Cuando hablamos con la colombiana Vanessa Rueda, se aclararon muchas de nuestras dudas sobre cómo hacer un emprendimiento exitoso y sostenible.
¿Emprender es para todo el mundo? ¿Cómo hacer de una idea, algo real y sostenible? ¿Cómo no tirar la toalla? De esto y más hablamos con Vanessa, la creadora de Inkuba una comunidad de emprendedores que buscan, con su ayuda, transformar ideas en proyectos extraordinarios.
Una de sus premisas es que ¡Sí se puede! como también se puede vivir una vida feliz y realizada a partir de los talentos que tenemos.
Aquí les dejo la conversación que tuvimos con Vanessa, espero que les sirva tanto como a nosotras nos ha servido en este camino de emprender.
Un proyecto extraordinario: Inkuba
¿Cómo nace y funciona Inkuba?
Inkuba es un ejercicio de ‘proyecto extraordinario’, porque yo me encontraba en un momento de mi vida con unos aprendizajes y una experiencia, pero con ese deseo de hacer algo más que tuviera impacto, realización, que nos sintiéramos empoderados o empoderadas. Entonces de ahí nace Inkuba.
Mi gestión empieza en el 2010, a partir de una experiencia en la que empecé a desarrollar negocios, me conecté con muchas personas y entendí que muchos de ellos, lo que necesitaban era un paso a paso para materializar lo que ya existía dentro de cada uno.
Entonces ahí viene la segunda conclusión de lo que ha sido la historia de Inkuba y uso aquí algo que siempre me hace una bonita referencia, y es que a Miguel Ángel cuando le preguntan cómo hizo el David, él dice algo así como: “Yo no lo hice, él ya estaba, lo que yo hice fue quitar lo que sobraba”.
Yo siento que Inkuba es eso: Quitar lo que les estorba a los emprendedores para materializar lo que ya son.
¿Cuántos proyectos tienes en este momento?
Yo creo que a la fecha, superamos los 2000 proyectos asesorados en toda nuestra historia, ¿Por qué? porque nosotros somos parte también de muchos programas masivos, y eso nos ha dado la oportunidad de trabajar – por ejemplo- con más de 200 o 300 personas este año en Medellín a partir de concursos locales, que nos entrenan para modelar esos negocios y obtener inversión.
Y también, esto nos ha dado la posibilidad de entender mucho el ecosistema del emprendimiento.
Vanessa, ¿Todos pueden?, ¿Todos nacimos para ser emprendedores?
No, yo no creo. O sea, no es que todos para ser exitosos tengamos que emprender, ni para todos el emprendimiento es el símbolo de la realización.
No creo en eso, pero sí creo que cuando tú tienes la espinita, ya no hay cómo regresar.
Entonces esos que ya tienen la espinita, para esos que ya dentro de su corazón se levantan queriendo más o imaginando cosas, queriendo que el mundo cambie generando impacto, esos son materializadores de ‘proyectos extraordinarios’.
Hay algunos que se llaman intra-emprendedores, que son aquellos que tienen esa espinita, pero que dentro una empresa, les valoran su creatividad e innovación y les permiten crear, diseñar y abrir nuevas líneas de negocios. Estas personas, no necesariamente serán dueños de una empresa propia, pero sí emprenderán proyectos dentro de las empresas en las que trabajan generando alto impacto.
Ok, entonces yo tengo una idea, ¿Por dónde comienzo? ¿Qué tengo que hacer?, Porque el emprendimiento se relaciona con los sueños, pero de ahí a hacerlo realidad, es otro cuento…
Bueno, yo hoy creo que debes comenzar por aceptar que vas a empezar una ruta que yo llamo ‘una trocha’.
Cuando tenemos un sueño debemos desprendernos del modo tradicional de hacer las cosas y esto requiere flexibilidad mental.
El primer tip es “ser flexible” y todos los emprendedores que han pasado por algún espacio Inkuba, saben que yo les vendo mucho la idea de atreverse a hacer las cosas diferente. Entonces, lo primero es aceptar que voy a iniciar un camino por conseguir ese sueño.
