“Vive la vida al máximo, nunca sabes lo que pueda pasar mañana”, reza un dicho que se ha vuelto muy popular últimamente.
Pero los ritmos de un demandante siglo XXI, donde todo va a gran velocidad, casi siempre nos superan sin poder evitarlo.
Existe una lista infinita de cosas que “tenemos” que cumplir a lo largo de nuestra vida: tener una carrera universitaria, una pareja estable, hijxs, una casa, una mascota y un trabajo. Hay más: ir a cientos de diligencias diarias, pagar impuestos, entregar informes, reparar el carro y asistir a las reuniones del colegio de nuestrxs hijxs.
Sin embargo, nosotras mismas nos quedamos casi siempre de últimas y, por lo tanto, nuestra salud mental, emocional y física, así como también las cosas que realmente deseamos para nuestras vidas.
Así que la pregunta es: ¿cuántas de las cosas que hacemos corresponden a lo que de verdad es importante para nosotras?
Pareciera que a veces desperdiciáramos la vida en un constante movimiento que nos distrae y aleja de nuestra identidad, aspiraciones y sueños.
En la novela “96 horas”, la escritora venezolana Anicar Brus, explora la vida de Diana, una mujer que, un día cualquiera, sale de su casa en Amsterdam, sin imaginar que pararía en un hospital con la noticia de que le quedan pocas horas de vida. De ahí en adelante, Diana idea un plan de acción para vivir al máximo el tiempo que le queda.
Con una lectura ligera, divertidísima y reflexiva, “96 horas” nos transporta hacia un viaje de sentimientos que se leen de una sentada y que te dejan con la necesidad de parar y darle perspectiva a tu vida.
Así que si en tu lista de cosas por hacer está leer un libro delicioso, ¡este es el indicado!
En esta entrevista, Anicar reflexiona sobre la vida de su protagonista y los personajes de su libro, y nos cuenta cómo escribe, qué herramientas utiliza y qué debe tener una historia como la que ella, con mucha perseverancia y disciplina, logró escribir.
No podemos dejar de contarte que Patricia y Maricarmen fueron las mentoras, editoras y correctoras de este libro y, por eso, nos llena de felicidad que hoy sea una realidad.
¡Bienvenidas a esta entrevista!
Sin la intención de hacer spoilers, cuéntanos un poco sobre qué vamos a encontrar en “96 horas“
“96 horas” es una novela que está escrita para mujeres como yo.
Me gusta escribir porque es un proceso personal, me relaja, es mi momento de felicidad. A mí me encanta leer y tengo una vida bastante ocupada: el trabajo, los niños, el esposo, la casa, el perro y el gato.
Cuando estoy muy estresada me gusta leer libros que me transporten a un momento relajado y feliz, momentos que me hagan pensar, en profundidad, temas que son del día a día, pero sin agobiarme, porque ya para el agobio tengo lo demás.
Entonces yo escribí ese libro pensando en estas personas que realmente quieren pasar un momento divertido, porque el tono de la novela es jocoso y divertido, pero al mismo tiempo te hace caminar. La intención es que te haga caminar por reflexiones importantes del día a día que nos pueden pasar a todas.
Yo escribo basada en las cosas que escucho por la vida, cosas de la vida real que me inspiran y me hacen escribir esta fantasía real.
Hace un tiempo, estaba mirando el Facebook y descubrí a una chica que les comunicaba a sus amigos que tenía una enfermedad terminal. A mí me pareció muy triste, porque era una muchacha muy joven.
Pero luego ella iba publicando todos los días cómo iba su proceso. Lamentablemente falleció, pero cuando contaba su proceso lo hacía de una forma tan feliz, que yo dije wao, qué manera de afrontar los problemas, porque tú te puedes echar a morir, literalmente, o puedes decidir, simplemente decidir, cómo vas a vivir lo que te queda.
Eso fue lo que inspiró mi libro, entonces el spot de la historia es una mujer que es diagnosticada con una enfermedad terminal y que le queda muy poco tiempo de vida.
¿Qué harías tú si te quedaran 96 horas de vida?
Te voy a hablar del personaje del libro. Para mí es el alter ego de cualquier ser humano, porque en teoría, esa sería la situación ideal, es decir, la actitud con la que ella (la protagonista) asume ciertas cosas.
Yo creo que si me quedaran 96 horas de vida, las primeras 10 posiblemente las pase llorando y esa es la realidad, pero pienso que el libro me serviría de guía.
