Empiezo este artículo contando quién soy. Me corrijo: contaré sobre lo que el mundo cree que soy. Según “todo el mundo”, soy una chica que se para a las 6:00 am todos los días a correr porque “hace maratones”.
Y la verdad esa fui yo, durante muchos años – cinco, para ser exactos – pero en los pasados 10 meses, si habré corrido 10 veces ha sido mucho. Aclaro que la vida de corredora me encanta. Amo pararme a las 6:00 am a hacer ejercicio, sobre todo porque eso me hace sentir súper bien a lo largo del día, y consecuentemente, a lo largo de las semanas y meses. Por re o por fa, de un tiempo para acá me desvié un poquito de ese camino. Pero mi “fama” persistió. Tanto así, que me encuentro gente que tenía tiempo sin ver y siempre sale el comentario de “ay, yo no sé cómo haces para pararte a las 6:00 am a correr todos los días”.
Les echo este cuento porque ganarme esa “fama” me trajo muchos beneficios y quiero compartir cómo lo hice y cómo cualquiera de ustedes puede hacer lo mismo.
¿Qué es esa “fama”?
A lo que vengo llamando “fama” se conoce como “marca personal”. Una marca, según la RAE es una “señal que se hace o se pone en alguien o algo, para distinguirlos o para denotar calidad o pertenencia”. En otras palabras, una identidad. Comúnmente, usamos la palabra “marca” para denotar productos o servicios – la Coca Cola que nos tomamos o el Movistar gracias al cual tenemos celular o internet.
Con el crecimiento de Internet y las redes como herramienta de conexión, nació el concepto de marca personal, que en un principio pretendió ser un concepto puramente profesional, una técnica de búsqueda de trabajo para diferenciarse del resto, en un mercado laboral cada vez más competitivo.
Y…¿Por qué queremos tener marca personal?
Hoy en día, yo creo que todo el mundo puede tener una marca personal. Estés buscando trabajo o no, tengas un hobby o no, seas profesional o no. Creo fielmente que la marca personal sirve para mucho más que diferenciarnos a nivel profesional, al buscar trabajo y hacer negocios. Sirve para conectarnos con quienes nos rodean, para brindar apoyo, motivar, sorprender, animar, aportar algo que nosotros tenemos y quizás ellos no. Consecuentemente, sirve para ayudarnos a nosotros mismos a ser mejores, tener más confianza en nosotros mismos y ser más felices.
De esto me di cuenta, cuando sin quererlo empecé a ser referente de motivación al hacer ejercicio matutino en mi red de contactos cercanos. Cada vez que alguien me decía – y me siguen diciendo – que ver mis fotos o posts les despiertan las ganas de pararse temprano a hacer ejercicio, me siento feliz, útil, y orgullosa de mí misma.
Porque sin quererlo y sin buscarlo conscientemente, entré en un círculo virtuoso de esparcir bienestar.
Por esos sentimientos, promuevo la necesidad de explotar una marca personal, que para mí engloba lo que somos como individuos: seamos lo que seamos; emprendedoras, trabajadoras, mamás, artistas, atletas… una combinación de varias cosas o algo muy específico. Darnos cuenta de que no debemos subestimarnos. No tienes que ser una experta o la mejor en un área determinada para comenzar a disfrutar y compartir. Aunque no lo creas, siempre habrá alguien que verá lo que haces y se identificará contigo.
¿Cómo hago para desarrollar mi marca personal?
Según mi experiencia, los siguientes pasos o acciones son una buena forma de empezar para crear y desarrollar tu marca personal.
- Reflexiona sobre qué eres, qué te gusta y qué se te hace fácil compartir genuinamente. Para conscientemente generar una identidad sólida, primero tienes que tener una idea de qué eres, y de si eso que eres es algo que quieres compartir. Aquí un componente importante es el ser real y genuino, no caer en generar una apariencia inventada porque en ese caso, tu marca va a morir más rápido que mosquito en invierno. En mi caso, a mi me gusta correr en la mañanita y me encanta Madrid, la ciudad donde vivo. Me cuesta un montón pararme con el frío de invierno, y para motivarme, empecé a compartir fotos de mis trotes matutinos en mi Instagram y mi Facebook antes o al terminar de correr, con toda mi indumentaria de corredora, y de los hermosos paisajes que recorría y amaneceres que veía. Esto se aplica a cualquier cosa: si te gusta por ejemplo cocinar, puedes compartir recetas, cosas que haces, cómo te sientes tras probarlo, qué reacciones obtienes, etc.