Lo segundo, creo que es trabajar diariamente en mi mentalidad para hacer cambios rápidos, para tomar decisiones en la marcha, para [saber que] cuando las cosas no están saliendo bien, debo tener la calma de decir “esto hace parte de mi trocha, voy a pensar bien qué está pasando y tomo una decisión rápida y efectiva en el camino”.
Creo que esos son los primeros pasos para empezar a materializar lo que queremos.
¿Te has encontrado gente que dice: “No Vane, es que hasta que no logre hacer esto ‘así o asao’ no voy a salir, y empieza a posponer… ¿Qué hay que hacer ahí?
Estamos co-creando. Yo no puedo crear para ti. Entonces tú debes tener claro que lo debes crear, y si tus tiempos de proceso se alargan, yo debo esperar para cuando estés listo para crear.
¿Por qué?, porque si no, termino creando algo que me gusta a mí y no necesariamente a ti.
A veces ‘postergo’ mi proyecto desde el perfeccionismo, pero no es sólo el perfeccionismo. Puede ser el miedo a fallar, el miedo a no ser exitoso y que todos me vean fracasar, porque cuando tú eres emprendedor te conviertes en un show en vivo y todos alrededor te están mirando como: ‘¿Por qué estás haciendo esto?’.
Yo creo que el peor enemigo del emprendedor es el miedo, porque te paraliza. Casi todos los proyectos que se detienen, que te dicen: “No, espérate”, “No estoy seguro”, “Voy a seguir trabajando en esa idea”… Significa que esa persona internamente tiene miedo de caerse delante de todos y eso realmente quiere decir, que estás dejando de confiar en la razones por las cuales debes emprender.
Tú nunca te vas a levantar más feliz del otro lugar, el mejor lugar para despertar es en tu proyecto.
¿Cómo le hacemos frente al miedo cuando somos emprendedores?
Yo siento que la mejor herramienta que tenemos los emprendedores es aceptar y decir: “Tengo miedo”.
Está bien porque todos lo tenemos.
No quiero decir con eso que todos dejamos de tener miedo de emprender, ¡No, nunca se pasa! Es como cuando tú hablas con un cantante y te dice que antes de salir todavía siente emoción. Es lo mismo.
Quienes damos charlas, siempre sentimos susto y palpitación acelerada antes de salir y eso no quiere decir que no lo hagamos, eso no quiere decir que no vaya a salir bien.
Entonces creo que lo primero es aceptar que siempre tenemos miedo, pero que al aceptarlo y no negarlo, este no nos paraliza.
Empezamos a crear lo que yo llamo – y que está presente en las metodologías que hoy tenemos- “De las ideas a la acción”, ahí sí empieza a actuar el momento de: “yo estoy aquí, tengo miedo, no entiendo el emprendimiento, hacemos muchas cosas y a veces no sale tan bien o el dinero no fluye…”
Porque son muchos aspectos que se deben coordinar para que todo salga bien, entonces en ese momento decimos: “Estás preparada para empezar en la metodología ‘de las ideas a la acción”, que te va a llevar a accionar.
Significa: Entrar en un movimiento, que va a empezar a organizar tus finanzas, tu equipo de trabajo, tu propuesta de valor, tus servicios, tus productos… Así es cómo se debe enfrentar.
¿Cómo identificar la línea entre sacar algo rápido y algo bien hecho?
Primero es entender que nunca está listo y siempre está en mejora. ¿Cómo identifico la línea?, porque preparo bien mi modelo para validarlo. O sea, nos acostumbramos a que el emprendimiento es empírico: yo sé hacer algo y salgo y lo vendo.
Pues resulta que hoy hay herramientas y metodologías para facilitar que cuando salgo al público con mi emprendimiento, tenga mejores posibilidades de acertar. Entonces la línea es: ¿Cuándo salgo?, cuando ya me he tomado el trabajo de realizar mi modelo de negocio: tengo mi modelo de negocio, tenga clara mi propuesta de valor y tengo claro cuáles son los canales que voy a usar en esa validación.
