Después de una semana sumamente reflexiva, he llegado a la conclusión de que si quieres algo, tienes que actuar como si de verdad quieres ese algo (A menos que honestamente no lo quieras).
Entonces…
¿De verdad quiero tener hijos? Pues sí.
Así que tengo que dejar ir todo ese “ruido” que no me está dejando concentrarme en eso, que sabotea todo lo que debo hacer para buscar un bebé. O dicho más directamente: dejar de tener una agenda tan ocupada, que ni siquiera encuentro el momento para hacer el amor.
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Dejar de tener un nivel tan alto de exigencia personal, que ando ansiosa todo el día, toda la semana y cuando llego a mi casa estoy tan exhausta que no quiero sino echarme a ver televisión acurrucada con mi esposo, sin hacer nada más. Además, siento que debo enfocarme en sus virtudes, en vez de mirar solo sus faltas y errores, para que esa atracción vuelva a saltar de forma más natural.
¿Y mis distracciones? NO QUIERO decirle adiós a esas distracciones.
Estoy histérica conmigo misma por no haberme dado cuenta de esto antes, me siento culpable y como una tonta.
¿Qué quiero de verdad? ¿Quiero una familia con Nacho? Sí. Ok, entonces pa’lante. A enfocarme en esa familia con Nacho. Ya quiero dejar de poner por encima de eso cosas que quiero menos, como el trabajo, el Tedx, salir de rumba y de fiesta con amigos o irme de viaje con grupos.
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Si ya tengo claro que lo que quiero es una familia con Nacho ¿Qué estoy esperando?
¿Por qué me saboteo? ¿Por qué me pongo a pensar en otras posibilidades de pareja, en otras posibilidades de trabajo, en planes más divertidos que quedarme en casa con Nacho?
El viernes pasado fue LO MÁXIMO… hablar de cualquier cosa con él en una terraza cerca de casa y luego subir y hacer el amor infinitamente, solo nosotros, disfrutándonos, queriéndonos…
Siempre quiero más. En vez de querer lo que ya tengo y explotarlo, siempre ando volteando para los lados. En vez de repotenciar lo que tengo, no lo hago…
¡Basta ya! A enfocarme en lo que digo querer.
Creo que toda esta reflexión se puede resumir en: deja el miedo, deja el problema y si quieres algo, enfócate en eso y sigue intentando. Acepta la ansiedad que viene con tus elecciones.
Nada en la vida viene sin esfuerzo y sin un poquito de miedo. En vez de tratar ese miedo de tu vida, tómalo, entiéndelo y acéptalo. Es parte de lo que quieres.
Foto: Pexels.