A lo largo de las últimas décadas se han hecho muchos y diversos estudios que han demostrado una serie de cualidades y capacidades que son innatas de la mujer.
Los expertos especialistas en coaching de las escuelas de negocios, coinciden en que precisamente estas competencias hacen que las mujeres sean idóneas para ejercer cargos directivos, puestos de responsabilidad y toma de decisiones, así como la dirección de equipos, ya que estas capacidades les proporcionan a las mujeres muchas ventajas frente a los hombres.
En muchísimas conferencias de escuelas de negocios se exponen todas estas cualidades y ventajas femeninas, como la gran capacidad de organización y planificación, perseverancia, mayor inteligencia emocional, capacidad de comunicación, mayor empatía, intuición, capacidad de escuchar, mayor habilidad para leer el lenguaje no verbal, poder conciliador e inspirador, así como la gran capacidad de la mujer de poder hacer muchas cosas a la vez, lo que le permite poder procesar mucha información diferente y compleja simultáneamente y tener mayor capacidad de análisis.
Todo esto se resume en dos palabras: liderazgo femenino.
Para profundizar recomiendo el artículo de Alfredo Paredes, experto en comunicación estratégica, reconocido a nivel internacional, titulado: “Liderazgo femenino: el sutil ADN prehistórico”
Por otro lado, también está demostrado que las empresas que tienen mujeres en cargos directivos aumentan su productividad y eficiencia, y por tanto, son más rentables.
Las compañías con al menos un 30% de ejecutivas tienen un 15% más de beneficios, según un estudio del Peterson Institute for International Economics.
También es muy positivo para la mujer, aunque no ha sido un camino fácil, que finalmente en la sociedad actual se valora cada vez más la inteligencia femenina.
De hecho, hoy en día cada vez más personas, reconocen que la mujer es más inteligente, y si bien es cierto que muchos lo dicen porque es políticamente correcto y está de moda reconocerlo, no es menos cierto que se han hecho diversos estudios científicos que efectivamente lo demuestran, dando ventaja a la mujer.
Creo que es interesante dejar el link de un artículo publicado en La Nación de Argentina, que habla de uno de estos estudios, que comparaba el coeficiente de inteligencia de hombres y mujeres, y que es muy interesante, no sólo porque demostró que las mujeres aventajan a los hombres, sino que curiosamente, el coeficiente de inteligencia de las mujeres está aumentando constantemente desde inicios del siglo XX. Es decir, las mujeres son más inteligentes y cada vez lo son más!
Sin embargo, a pesar de que cada vez se valora más a la mujer, de todas las evidencias a su favor y de que su participación en todas las esferas va en constante aumento, las mujeres continúan siendo minoría no sólo en cargos directivos en empresas, sino también en cargos políticos y en investigación científica y tecnológica.
Pero es interesante destacar que las mujeres son mayoría en las universidades.
Preparadas, inteligentes y más idóneas para cargos de dirección, ¿no es una contradicción que sean minoría?
¿A que se debe esta contradicción? ¿A que son discriminadas? ¿Al techo de cristal? ¿A que no tienen las mismas oportunidades que los hombres? ¿Machismo? ¿Sociedad patriarcal? Todas estas interrogantes se han planteado.
Lo básico cuando existe un problema es identificarlo. Si no sabemos la causa nunca podremos encontrar una solución. Estos planteamientos son más efectos que causas.
En mi opinión la principal barrera que tienen las mujeres es la falta de políticas de conciliación familiar y laboral en las empresas, instituciones políticas y en centros de investigación.
No existe una mentalidad empresarial que favorezca a la mujer, con flexibilidad de horarios, permitiendo trabajar desde casa siempre que sea posible, creación de guarderías en centros de trabajo, evaluar con base a resultados y no a horas trabajadas.
¡Existen jornadas laborales que son incompatibles con la vida familiar!
De poco sirve que se valore cada vez más a la mujer o que se reconozca su gran inteligencia si luego no se le ofrecen facilidades para desarrollarse profesionalmente. Necesitamos un cambio en la mentalidad empresarial que favorezca la conciliación para que las mujeres puedan ejercer su liderazgo femenino.
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