La metodología dice: “Falla rápido, falla barato”. No vamos a esperar tener una gran inversión o un gran modelo para poder salir. Entonces esa línea es: tengo claro lo básico y tengo clara mi acción para validar.
¿Qué pasa cuando comienzo, pasan dos años, hago de todo y no entra ni un peso, ni un dólar, ni un euro?
Es porque antes de salir a los dos años, debíamos tener cosas más claras y a los 3 meses de esos dos años, a los primeros 6 meses de esos dos años, debimos analizar qué iba pasando para ir ajustando.
La idea no es esperar dos años para tomar decisiones. Es importante que podamos saber/hablar de eso, cuando salimos, sabemos que en la marcha hay que tomar decisiones para ajustar nuestros servicios, mirar si realmente lo que propusimos como producto o servicios sí vende.
No es recomendable esperar tanto tiempo para tomar decisiones, necesitamos hacerlo rápido porque el aire del emprendedor es la monetización, porque si tienen monetización vas a tener el aire y la pasión para seguir reajustando tu modelo hasta que entre en un estado que llamamos “sostenibilidad”, que es el ideal de todos los que somos emprendedores: que nuestro modelo sea sostenible.
Después miramos si lo escalamos, después miramos si multiplicar, pero primero que el modelo gire, que realmente sea útil para nuestros clientes y usuarios.
Vane, ¿Cuáles son los errores más comunes que comete un emprendedor?
Pues yo creo que el primero es creer que lo debe hacer solo; los emprendedores estamos solos y no tenemos con quién intercambiar ideas o validar nuestros productos y servicios; además, vemos a otros emprendedores como competencia.
Y realmente en el interior estamos preocupados y angustiados. Por eso Inkuba ha creado una comunidad virtual que les ofrece espacios de conversación -sin costo- para crear ¿Por qué? porque debemos cambiar ese chip de quedarnos callados, de sufrir en silencio, necesitamos estar con otros, con otros somos más fuertes, incluso, les damos visibilidad a nuestros proyectos.
Entonces lo primero que creo que pasa es que queremos hacerlo solos. Necesitemos apalancarnos de otros: asesores, mentores, organizaciones, comunidades de emprendedores; vernos como colaboradores y no como competencia. Eso es lo primero.
Lo segundo – diría yo- es que cuando ya tengo una gran idea, debo crear un ‘mínimo viable’, que eso suena muy técnico, pero realmente es: la mejor versión mínima de lo que ya sabes hacer y sacarla al mercado para ver si vende, para ver si funciona. Eso se llama validación.
Y a veces, lo primero que hacemos es conseguir la plata del local, contratar empleados o mandar a hacer no sé cuánta inversión y realmente eso nos está alejando de tomar decisiones a tiempo, que cuando ya lo hicimos, pues cerramos el negocio, perdimos la inversión en las adaptaciones y ahí nos preguntamos ¿Será que el cliente sí era ese?, ¿Será que la propuesta de valor sí pagaba por ella?, y terminamos moviéndonos por costo, que es el tercer error.
Cuando ya tu empresa o tu emprendimiento llega al punto de que nos llaman y nos dicen: “Vane, ¿Será que soy muy caro?” es cuando realmente estás dependiendo de bajar o no el precio, y esa no es la idea de emprender. La idea es que tengas la propuesta de valor clara para que la gente pague contenta lo que vale.
¿En cuánto tiempo puedo ver resultados de mi emprendimiento en términos de dinero?
La fórmula yo la diría así: primero en tu capacidad como emprendedor de estar conectado con el modelo.
O sea, si tú estás conectado, fácilmente puedes en un proceso de 3 meses estar recibiendo ingresos. Obviamente, eso cambia dependiendo si es servicios, si es producto, si es plataforma digital…
Tú sabes que, por ejemplo, los retos de un modelo de negocio para plataforma digital no son los mismos que para un producto.
Yo te digo que en 3 meses para un diseño de producto, pueden ya estar teniendo resultados, depende del estado de ese equipo. Pero si estamos hablando de ese equipo que deja todo para después, que todavía no está listo, que todavía sus socios no están afinados ni hablan el mismo idioma o sueñan cosas diferentes, pues obviamente el proceso se alarga porque requiere más pasos.