- Si ya tienes claro qué eres, empieza a compartir más consistente y generosamente. Comparte con frecuencia y periodicidad. Usa las redes sociales para compartir, pues es la mejor forma de llegar a muchas personas a la vez. Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat… cualquier red de tu preferencia. Algunos no lo hacen por redes sino por trato personal, conversan al respecto con sus amigos de temas muy concretos y con el paso del tiempo se convierten en referentes. Aquí el truco no es sólo dónde compartes, sino cómo compartes. Habla con confianza de ti misma y sé asertiva con lo que compartes. En mi caso, yo posteaba al menos dos veces a la semana, usando frases como “Nada mejor para energizar tu día como ver el amanecer después de 5Km”. Y en verdad lo creía. Cuando alguien me preguntaba por qué lo hacía, respondía “porque me hace sentir bien”. Y este positivismo es lo que transmitía al compartir fotos de paisajes hermosos con el amanecer.
- Se consciente con lo que compartes. Ten en cuenta el tema de la privacidad. Una cosa es compartir y otra es compartir de más hasta el punto de ser irresponsable. Calcula muy bien y analiza la información que revelas. Por ejemplo, yo tenía cuidado en compartir los mapas de rutas que hacía corriendo sólo en mi Facebook que lo tengo cerrado y con filtros de privacidad altos. En Instagram, que lo tengo abierto a todo público, compartía solo fotos que no revelaban la ubicación con exactitud.
- A medida que vas descubriendo lo que te gusta, crece. Aprende más, documéntate más, y comparte tus conocimientos. Si quieres solidificar más tu marca, lo mejor que puedes hacer es aprender más del campo en que pretendes ser experto. En mi caso, cuando entrené para el maratón de Berlín aprendí de dietas y técnicas para rendir mejor, y cuando alguien me preguntaba, felizmente compartía mi experiencia. A veces sencillamente posteaba tips en Facebook, como por ejemplo: “Mañana corro 27Km y acabo de cenar una divina pasta con una salsa de aguacate que me recomendaron. La receta es…”, junto a una foto de la pasta. Se trata de aprender más para poder compartir más y que tu marca evolucione contigo. Y ojo, puedes crecer hasta el punto que quieras, esto no significa que te tienes que convertir en un especialista o profesional. Cada quien llega hasta donde quiere llegar. A mi por ejemplo me llegaban muchas preguntas de cómo mejorar tiempos. La verdad es que nunca me interesó ser corredora profesional, por lo cual no indagué mucho en el tema y respondía las preguntas honestamente, diciendo que no era corredora profesional y recomendando otras fuentes.
- Espera y observa. Ten paciencia, tu marca personal no se construye de un día para otro. Con el tiempo empezarás a ver que causas un efecto a tu alrededor. Puede ser un efecto pequeñito como 2 o 3 personas compartiendo comentarios contigo, o puede ser un efecto enorme, de toda una comunidad que te responde. Tu eliges. Sea el efecto que sea, disfrútalo y enorgullécete, porque no hay impacto insignificante.
Para concluir, les cuento que gracias a estos meses de recibir muchos comentarios de “oye, ¿ya no estás madrugando para correr?” o “extraño tus posts de los amaneceres”, me han vuelto a nacer las ganas y la motivación. Aunque aún no lo hago todos los días, madrugo al menos dos veces por semana para hacer ejercicio y empezar el día con energía. Otro beneficio de tu marca personal es que si a ti se te olvida lo que amas, muy probablemente tu comunidad te lo recuerde. Por eso lo llamo un círculo virtuoso.
¡Las animo a empezar a crear su propia marca personal, su propio círculo virtuoso!
¿Tienes preguntas o comentarios? ¿Te gustaría que desarrollase algo más de mi experiencia? Postea tus preguntas a @asuntosdemujeres usando el hashtag #esasoyyo. ¡Hasta una próxima entrega!
Foto: Unsplash.