Mujeres, es hora de empezar a llevarnos bien con nuestra vocecita interna que no para de criticarnos y sabotearnos. Es por eso que nuestra querida Evlin Pérez de @pormistacones nos regala tres trucos que le han funcionado a ella para calmar esa voz tan fastidiosa que habita en su mente. ¡Sabemos que te servirán! Sigue leyendo.
Una mente atormentada, sin duda, es como tener siempre al lado a una persona quejona, chismosa y trágica, que solo te anticipa desgracias o tragedias.
Estudios demuestran que tenemos más de 60 mil pensamientos diarios, y más de la mitad son negativos, y se mueven entre el pasado y el futuro.
Pero sí es posible hacer que la mente se convierta en una aliada. Así que quiero regalarte tres sencillos trucos para volverte amiga de tu mente.
Truco 1: bautízala
Ponle nombre propio, tal cual como si fuera alguien que vive dentro de ti.
La mía, por ejemplo, se llama Mumm-Ra.
Cada vez que tu voz interna te ataque, la tomas de la mano, la sientas en una esquina y le dices:
“A ver, Mumm-Ra (o Petronila, Juana, Berenice, Cabrona, etc.), ¿de verdad piensas que yo me voy a creer eso que me estás diciendo? ¡Eso que me estás repitiendo como lora con hambre no ha pasado, y puede que no pase, así que déjame vivir! ¿De dónde estás sacando eso que me dices, ¡colabora mujer y tenme un poco de cariño!”.
Ponerle nombre propio a esa mente loca y desatada, personaliza a esa voz que no parece nuestra; la humaniza, le quita lo malo, le permite responderte y, por lo tanto, calmarse y calmarte.
La idea es que poco a poco ella vaya contándote otra historia.
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Truco 2: la lupa gigante
Imagina que tienes un cerebro con manos y que una mano gigante sale de tu cerebro con una lupa.
Cada vez que tengas discursos internos obsesivos, pesimistas, angustiantes, mentirosos, futuristas o deprimentes, el poder de la lupa gigante se activa.
Te permite ver en macro:
- Cómo te hablas.
- Cómo te sientes con eso que te dices.
- Cómo reaccionas con eso que sentiste.
Esa lupa puede convertirse en tu mejor aliada para acallar tu mente cuando te da información que te limita, bloquea tu abundancia, te tranca las posibilidades y te llena de miedo o te detiene.
Así que, ¡a sacar la superlupa!
Truco 3: el ligazo
Hace como 15 años terminé una relación horrorosa, y del despecho, no tenía ni ganas de peinarme.
Los pensamientos obsesivos sobre ¿qué hice mal?, ¿por qué terminó?, ¿no fui suficiente?, etc., me atormentaban tanto, que ni siquiera era capaz de salir de mi cama y vestirme.
Un día, y lo recuerdo perfectamente, yo vivía en Madrid y hacía un frío horrible, pero no podía notarlo, ya que mi mente no se detenía.
Recuerdo haberme quitado la cola (liga o caucho) que amarraba mi cabello despeinado, me la puse en la muñeca y, sin saber muy bien lo que hacía, me di “un ligazo”.
Ese ligazo me detuvo y sentí frío.
Esto me impactó tanto, que muchos años después le pregunté a un psicólogo si esa práctica, que me parecía tan políticamente incorrecta, era buena.
Y sí. Tomé el ejercicio para mí, para detenerme, para parar la mente y, con el ligazo, cambiar mi estado de ánimo.
En aquel momento que sentí frío, me puse a brincar como la hormiguita del chiste diciéndome, “No me voy a congelar”. Esto me hizo reír y olvidarme de mi ex por ese momento.
Entonces, ¡ten tu liga!, y al estar en momentos de crisis, de pensamientos locos y obsesivos, usa tu ligazo para llevarte nuevamente al momento presente y hacer algo que te guste: bailar, cantar, saltar, moverte o simplemente reír.
Sin duda, te sacará del estado de dramatismo en el que te encuentras y te hará más consciente.
Por favor, no dejes de hacer estos ejercicios porque a mí me han servido mucho. Y si quieres contarme cómo te fue con ellos, ¡escríbeme!
Foto: Gratisography