Pero la verdad, yo he tenido resultados muy buenos con emprendedores – como los llamo yo- ‘que piden cuerda’, que son emprendedores que están ahí, y te piden, te piden cuerda, y “listo, vamos, ya lo hice, qué sigue”, se proponen los ejercicios y los materializan, entonces traen resultados y esos resultados, son monetizables al más corto plazo.
Hace algún tiempo, entrevisté a Analú Black que también trata temas de emprendimiento, y me dijo que si uno tenía un emprendimiento y no cobraba nada, es decir, no tenía un sueldo, el emprendimiento no era emprendimiento, era un “hobby caro”. ¿Tú qué piensas de eso?
Estoy completamente de acuerdo. Lo que pasa es que nos acostumbramos – y eso yo creo que es cultural- o sea, creemos que emprender es ser ‘todero’, no recibir salario (ni siquiera el mínimo, que puede ser el de mensajero porque tú eres el que va, lleva la factura, llama o resuelve).
Y realmente, tu emprendimiento necesita una estructura financiera, y la estructura financiera inicia por decir “el salario de una persona que hace lo que yo hago en mi emprendimiento es este”, y si tengo otra persona, pues también tiene su salario.
Porque es tu deber recibir utilidades del emprendimiento, porque tu ganancia no es el salario. Eso es un cambio de chip.
Entonces es un hobby caro, porque es algo que lo haces por pasión y que finalmente sale de tu bolsillo porque no te deja ninguna utilidad y esa no es la idea del emprendimiento.
Yo sé que muchos emprendedores llegan a mí a decirme: “es que lo hago por pasión”, “es que a mí me encanta”, ¡claro! esas son muy buenas señales.
Que lo hagas gratis y estés feliz, es muy buena señal de realización personal; pero en emprendimiento, todo movimiento del emprendimiento debe estar anclado al modelo de negocio y el modelo dice cuáles son tus costos fijos y cuál es la utilidad.
La idea es que te concentres cómo emprendedor a tener tu salario justo y modelado, y adicional a eso, cada año, cada 6 meses, recoger las utilidades de tu negocio, de tu emprendimiento, que eso te convierte en empresa.
¿Cuándo se considera que un emprendimiento ha fracasado?
Esa es una muy buena pregunta. Yo considero que ha fracasado cuando el emprendedor se rindió, porque es que realmente el fracaso en emprendimiento no existe, porque yo no fracaso sino que aprendo rápido.
Lo que pasa es que hay que aprender a fracasar rápido. Significa que yo necesito ver que mi producto sirve o no sirve, rápido. Necesito saber si me lo compran o no, rápido.
No tengo que sacar 50.000 unidades y hacer una gran inversión para darme cuenta de que nadie lo ha comprado, yo puedo sacar 10 o hacer una pre-venta, o hacer otras estrategias de validación.
Entonces fracasar en emprendimiento, para mí, solo pasa cuando el emprendedor o la persona que quería emprender dice: “Levanto las manos, me voy de aquí”. Porque finalmente él es el talento que materializa.
Yo tengo muchos casos de personas que inician un proceso y te llaman para decir: “Hola, conseguí trabajo. No voy a seguir”.
Entonces yo creo que emprendimiento no fracasa, a no ser que tú te retires, pero si tienes buena asesoría, puedes modelar, te conectas con trabajar duro por sacarlo, tu emprendimiento da buen resultado.
También la pregunta más frecuente es: “¿Vane, esto es buena idea?”, para mí todas las ideas son viables. ¿Qué necesitamos?, modelarlas bien para que logres lo que tú quieres.
Eso quiere decir que si yo digo: Voy a empezar esta idea y me quiero ganar con esta idea 10 millones de pesos o tres mil dólares de sueldo, para lograr eso desde el tercer mes, ¿Tengo que hacer un modelado?, ¿Así debemos comenzar?
Sí, debemos comenzar primero con eso que acabas de decir, saber cuánto será mi sueldo.
