Leí hace un tiempo que: “Un corazón agradecido es un imán para los milagros”.
Y muchas veces desconocemos el poder de la gratitud.
¿Qué es lo primero que hacemos cuando nos levantamos?
A veces pensamos que no queremos madrugar o ir a trabajar, puede que lo primero que hagamos sea mirar el celular; muchas veces, nos levantamos sin ánimo o motivación, y también sin consciencia del milagro que estamos presenciando al abrir los ojos cuando despertamos.
Cuando terminas tu día… ¿Qué es lo que haces antes de ir a dormir? Tal vez te llevas a tu casa los problemas del día y te acuestas con angustia o estrés.
Si te sientes identificada con lo anterior, no eres la única, esto es un rasgo común en la mayoría de los seres humanos.
Lo que a veces desconocemos es que podemos empezar a vivir de una manera diferente y entrenarnos para la alegría.
Agradecer es una forma de hacerlo
No imaginamos el poder de empezar cada mañana con un corazón agradecido, amanecer amando nacer, siendo consciente de que el nuevo día se presente como una nueva oportunidad.
El erudito David Steindl-Rast dice que: “No es la felicidad lo que nos hace agradecidos, es el agradecimiento lo que nos hace felices”.
Agradecer nos conecta con las bendiciones de la vida y la abundancia, y nos ayuda a reconocer los dones y virtudes en nosotros mismos y en los demás. Es una actitud expansiva que nos ayuda a ampliar la perspectiva y a enfocarnos en lo positivo; la gratitud es la llave que abre la puerta de la felicidad.
Una de las formas como podemos practicar agradecimiento, es reconociendo el milagro de las cosas sencillas y asombrarnos con lo cotidiano de la vida. Una flor en el camino, disfrutar de nuestro helado favorito, abrazar a un ser querido o contemplar las nubes y su movimiento…
De cierta manera es una invitación para permitirnos recordar cuando fuimos niños, porque vivir con curiosidad e interés es un elemento que nos ayuda a cultivar una actitud de gratitud.
Cuando nos damos cuenta de que son las cosas ordinarias las que hacen que la vida sea extraordinaria, todo se presenta de una manera diferente a nuestros ojos.
Otra manera de conectarnos con el agradecimiento es expandiendo la perspectiva, tratando de ver lo positivo de cada situación.
Puede que todos los días no sean buenos, pero podemos encontrar cosas buenas cada día, y esto nos ayuda a vencer el sesgo negativo que suele llevarnos a contar solo nuestros problemas en vez de nuestras bendiciones.
Puedes pensar una situación difícil de tu pasado, al responder las siguientes preguntas:
¿Qué puedo apreciar de la situación?
¿Qué fortalezas descubrí o usé?
¿Qué aprendí de mi misma?
¿Qué fue lo positivo que salió de esta situación?
Estos cuestionamientos y su reflexión son de gran ayuda a la hora de poner en perspectiva situaciones de nuestro pasado y apreciar desde un nuevo lugar, el aprendizaje y crecimiento que nos dejó.
La gratitud empieza por casa, así que es necesario que nos reconozcamos a nosotras mismas también. Conocer nuestras virtudes, fortalezas y dones, y reconocer nuestros logros grandes y pequeños.
Me he dado cuenta de que una actitud de gratitud implica contemplar, cultivar y hacer crecer la semilla de grandeza que llevo dentro de mí, ese genio esperando salir.
Esto implica empezar a conocernos desde una nueva óptica, sin desconocer que tenemos aspectos por mejorar. Podemos empezar a florecer desde nuestras fortalezas y tenemos cosas valiosas para aportar y compartir con el mundo.
Podemos manifestar agradecimiento apreciando a quienes nos rodean.
La gratitud es un nutriente esencial para las relaciones y la conexión humana; es una expresión de amor que nos permite ver la grandeza y humanidad en otras persona.
Cuando expresamos genuino agradecimiento en nuestras relaciones, permitimos que la otra persona sea consciente de su propio valor y de cuán importante es su presencia para nosotras.
Podemos empezar a relacionarnos con los demás haciéndoles saber su virtudes y fortalezas, sus acciones y esfuerzos, su presencia y apoyo.
Lo cierto es que no sabemos cuánto tiempo tenemos en este mundo, ellos tampoco lo saben y una manera de honrar su vida en el día a día, es no dejando que pase el tiempo sin dejar que aquellos lo sepan.
Cuando vivimos desde la gratitud le estamos diciendo SÍ a la vida, decimos SÍ a las bendiciones cotidianas y al amor, nos abrimos a contemplar nuevas perspectivas y a valorarnos a nosotros mismos y los demás.
Agradecer implica abrir el corazón y sentir la experiencia de la existencia humana en su totalidad, no hay que esperar a que pase algo extraordinario para hacerlo, este es el momento, el aquí y el ahora, es perfecto para empezar a cultivar una actitud de gratitud.
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Foto: Pixabay.