Clara Sánchez: “El éxito, en el fondo, crea más víctimas que el fracaso”

Clara Sánchez entrevista.

Si había algún atisbo de duda sobre la importancia de la escritora Clara Sánchez en el panorama literario español, este año se ha disipado por completo.

La escritora y filóloga no solo puede presumir de haber vendido millones de copias de sus libros o ganado los premios más importantes de la literatura de habla hispana -como el Premio Planeta, Premio Alfaguara y el Premio Nadal-, sino que, desde el pasado 8 de octubre, ingresó como miembro de número de la Real Academia Española (RAE) para ocupar la silla X.

Es la mujer número 14 en más de 300 años de historia de la institución, frente a los 486 hombres que han ocupado alguna silla desde su fudación.

Además, su nombramiento coincide con el lanzamiento de su decimoquinta novela: Los pecados de Marisa Salas (Planeta, 2023), una novela muy inteligente y de lectura fácil, pero con un trasfondo profundo y complejo. Como ella. Como la vida misma.

“Los pecados de Marisa Salas”, la nueva novela de Clara Sánchez.

El libro cuenta la historia de Marisa Salas, autora de una novela llamada Días de Sol, que pasa inadvertida al ser publicada. Al mismo tiempo, otra escritora, Carolina Cox, logra mucho éxito con otra novela en la misma editorial, lo que hunde a Marisa y decide no volver a escribir. Treinta años después, Luis Isla, un escritor joven, encabeza las listas de ventas y levanta la admiración del mundo literario. Al leer la obra de Isla, Marisa descubre que es la copia íntegra de su Días de Sol, de la que no conserva ningún ejemplar.

Clara Sánchez es una mujer sencilla, humilde y encantadora. Conversar con ella es una experiencia fascinante. Tuve el placer de hacerlo hace unos días en Madrid y esto fue lo que me contó:

Clara Sánchez y la RAE

Quiero felicitarte por tu ingreso en la Real Academia

Sí, yo creo que ha sido muy importante. Para mí y para todas las mujeres, ¿sabes?, es un hito. Estoy muy contenta. Es algo que me hace mucha ilusión, porque además no es algo puntual, es algo que implica trabajo y que transcurra en el tiempo. Aprenderé mucho.

Y aportarás muchas cosas también

Aportaré lo que pueda, sí.

Catorce mujeres, 300 años de historia, ¿cómo llevas eso?

Sí y ahora mismo somos 11. Estoy encantada de contribuir a aumentar ese número de mujeres. Está bien porque en los últimos años, en ese sentido, ha habido una apertura importante.

En tu discurso de recibimiento, al referirte a los presentes, dijiste “académicos y académicas”; es decir, usaste el lenguaje inclusivo, ¿fue una decisión consciente?

Consciente, completamente. Claro, “académicos y académicas”, porque es lo que hay. Yo recuerdo, que, cuando se presentó Carmen Conde, dijo solo “académicos”. Gracias a cómo han cambiado las cosas, ahora ya es “académicos y académicas”.

¿Se puede considerar una declaración de intenciones?, porque la RAE en el pasado se ha manifestado explícitamente en contra del uso del lenguaje inclusivo.

Yo creo que lo del lenguaje inclusivo es algo que hay que ver bien, examinar bien y hay que hacerlo posible, pero no a lo loco. Hay que estudiarlo. También creo que no todos los académicos y académicas piensan lo mismo sobre el lenguaje inclusivo.

Espero que no.                        

Alguno, a lo mejor, hace una declaración polémica sobre el tema, pero yo pienso que eso no quiere decir que los demás piensen igual. Lo que pasa es que hay que normalizarlo.

La Real Academia no es una institución de caprichos, es muy seria y con mucha gente trabajando, como los grupos de lexicógrafos y todas las academias latinoamericanas. Hay que pensar que es la sociedad la que manda, no es la Academia.

La Academia normaliza, pero es la sociedad la que con sus usos y costumbres, y con sus requerimientos va imponiendo lo que la Academia tiene que recoger.

¿Alguna vez soñaste con esto?

Pues no, con otras cosas, sí; pero con lo de la Academia, nunca.