Pero muchas veces no lo sabemos, ni siquiera lo podemos poner en una hoja en blanco. Ni siquiera nos preguntamos si estamos dispuestos a trabajar 24 horas y no dormir, y a veces, diseñamos emprendimientos que no dejan que estemos con nuestras familias.
En Inkuba diseñamos proyectos extraordinarios, ¿Qué significa?, que tú pones todo tu talento, materializas lo que estás deseando pero equilibradamente, alineado con tu vida, con tu parte personal y más en ‘Emprendimiento Femenino’.
En Emprendimiento Femenino, nuestro emprendimiento es la vida: que el matrimonio esté bien y feliz, que nos sigamos amando, que tengamos nuestros hijos y tiempo de calidad para compartir, que tengamos una materialización y realización profesional y que todo eso se cumpla; mira que es un gran sueño y eso no se logra sin equilibrio, y si yo no le doy equilibrio al modelo de negocio, lo que hago es caer en una cadena sin parar de autosabotaje, de culpa, donde no atiendo ni lo uno ni lo otro y nada está saliendo bien.
Entonces renuncio porque no lo logré, porque no se puede, y ¡sí se puede! Por eso esta charla comenzó diciendo “sí se puede”, hay que trabajar, se requiere autoconocerse pero sí se puede.
¿Cómo hacemos con eso de los empleados, los necesitamos pero no podemos pagarles?
Sí, esto forma parte del modelo de negocio… Porque cuando yo sé cuál es el costo de sacar mi producto servicio, por ejemplo: yo vendo libretas.
Para sacar esas libretas, necesito saber que compro papel, que le pago a una litografía, quién me hace la parte gráfica, la diagramación; es decir, qué necesito.
Si en ese “qué necesito” para ese mínimo viable hay algún contrato o proveedor, por ejemplo un prestador de servicios o contrato un diseñador gráfico, pues ese costo lo tengo en cuenta para modelar mi negocio y darle el precio final a la libreta; entonces, cuando vendo la libreta, yo debo tener el precio contemplado para darle a ese empleado o a ese proveedor que contraté.
¿Qué es lo que hacemos? Lo costeamos, lo sacamos al mercado y de lo que nos queda, le pagamos a todos y de último somos nosotros…
Y por eso vuelve el término de Analú: hobby caro, porque finalmente tú vas de último, pero lo que pasó es que no costeaste todo el producto, porque al costearlo bien, el modelo debe decirte: tienes que hacer tantos, lo vamos a vender así, va a llegar a tal parte y va a tener una inversión de tanto, un ingreso de tanto, que da una utilidad de tanto. ¿Me entiendes?
Sí pero ¡Estoy aterrada! (risas)
¡No es tan difícil! pero yo creo que nos debemos apoyar de un modelador de negocios. Siempre es bueno tener a alguien que nos ayude a verlo, porque todos los emprendedores somos subjetivos. Necesitamos a otro que nos ayude a ver lo mismo desde otro punto de vista. Un cambio de observador. Eso es lo que hacemos los desarrolladores de negocios, los consultores, los innovadores, los emprendedores que acompañamos emprendedores.
¿Es una buena opción renunciar a tu empleo y empezar tu idea de negocio?
Esa es una de las principales inquietudes, yo creo que se llama transición. Yo puedo tener mi negocio y estar trabajando para mi empleo, y en mi empleo diseñar un modelo de negocio que me permita ir validando mi emprendimiento, hacer un plan de acción bien acompañado, que llegue un punto en el que ya pueda hacer el cambio.
“Ya esto está validado, ya puedo dejar mi empleo, puedo pasar tranquilamente a mi emprendimiento a seguir trabajando”.
Ese es el camino que recomiendo. Hacerlo intempestivamente te acerca mucho a la frustración, acelera el miedo, porque te pone en estado de incertidumbre. Entonces tú dices: “Ya renuncié, dejé de ganar esto, necesito rápido-rápido ganar más dinero del que recibía en mi empleo porque todos me están viendo fallar (lo que hablábamos antes), le dije a todos que renuncié…”
Y normalmente un emprendedor se enfrenta mucho al entorno, con el ‘qué dirán’, nadie te apoya. Por ahí hay una frase muy común que dice algo como: nadie te apoya, pero cuando lo logras, todos te dijeron que te apoyaban. Es un amor y un odio en el camino del emprendimiento.