Este no es un libro de coaching ni mucho menos, pero después de escribirlo, me ayudó muchísimo a pensarme a mí misma en esa situación.
Yo creo que intentaría, al menos durante las últimas 10 horas, comprarme una buena botella de vino, estar con mis niños, estar con mi familia, armar una fiesta en mi casa y, bueno, que me agarre el rayo donde me tenga que agarrar. Esa es la teoría: una cosa es decir, otra cosa es hacer.
Pero pareciera que a veces sentimos que todos los días nos quedan 96 horas de vida, y que si no hacemos ya todo lo que soñamos, no lograremos nada y seremos un fracaso a las 20, 30 o 40.
¿Cómo crees tú que se logra ese equilibrio entre no vivir con tanta desesperación de tener que conseguirlo todo ya y vivir cada día con total conciencia, disfrute y plenitud?
Es un tema complicado porque yo creo que sí es generacional.
La inmediatez en la que vive tu generación no es la misma en la que vive la mía, ni es la misma en la que vive mi mamá, ni fue la misma en la que vivía la gente antes que eso.
Yo tengo el doble de tu edad, tengo ya dos hijos. Entonces, claro, si tú ves las redes sociales, todo pasa muy rápido, el flujo de la información es rápido, yo siento que todos vamos muy rápido, pero entiendo que tengo la plenitud del día y que, si todo va bien, no tengo por qué pensar lo contrario.
Ahora, ¿cómo vivir a plenitud sin la desesperación del día a día?, ese es un trabajo personal de cada quien.
Yo lo encontré, creo que siendo consciente de que no hay que esforzarse tanto por funcionar para todo, no esforzarse tanto con ir con el flow, no es importante ir con el trending. ¡Hay que relajarse!, yo siempre le digo a la gente “¡relájate y disfruta!”.
Somos muy lapidarias con nosotras mismas. Yo creo que los chamos de tu edad aún más, son muy lapidarios: “si no hago esto, si no termino, si no viajo, si no…” Ya va, pero no pasa nada si no.
A todxs nos pasa, tenemos días buenos, días malos; esa es la vida. Si estuviésemos todos los días contentas y todos los días viajando y todos los días cumpliendo sueños, sería aburrido. Creo que es un trabajo personal que tiene que hacer cada quien, yo todavía estoy intentando entender a veces cómo me siento.
Te invitamos a leer:
Entrevista a Paloma Sánchez-Garnica sobre su libro “Últimos días en Berlín”
Anoté textualmente esta frase de la protagonista porque me gustó mucho: “Seguía intentándolo por el miedo a seguir sola”. Cuéntame más.
Esa frase resuena porque nos enseñaron que hay un “felices para siempre“, y eso ha hecho a muchísimas mujeres quedarse en sitios donde realmente están sufriendo.
Tenemos miedo de estar solas y esa es una cosa muy mala. He leído muchos libros de antropología que te explican cómo el ser humano se desarrolla, y es que el ser humano por naturaleza busca el grupo.
Entonces, la soledad es un tema que da miedo a todas las edades, en todas las culturas y en todas las generaciones. Yo creo que es común para los latinos, para los europeos, para todxs…
Gente, podemos disfrutar de la soledad, pero hay un momento en el que, como seres humanos, buscamos el grupo.
Entonces, claro, cuando estás en una zona de confort y crees que tienes un amor, da miedo terrible a quedarte sola y tomar esa decisión de defenderte, sobre todo, de la costumbre. Es complicadísimo. Cuando -ahí voy con el spoiler-, hay rupturas y ves que puedes seguir, hay un cambio también en tu cabeza. Dices: “ay, mira, pero pude, o sea, tampoco era tan grave”.
Eso es lo que le pasa a la protagonista, se da cuenta y sigue.
¿De dónde crees que proviene la fuerza para afrontar el hecho de que te vas a morir?
Yo creo que la fuerza siempre sale de la necesidad de seguir, ¡seguir viviendo!
Yo he escuchado a tanta gente decir “bueno, la muerte es un proceso natural de la vida” y luego le toca una enfermedad que le da un miedo terrible. Lo único que piensas en esos momentos es “ay por favor, un día más”.
Lo que te da fuerzas para seguir es el miedo a no estar, el miedo a perder todo lo que tienes.
Yo lo que hacía en el proceso creativo era ponerme en la situación del personaje. Cerrar los ojos y decir “soy esta chica, ¿cómo sería una persona que conozco si estuviese en esta situación”.