Y de pronto, me llamaron para decirme y me sorprendió. La incorporación es muy complicada y lleva mucho tiempo, te llaman para preguntarte si quieres o no ser aceptada, pero eso no quiere decir que vayas a salir. Hay que pensarlo bien, porque te puedes llevar una gran decepción.

Pero en tu caso ya sabemos que, al menos la mitad más uno de todos los académicos y académicas, han dicho que quieren que ingreses. Es impresionante. 

Eso fue de verdad muy reconfortante, porque también depende de cómo entres a los sitios, y yo entro con la sensación de que querían que estuviese allí.

Yo me siento muy representada y estoy muy contenta por ti.

Muchas gracias, de verdad que sí. Yo lo haré lo mejor posible.

En el discurso también dijiste: “Perder el alma para ganar el amor, entraña cierta poesía; perder el alma para ganar la posteridad, la fama imperecedera, resulta monstruoso”. Allí yo veo a los personajes de tu novela, a Marissa y a Carolina.

Sí, sobre todo a Carolina que quiere mantener ahí el éxito, sea como sea. El declinar de su éxito no lo lleva nada bien, lo lleva muy mal. Con esto he querido decir en la novela, a través de estos personajes, que el éxito, en el fondo, crea más víctimas que el fracaso.

El éxito crea a muchas víctimas. El éxito tiene mucho veneno dentro, es demasiado adictivo.


Artículos relacionados:

Clara Sánchez: “La independencia sentimental es el siguiebte reto que las mujeres tenemos que conquistar”

Ayanta Barilli: los escritores escribimos sobre lo que conocemos y sobre lo que nos mueve el piso.


Clara Sánchez y el éxito

¿Tú te sientes exitosa?

Exitosa, no; yo me siento trabajadora. Nunca me he sentido exitosa, a pesar de haber tenido buenos éxitos a veces, pero no toda mi carrera.

Yo me siento alguien que se empeña y trato de hacer lo mío lo mejor posible. No sé, no tengo esa sensación dentro.

Hay gente que sí. Hay mucha gente que se siente exitosa y me parece bien, pero yo no, para nada. O sea, más bien, siempre he tenido como algo en mí de proletaria. Sí, de proletaria de la literatura.

¿Nunca te has sentido exitosa?

Alguna vez he caído un poco en eso, pero sabía que era efímero. En general, nunca me he sentido así.

Los pecados de Marisa Salas

Los personajes de esta novela tienen muchos matices. He empatizado con todos.

Claro, todos nos desarrollamos, las circunstancias van cambiando y nosotros vamos cambiando con las circunstancias.

Marisa Salas no es la misma al principio que cuando descubre que existe Luis Isla o cuando comienza su relación con Carolina; es un personaje que va evolucionando mucho.

Por ejemplo, va vertiendo ese sentimiento de venganza que tenía, se va dando cuenta de que no merece la pena continuar, que ya las cosas han cambiado.

Eso es otra cosa que que es la creo que tiene mucha fuerza dentro de la novela: la venganza. La venganza es lo más tonto que existe, porque es que cuando la vas a ejercer, resulta que todo ha cambiado.

Eso de que “la venganza es un plato que se sirve frío”, me parece la cosa más tonta del mundo, porque cuando llega el momento, nada es igual y has perdido un gran tiempo de tu vida con un sentimiento que no vale para nada.

¿Cuál fue la chispa que encendió esta novela que, debo decir, no se parece en nada a las últimas que has publicado?

Son historias completamente diferentes, pero verás que es el poder y la manipulación lo que está en el fondo. Siempre estoy hablando de lo mismo.

Esta novela es sobre el poder al que estamos sometidos los escritores, porque estamos en manos de todo el mundo y somos víctimas de tener que gustar a todo el mundo. Eso es tremendo. Luego, también la manipulación a la que puedes estar sometido y de la que no eres consciente.

¿Y la historia?

Yo creo que estaba pensando en mi primera novela, en la vida, y surgió. Me pregunté qué me habría pasado a mí si yo hubiese tirado la toalla con mi primera novela y entonces, de pronto, me revestí de Marisa Salas y ya está. Y de ahí nació.