¿El modelo de negocio debe ser algo muy estructurado o podemos comenzar con algo sencillo?
Sí, los emprendedores somos autodidactas, los emprendedores vamos a talleres, asistimos a conferencias, aprendemos a mejorar nuestros productos, nuestros servicios, o sea, yo no creo que todo lo deba hacer un consultor, yo creo que los consultores – al menos en Inkuba- queremos empoderar talentos, nuestro éxito está en que tú llegues a tener autonomía de tu proyecto, lo conozcas, lo lleves y nosotros empecemos a desaparecer de lado; para que tú sientas que es tuyo, lo lograste y ya sabes lo necesario para seguir caminando.
No creo que debas depender de otro siempre para que lo logres. Entonces puedo darte una lista de algunas palabritas que van a ayudar a todos desde donde estén porque esto es algo global que aplica para todos los negocios, productos, servicios, tecnología, negocios digitales, industria creativa, etc.
El modelo de negocio que yo uso y recomiendo a todos se llama Lean Canvas, de esta metodología existen libros y mucha información en internet que les permite empezar a entender por qué yo tengo que identificar muy bien a mi cliente, por qué yo debo saber cuál es mi propuesta de valor y construirla. Igual, como te digo, tenemos muchos espacios para trabajar con nuestros emprendedores virtuales y presenciales porque sabemos que es importante que el emprendedor entienda cómo hacerlo y no hacerlo nosotros por él, sino que tú de verdad tengas la autonomía de cómo se hace, por qué es importante tener un modelo de monetización dentro de mi emprendimiento, y no salir a vender o a prestar servicio sin él, porque me pongo en desventaja y me canso más rápido.
El mayor recurso de un emprendedor es la energía, la pasión por emprender, el tiempo y el dinero.
Vane, hay días que uno quisiera tirar la toalla, ¿Cómo no morir en el intento?
Yo creo que es lo que te decía de ‘la trocha’, todos tenemos ese momento donde queremos desfallecer. Hay que aprender a conocernos. Nos aprendemos a conocer por ejemplo, cuando sabemos que de pronto estamos cansados porque estamos diciendo mucho sí, a cosas que queremos decir no; o por ejemplo que estamos avanzando en un negocio sin modelo de negocio, entonces queremos que todos los días pase algo diferente pero estamos haciendo algo igual.
Entonces, cuando te levantes y digas realmente “¡No puedo más!”, pregúntate antes de dejarlo: ¿Qué será lo que me llevó a este estado?, porque normalmente no es el deseo de emprender, normalmente el emprendedor que tiene eso ya en el corazón, todos los días saca la fuerza para materializarlo.
El punto es que de pronto no tomas las mejores decisiones y eso hace que te canses, porque no te está entrando dinero, porque tú trabajas más que tu socio, o porque tú haces casi todo y le pagas a todos menos a ti, porque pensaste que ibas a trabajar 12 horas y gastas 24 y no ves a tus hijos ni a tu esposo; entonces realmente es por malas decisiones del modelo no porque se acabe el deseo de emprender.
Sí, es difícil. Es una trocha. O sea, hay momentos más planos y hay momentos con obstáculos, hay momentos donde ya disfrutas del paisaje y te puedes sentar a hacer un picnic, pero realmente el diseño lo haces tú.
¿Entonces yo qué les recomiendo cuando están a reventar? Escriban qué los llevó a reventarse, sobre todo las mujeres, los hombres quizás – en general- son más prácticos; nosotras nos dejamos llevar al límite… ya tomamos una decisión cuando nuestro hijo se nos sentó al frente y dijo: “no mamá, ya no te veo más con el celular”, o porque ya prefiere contarle a todos menos a ti lo que le pasó, o porque le dijiste a todos tus clientes “sí” y son las 11 de la noche y estás chateando con tus clientes y tu esposo está acostado al lado tuyo mirándote…
Eso no es que falló el emprendimiento, eso es que necesitas empoderarte para tomar mejores decisiones y elegirte a ti, porque a veces, ¿Sabes que hacemos?, ponemos en el emprendimiento al otro que nos está quitando tiempo, y eso lo único que hace es mostrar que ‘nosotras’ no sabemos poner límite, incluso al emprendimiento.