Bueno, para adelante, porque si no echas para adelante vas para atrás, porque no tienes opción. Yo creo que la falta de opción te hace ir a un camino o a otro. Hay un momento de elección: mi protagonista decidió seguir hacia adelante.
¿Qué tanto de ti crees que hay en tu protagonista?
Yo creo que de mí hay mucho de lo que me gustaría ser. No sé si mucho de lo que soy.
De mí, puede ser que yo soy muy amiguera y divertida como ella. El amor por el vino puede ser algo que está en el personaje también. Pero ella, definitivamente, no soy yo, no es mi comportamiento; yo creo que es la unión de muchas personas y muchos caracteres que conozco. Es quizás mi alter ego en el sentido de que hay muchas cosas que el personaje es y hace, que me gustaría ser y hacerlas yo.
Me gustaría que habláramos un poco sobre tu proceso creativo a la hora de escribir y que nos des algunos consejos. ¿Cómo nace y se produce aquello que quieres decir a través de una historia?
He visto muchas entrevistas sobre cómo los y las escritoras muestran su proceso creativo.
Me encanta mirar a escritores que hablan de esto, porque la conclusión es que no hay uno igual. Yo te voy a hablar de lo que me funciona a mí, pero siempre busca lo que te funciona a ti.
A mí de repente me llegan ideas, pasan cosas y las escribo. En el teléfono, en las notas, me ha pasado, incluso, que me paro y grabo notas de voz. También tiene que haber un grado de disciplina, y ahí yo estoy todavía en el proceso de aprender, porque no es solo creatividad, que era lo que yo pensaba cuando empecé a escribir y decía “bueno, a mí me gusta hablar, escribir”, pero cuando empecé a hacerlo, una cosa que me ayudó mucho en ese proceso en la plataforma de Asuntos de Mujeres, es el apoyo que nos damos.
Cuando empecé a escribir tenía una red de apoyo de amigas que me leían. Ellas eran las que me decían “pero tú escribes muy bien”; y yo “bueno, puede ser”. Y me insisten “pero sigue escribiendo”.
Ese golpecito para seguir adelante y escribir mi primer libro fue gracias a mis amigas que me decían “pero ve, hazlo, escribe”. Ahí comencé a tomármelo más en serio.
A partir de ese momento pensé que esto era más un tema de creatividad, pero no tiene absolutamente nada que ver. De hecho, la creatividad viene de ti; todos somos creativos. Tiene mucho más que ver con eso, que si yo digo que voy a escribir una hora, tengo que escribir una hora al día, porque si no, no voy a llegar a ningún lado. Es también disciplina.
Yo escribo en la computadora y mi proceso es: tengo una idea, esto es lo que quiero hacer con ella y este es el tema.
Hago una sinopsis de los personajes, le hago una hoja donde escribo las características de cada uno y armo todo en mi cabeza. Cuando voy escribiendo le voy poniendo más características. Todo lo escribo como en un cuadro. A veces, la historia se me da muy fácil, porque pongo la idea, lo que quiero resaltar y escribo; después, le pongo títulos para tener una idea de hacia dónde va, y uno me va llevando al otro.
Hacer el esqueleto de la historia primero, a mí me funciona muy bien. Cuando ya lo tengo pensado y tengo el título, es mucho más fácil para mí.
Esta historia es sobre mujeres poderosas, realmente. Las mujeres poderosas podemos escoger cómo y con quién enamorarnos y si la historia de amor está ahí, chévere, porque es divertido.
A mí me encanta meterme en la historia, no sé si tengo vocación de actriz, pero realmente yo me imaginaba la película.
Pero este libro, quería que fuera ligero. No quiero que sea un esfuerzo leerlo porque yo creo en la lectura como un placer.
Hablemos de los bloqueos creativos. ¿Cómo haces que fluyan las ideas cuando se traban?
Yo tengo bloqueos creativos a cada rato. Me torturaba este, pero luego me dio muchas cosas.
No es porque vengas de Asuntos de Mujeres, pero Patri y y y Maricarmen me ayudaron muchísimo en el proceso, al decirme: “bueno, si no escribiste nada, vamos a revisar lo anterior; no pasa nada”.
Si no tengo nada que incluir, pues, escribo sobre otra cosa. Escribo sobre todo, sobre mis hijos, mi vida, mi esposo.