En el libro, Marisa Salas dice: “Los lectores no son como los espectadores, que soportan que las estrellas de cine también cambian de rubias a morena, de pelo largo a pelo corto. Los lectores son espíritus más sutiles, más influibles, más exigentes”. ¿Tú piensas lo mismo?

Sí. Los lectores son muy muy exigentes porque, además, nosotros somos menos visibles, o sea, en el fondo somos muy desconocidos, no somos famosos. Incluso, el más famoso no es tan famoso como una persona que está en reality.

Por ejemplo, ahora con la novela doy unas cuantas entrevistas y me tomo algunas fotos, pero luego desaparezco hasta que tenga otra novela.

¿Sabes entonces qué pasa? Que el lector te quiere reconocer, no puedes cambiar, no puedes ser morena y luego ponerte rubia, porque dicen, “yo en este libro estaba buscando a Clara y esa no sé quién es”.

Eso se lleva también a la novela, tienes que tener un estilo fiel para ser reconocible.

En la novela,  Luis Isla tiene muchísimo éxito y hasta le dan un premio por su novela

Sí. Ahí hay una crítica implícita de que el éxito lleva al éxito. Ya no importa lo que hagas, ya lo único que importa es que eres una imagen y la imagen tiene mucho poder.

Me parece curioso viniendo de alguien que se ha ganado todos los premios que alguien se puede ganar. ¿Cuál es tu opinión sobre los premios, considerando, por ejemplo, lo que le pasó a Luis Isla en el libro?

Los premios son estupendos porque te animan, te ayudan a hacer más lectores, te llevan hacia delante.

Cada caso es diferente. A Luis Isla le llega en el fondo, es un premio que se merecería Marisa, pero como Marisa ha decidido que quizá ella va a seguir con su vida, que está más cómoda y que pase por ese proceso de éxito, pues ya está.

Y luego Marisa también dice: “Para los escritores, los peores momentos, son los mejores”.

Estoy totalmente de acuerdo, a mí me ha pasado.

He pasado momentos muy angustiosos, muy críticos y que luego sean precisamente esos momentos los que te da la savia para escribir, porque es que el escritor tiene algo, y es que tiene que tener algo que decir.

Y luego, como escritor, a veces pasas por momentos oscuros en que nadie se acuerda de ti, en que estás solo y, al final, esos momentos se convierten en los mejores, porque han sido los momentos de reconcentración.

Pero que a veces no eres capaz de verlo en el momento, sino cuando tienes perspectiva.
En el momento yo creo que no se ve nada. Yo en el momento nunca veo nada, es después cuando te das cuenta de que ese momento que considerabas tan malo era un momento que era bueno.

Marisa Salas dice: “Ningún empeño y ningún esfuerzo deben luchar contra la corriente en un río furioso, no merece la pena ahogarse en el intento. Es más saludable buscar pequeños y agradables afluentes”. Esto es lo contrario a lo que nos dicen desde pequeños de luchar por nuestros sueños a toda costa.

Estoy de acuerdo con Marisa, porque la vida es corta y a veces los deseos son como ese río furioso y vamos ahí contracorriente y te dejas la vida y no merece la pena. Es mejor encontrar los afluentes pequeños que te vayan llevando, pero más suavemente.

Porque te puedes empeñar y puedes bracear y puedes conseguir eso que tanto quieres, pero cuando llegas ahí estás destruido, porque te has encontrado con broncos, con paletas, has tenido que luchar tanto que no sé si merece la pena.

El libro se llama “Los pecados de Marisa Salas”. ¿Cuáles son esos pecados?

El pensar, al principio, que se habría merecido más, que otra persona se llevó su éxito, que se rindió y se derrumbó ante su primer fracaso, no creyó en ella. Esos son sus pecados.

Foto principal: Patricia Rosas-Godoy.

¿Quieres recibir información que te empodere?

¡Suscríbete a Asuntos de Mujeres!

¿Qué temas te interesan?
¡Gracias por suscribirte! Recibirás información que te empodera, te hace sentir bien, te da herramientas y te acompaña. Asuntos de Mujeres es un lugar seguro.
Asuntos de Mujeres