¿Es bueno tener socios?
¡Claro!, ¡claro que sí!, pero no cualquiera. Es como decir “¿Es bueno tener esposo?”, sí, pero no cualquiera.
Es tu compañero. Los socios son buenos siempre porque la inteligencia colectiva es lo que mueve el mundo, nadie sabe todo. Por más que estudies algo, te vuelves muy inteligente en algo, o tienes conocimiento en algo, siempre vas a necesitar a otro que sabe otras cosas que ha tenido otras experiencias.
Yo creo en eso, lo que pasa es que hay que trabajarlo bien. Hoy hay muchos tipos de contratos que nos cuidan para no matarnos siendo socios, que dejan las reglas claras, que no es una catástrofe tener una sociedad porque cuando nos separemos… ¡No!, creo que hoy ya hay muchos recursos legales que nos ayudan a trabajar en equipo, a crecer juntos, yo sí creo en eso, lo que pasa es que no todos pueden ser un buen socio, o al menos no para ti.
Para los socios también hay que tener un criterio de elección y ponerte primero tú: ¿Qué condiciones necesito para tener una sociedad?, ¿cómo nos llevamos?, ¿cómo nos distribuimos las cargas?, ¿cómo nos planteamos objetivos?
Vane, cuando la socia es nuestra amiga de hace 20 años, a veces nos da penita decirle a la amiga/socia “esto no”, “a mí no me gusta esto”, o “¿por qué no nos vamos por aquí?” ¿Cómo lo manejamos?
Pues yo creo que eso que dicen de “más amigas, más claridad”, es bueno.
Nos enseñaron que no podemos decir lo que queremos porque tenemos que servir a los demás, y tu amiga es real si puedes mirarla y decirle “mira, me siento incómoda”; “mira, me enojé, no me gustó”; “mira, estoy trabajando más de lo que quiero”.
No somos amigas si no podemos hacerlo, si no podemos superarlo. Entonces un socio debe ser tu mejor amigo y hay formas legales para facilitar ese acuerdo de qué quieres tú y qué quiero yo.
Cuando dices ‘mi socia/amiga’ yo creo que también hace parte de ese sueño, yo creo que también es importante que ese sueño se cumpla con ella, entonces hay que darle el valor a eso y meterlo en el modelo de negocio, ¿Qué significa?, que las dos ganamos bien, las dos materializamos los sueños y unimos lo que queremos lograr cada una en nuestro proyecto. Se cumplen los sueños tuyos y los sueños de ella y todos ganamos.
Consejo final sobre todo para emprendedoras mujeres.
Para la mujer: primero autoconocimiento, nos tenemos que querer. El emprendimiento femenino mueve al mundo, nosotras somos creadoras ya, así vinimos. Sí se puede.
Tener claro que tenemos un sueño y lo podemos materializar. Es un paso claro, conseguir o reunir a personas que te aporten alrededor. No te relaciones mal, la mujer no tiene tiempo para perder energía. Rodéate bien, ve a muchos eventos que te inspiren.
Consigue a una buena amiga/socia. Pon límites. Ese es el autoconocimiento: qué quiero y aprender decir no, es una tarea para todas. Para emprender, siendo mujeres, tenemos que aprender a decir no y ponernos primero a nosotras.
Cierro esto con algo que es importante para el emprendimiento femenino: nosotras tenemos demasiados talentos pero lo vemos en los otros, nos cuesta verlos en nosotras; entonces la primera tarea es que lo que proyectemos realmente sea lo que sintamos porque somos muy poderosas, capaces de ser directoras de empresas exitosas y de alto impacto, sí lo podemos hacer; y caminar con nuestros hijos o nuestras familias y que ellos lo vean cómo lo realizamos. ¡Sí se puede!
Sigue a Inkuba en: @inkuba.co
Fotos: Vanessa Rueda.