Érase una vez yo con la regla y una hija de 4 años que camina detrás de mí y me persigue por todos lados.
Es claro que no me deja ir sola al baño, así que ella es testigo de algunos de los momentos más íntimos y vergonzosos de mi vida ¡Aunque ya me acostumbré!
Una protector íntimo estaba a la vista sobre el lavamanos, yo hacía pipí y ella buscaba cosas en mis cajones. Se pintaba la boca con mis labiales, se echaba polvo en los cachetes y se quejaba de una “herida” que tenía en el brazo. Ella misma encontró la solución: agarró el protector diario para usarlo como curita.
- Mami ¿esta es una curita grande? ¿Sirve para mi herida?
- No, Emi; eso es un… un… un coso que… que uno se pone en… ¡No es una curita! Y deja eso ahí ¡Y no me dañes el labial!
Cogí aquel protector y lo guardé disimuladamente en la gaveta, sintiéndome la propia idiota por semejante balbuceo.
Pero, no contaba con que me vio sacar una toalla sanitaria grande para sustituir la que llevaba puesta.
- Mami ¿Eso es un pañal? ¿Tú usas pañal?
- (Suspiro) (Silencio) (Mirada penetrante) (Silencio): Sí, Emi. Mamá usa pañal.
- (Cara de asombro) (Carcajadas) ¡Mamá usa pañal! ¡Mamá usa pañal!
Salí corriendo a contarles a todos lo que había pasado y a preguntar qué hacía ¡Les juro que no supe cómo manejar la cuestión! Emilia me había dejado tiesa con sus preguntas. Me la doy de mente abierta, y no sé cómo responderle a mi hija cuando me pregunta si una toalla sanitaria es un pañal. De hecho, ahora cree que uso pañal. Me imagino que soy la comidilla de sus amigos en el colegio, porque ya les debe haber contado a todos la gran noticia.
Así que ha llegado la hora de hablar de cosas incómodas, que nos ponen rojas, a las que les ponemos nombrecitos que no son y nos hacen sentir desvalidas, desarmadas, apenadas y tontas.
¿CÓMO LES EXPLICO A MIS HIJOS QUE TENGO LA REGLA?
Bueno, lo primero que hice fue pedirle ayuda a Ana Sofía Giraldo, creadora de Pink Secret, un lugar que, entre otras cosas, se dedica a potenciar la sexualidad a través de la educación.
ANA ME DIJO LO SIGUIENTE:
- Lo más importante es ser natural, responder sin decir mentiras o inventando cosas (Primer strike para mí).
- Puedes decirle: “Es algo que usamos las mujeres, pero después te explico“. Esto, como para que te des tiempo de asimilar la pregunta y pensar en la mejor respuesta. “Eso le demuestra al niño que nosotras no nos las sabemos todas, pero tenemos la voluntad de responder y aclarar sus dudas”.
- Otra cosa que puedes decirle la próxima vez es: “Las mujeres, cuando se vuelven adultas, tienen una cosa que se llama menstruación, que es uno de los síntomas con los cuales ella sabe que no está en embarazo. Esto sucede una vez al mes. No me voy a desangrar ni a morir; pero sí me pongo una toalla, tampón, compa menstrual, para que no se me ensucie la ropa y pueda estar cómoda”.
- Lo más importante es mantener un canal abierto de comunicación que te permita conversar con ella de estas cosas sin demasiado misterio.
- Para ella es importante que la educación sexual comience desde que los niños muestren interés por el tema.
Mientras tanto, Patricia Rosas-Godoy, mi partner in crime, me pasó un link con un artículo que me serviría para apagar las alarmas y Natalia Mesa, mamá de Pedro y Emilio y creadora del blog “La gallina y los pollitos“, me habló de 4 libros de sexualidad infantil que me gustaron mucho. Se llaman: “¡Esto es un lío!”, “¿Y de dónde sale este bebé?”, “¿Por qué somos niños y niñas?” “¿Qué hacen papá y mamá?” Me pasó algunas fotos que explican el tema de la menstruación y es algo tan sencillo y tan bien explicado, que juro que no me sonrojaré y le diré a Emilia toda la verdad: mamá no usa pañal.
Pero además, creo que debemos reflexionar y cambiar la mirada. En algunos lugares, la menstruación se sigue viendo como algo sucio, negativo y vergonzoso; por eso, a muchas mujeres nos cuesta hablar de esto (incluso, entre nosotras mismas)
Contarles a nuestros hijos de qué se trata tener la regla y por qué usamos una toalla sanitaria, es fundamental para darle otra mirada al tema. Pero hay que hacerlo poco a poco y con claridad.
Especialistas coinciden en que la conversación debe comenzar entre los 3 y 4 años, así que empecemos a cambiar la forma de ver nuestra propia menstruación, para poder explicarlo sin mayor vergüenza y como parte del proceso natural de desarrollo de cualquier mujer.
Foto: Maricarmen Cervelli.