En el último post quisimos dar algunas pinceladas sobre la salud vaginal. Y es que nos importa que las mujeres estén informadas sobre sus cuidados para tener bienestar físico y sexual.
Hoy queremos hablarles sobre salud sexual.
Cuando se habla de salud sexual, un término muy utilizado y amplio, se tiende a genitalizar el concepto, pensando que se trata de penes y vaginas. Pero sobre todo se piensa que tiene mucho que ver con la cantidad de veces que se tienen relaciones sexuales.
La salud sexual está definida por la American Sexual Health Association (ASHA) como la capacidad de aceptar y disfrutar la sexualidad a lo largo de la vida, como parte importante y fundamental del bienestar físico y emocional.
Es decir, al ser seres sexuados, la aceptación individual de esta condición satisfactoriamente y de todas las características que constituyen la expresión de la sexualidad, es lo que nos da bienestar y salud sexual.
Lo que podemos interpretar es que si se elige y acepta no tener actividad sexual y hay satisfacción al respecto, esta persona es sexualmente sana.
¿Cuándo no hay salud sexual?
Si hay insatisfacción en la vivencia de la sexualidad, hay un punto que revisar. Lamentablemente se tiende a la comparación en cantidad, número y tipo de actividad sexual, y esto ha producido que existan patrones a seguir cuando lo más importante es que una persona sana conozca y acepte que lo que le funciona a él o a ella, no necesariamente le funciona a otros.
Hay mujeres y hombres que tienen poca actividad masturbatoria y coital y están felices como perdices, hay otros que necesitan mucha más cantidad para sentirse satisfechos. La normalidad es muy difícil de establecer en la sexualidad, pero un punto importante sobre la “normalidad” es: si te sientes bien y no hay insatisfacción: no hay problemas.
La expresión sexual va más allá de los genitales, la coherencia entre lo que se desea, hace, siente y se recibe es indispensable para tener bienestar. Cuando esta coherencia se rompe en cualquiera de los puntos, aparece la insatisfacción.
La salud sexual es individual, pero cuando se comparte en pareja, son dos individualidades que se han de entender e incluso negociar algunos puntos para que el disfrute sea mutuo; la simetría y sincronicidad existan en la frecuencia sexual, gustos, comunicación y aceptación individual, todo esto determina la salud sexual en pareja.
La aceptación propia e íntegra cómo seres sexuados es muy importante y debe hacerse desde la máxima honestidad, porque incluye desde la orientación sexual (afinidad para establecer relaciones afectivas y sexuales con el mismo sexo o con el sexo opuesto) y la identidad de género ( capacidad propia de reconocerse y aceptarse con el sexo biológico), hasta el desarrollo del erotismo, que son parte de esta compleja aceptación.
Otras características surgen de la respuesta sexual como tal, y se incluyen en el proceso de aceptación: desencadenantes del deseo, gustos, formas de llegar al orgasmo, tiempos orgásmicos y eyaculatorios. Hay tanta diversidad como personas y lo importante es que estés a gusto y satisfecha (o) con cada una de las expresiones que engloba tu sexualidad. Siempre se puede mejorar, sin necesidad de estar insatisfecha (o).
Les dejamos algunos tips muy saludables:
Innovación con comodidad y consenso
Probar posturas, juegos e introducir novedad siempre y cuando te sientas cómoda(o) con ello y si es en pareja que haya mutuo acuerdo.
Fomentar el erotismo y el autoerotismo ( autoexploración-masturbación)
Esto se trabaja, no viene espontáneamente: son necesarias la lectura erótica, crear fantasías sexuales, visualizar, la masturbación, caricias y verbalización de lo que se quiere dar y recibir.
Reforzar positivamente la autoimagen
Sentirte segura (o) de ti mismo te permite desnudarte física y emocionalmente con comodidad.
Si hay algún punto de tu vida sexual que consideres que no está del todo bien, muchos especialistas están a la orden del día para dar respuestas a tus preguntas y mejorar la situación. La salud sexual es más un tema de calidad que de cantidad, más de estima y autoestima que de apariencias y comparaciones.
Fotos: Pixabay.