Arriesgarme valió la pena, en el Carnaval de Barranquilla

Hace varios años, cuando decidí mudarme a Bogotá recién graduada de la universidad, tenía un sinnúmero de cosas por hacer en la capital… Era el tiempo de: ¡pa’ las que sea! Así que regalé mi trabajo, vivía en una pensión y sólo viajaba a Barranquilla, mi tierrita, todos los meses de diciembre. 

Me alcanzaba na’ más pa eso.

A todos los que vivimos por fuera de nuestra ciudad o país nos pasó, creo yo, que comenzamos a perdernos momentos importantes de nuestra familia: matrimonios, cumpleaños, nacimientos, día de la madre, del padre etc., por diferentes razones.

Pero, hace 3 años renuncié a mi último empleo y me dediqué a emprender en un mundo audiovisual creado por mí, pero del que muchos han dudado.  Los viajes a mi ciudad empezaron a ser más frecuentes y comencé a darme cuenta de lo tanto que me había alejado. De hecho, una de las cosas de las que más me alejé, fue el famoso Carnaval de Barranquilla.

Había pasado 11 años desde entonces.

Para mi esposo y para mí se convirtió en un objetivo crear momentos inolvidables en Barranquilla, así que lo primero que hicimos fue celebrar su cumpleaños con toda su familia y la mía.

Por esos días (más o menos en el mes de septiembre), habían elegido a la Reina del Carnaval, Valeria Abuchaibe, bajo el lema #100teteMásBarranquillero así que se me ocurrió que para mi canal de YouTube, haría un video donde ella me dijera qué cosas me harían sentir más barranquillera.

¡Y así fue, seguí sus consejos! Comí chicharrón, navegué por el río Magdalena y hasta me disfracé de garabato (disfraz autóctono de la región). 

Y no saben lo que pasó: En diciembre recibí una llamada de la organización Carnaval de Barranquilla: “Cindy, la reina va para Bogotá, ¡acompáñanos!”, así que fui a verla. Entonces, Valeria y su comitiva me convencieron de ir a carnavales y me dieron una acreditación para disfrutar de esa fiesta con todos los hierros.

Dos meses después, con el corazón a mil, estaba sola en el avión rumbo a mi ciudad natal. Recuerdo que me temblaban las manos. Había personas de todo tipo y hasta el Pibe Valderrama estaba ahí. ¡Era una locura! Yo no había planeado nada, no sabía qué me iba a poner, a qué eventos me daba acceso la tal acreditación y si iba a aguantar los 4 días de rumba del carnaval.

Fue la primera vez que viajé sin plan.

Cuando llegué, supe que me tocaría vivir el carnaval “sola”. Ni mis amigas, hermanas, ni primas me podrían acompañar. Así que decidí que iba a recibir, crear y disfrutar.

Y entonces me metí en la Guacherna dentro del desfile, caminando a mi libre albedrío, bailando con quien se me atravesara; en la coronación, al pie de la tarima, veía como Valeria cumplía su sueño; y también vi a Silvestre Dangond cantar, vi a Silvestre cantarme, ¡vi a Silvestre cantarme por la transmisión de televisión jajajaj!

En la Batalla de Flores, vi la alegría de la gente, las carrozas, los hacedores del carnaval, lo grande en lo que se convirtió esta fiesta. Estuve grabando y trabajando al lado de mis colegas de la universidad, viéndome al espejo maquillada y disfrazada.

En La gran parada, recorrí los 4 kilómetros del cumbiódromo de mi ciudad; y en la carrera 50, la fiesta más grande en la calle, estuve enmaicenada y bailando champeta. El último día, lloré a Joselito en el desfile de la calle 84 porque se acabó el carnaval  y, finalmente, me senté en la casa de Valeria, un miércoles de cenizas, para ver sus disfraces, para contarnos anécdotas, pero sobre todo, para agradecerle.

No puedo negar que más de una vez se me escurrió una lágrima, sentí que estaba en el lugar correcto y en la hora correcta. Que era mi momento, que esto fue resultado de mi trabajo y de mi nuevo sueño. No les voy a negar que tenía miedo: miedo de estar sola, miedo de que las cosas salieran mal y miedo a que no se cumplieran mis expectativas. Pero sobre todo, quería demostrarme a mí misma que sí puedo vivir de esto, que sí puedo crear, producir, colorear y hacer magia con este nuevo trabajo de youtuber, que he creado a mi medida y que me ha dado tantas satisfacciones.

Ahora creo más en Dios, que tiene el control; ahora soy arriesgada de verdad, doy el paso sin tener nada seguro. Me llené de energía pura, me reconcilié conmigo y con hacer las cosas que me salen del corazón, de compartirlas así, puras, sin importar el qué dirán.

Estoy lista para más cosas, estoy lista para más aventuras.

La algarabía, el espeluque, la espontaneidad y la alegría no se fueron con carnavales, porque ¡yo soy así! ¡soy barranquillera!  #soycindy

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¡Disfruten!

Fotos y videos: CindiP

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