Lo que más me gusta es hablar mal de mi esposo, eso me da una relajación increíble y es terapia de manera chistosa. Si tú ves mi Facebook, la mitad de mis historias en relación al blog es sobre “El cabeza de queso”; así le digo a mi marido.
Bueno, eso es una cosa maravillosa para relajarnos, pero a mí la vida me da los temas.
Lo importante es escribir, levantarse y escribir, aunque sea una nota corta en 10 minutos, escribir cualquier cosa. Yo a veces no tengo nada que escribir porque estoy bloqueada y vuelvo a revisar el esquema del libro que estaba escribiendo, y empiezo, aunque sea, a corregir la ortografía. Pero no importa, es la disciplina de intentar hacerlo.
Claro, y ahora que nombras a Maricarmen y Patricia, ellas tienen un concepto que seguramente has escuchado, y con el que la mayoría conectamos. Se trata de esa vocecita que empieza a decirte que no puedes, que qué estás haciendo, que quién crees que te va a leer.
Se llama “La Cabrona”. ¿Tú qué haces cuando empieza esa cabrona a gritar en tu cabeza?
Primero te voy a decir algo que no sé si la gente me lo cree, ¡a mí no me pasa eso!
Yo no tengo a veces un “¿le gustará a alguien?”. Pero algo que me pasa es que yo soy muy feliz si le gusta a una persona.
Entonces, cuando yo publico algo en Facebook o Instagram y a una persona le gusta, yo soy feliz. Y siempre tengo al menos una persona que me escribe en el privado y me dice “me encantó lo que escribiste”.
Cuando me llega “la Cabrona”, la archivo, porque trato de no sabotearme. Entonces a mí no me pasa y no tiene que ver con el ego, tiene que ver con la realidad, no sé por qué.
Estoy muy ocupada, eso también puede ser, entonces yo puedo muy fácil archivar cosas en la cabeza. Cuando tengo un problema muy grande en la oficina y no estoy preparada para resolverlo, lo archivo y me pongo a hacer otra cosa. Entonces, no sé, quizás ella vino conmigo en el paquete; pero así funciona, así lo manejo.
No dejo que las cosas me amarguen demasiado por demasiado tiempo.
No me doy cuenta de eso hasta que lo converso y lo vocalizo, porque para mí es natural.
Creo que a veces tiene que ver con cómo es tu personalidad, cómo fuiste criado. Yo no soy demasiado dura conmigo misma, pero tampoco demasiado blanda, o sea, tampoco es que yo vivo diciendo “Anicar, qué maravillosa eres”, yo no lo necesito porque estoy contenta. Yo me gusto, entonces yo creo que no sé cómo llegué ahí, pero cuando te gustas a ti misma, no tienes tantos rollos.
Volviendo al libro, comentabas que tu red de amigas fue una gran ayuda y eso también lo veo mucho en el personaje, ¿qué tanta importancia crees que tiene el tener un equipo de mujeres a tu alrededor que te digan “váyalo que sí, esto es muy bueno”?
Siempre es muy importante tener un grupo de seres humanos que te hagan sentir bien, libre, que te apoyen en cada paso. Es fundamental en la vida de todos.
Eso no quiere decir que tienes que tener cientos de amigxs, porque eso no es real. Pero un buen círculo cercano te va a salvar de mil psicólogos y psiquiatras.
Mi mejor terapia es mis amigas y un vaso de vino; es el momento en el que me relajo y hablo de todo. Para mí personalmente ha sido eso importantísimo, y no es algo de todos los días, tampoco me gusta el compinche, pero saber que tienes amigas con las que cuentas; que respetan lo que haces, tus cosas buenas y malas.
Luego entendí, en esta red de Asuntos de Mujeres, a reconciliarme conmigo y encontrar gente que está en la misma onda.
Encontrar gente que está en la misma onda es lo mejor que nos puede pasar.
Es esta teoría de que somos la suma de las cinco personas más cercanas y de las cinco personas más cercanas a las cinco personas más cercanas y así uno va.
Así vamos, exactamente. Pero todo el mundo tiene la misma frecuencia, porque te empuja. Sin saber tú estás empujando a alguien y alguien más a ti.
¿Dónde puedes encontrar 96 horas?
¡En Amazon! En España está en la Casa del Libro y para Latinoamérica también en Amazon, por supuesto, y ya está en todas las plataformas digitales.
Conoce más a Anicar a través de su Instagram: