidar del bebé, y si él no está, podría hacerlo alguna persona de confianza. Comprende que las cosas no siempre deben salir perfectas, pulidas y maravillosas; también comprende que no lo puedes controlar todo porque esto solo te frustrará más.
  7. Cuidado con las expectativas. Yo tenía grandes expectativas con todo: con la lactancia, con el parto natural, con el comportamiento de mi hija y con las emociones que iba a sentir en el momento en que ella naciera. Nada de lo que soñé sucedió, y ser flexible me ayudó a relajarme más y frustrarme menos cuando me ocurrían cosas impredecibles e inesperadas. La maternidad es una eterna sorpresa, prepárate para lo inesperado y hazlo con bajas expectativas.

Pero sobre todo, no pienses que la vida se acabó. La vida continua y tu bebé es un complemento muy importante que te hará reorganizarte en el futuro. Hay que tener paciencia y ponerle mucho amor y perspectiva a esto. Los primeros años son más complicados, pero si te cuidas, te quieres y te ocupas de ti, el resultado será bueno ¡Te lo prometo!

SI QUIERES QUE HABLEMOS DE ESTO, ESCRÍBEME A HOLA@ASUNTOSDEMUJERES.COM Y NO DEJES DE DARLE LIKE A NUESTRO FACEBOOK: ASUNTOSDEMUJERESOFICIAL

¡Gracias por leerme!

Foto: Pixabay

¿Quieres recibir información que te empodere?

¡Suscríbete a Asuntos de Mujeres!

¿Qué temas te interesan?
¡Gracias por suscribirte! Recibirás información que te empodera, te hace sentir bien, te da herramientas y te acompaña. Asuntos de Mujeres es un lugar seguro.
Asuntos de Mujeres