Este texto forma parte del Reto de Escritura Creativa realizado por Verónica Toro, quien que se ha dedicado a sacar lo mejor de todos los que quieren expresarse a través de la escritura. ¡Disfruten!
Soy suegra de tres mujeres, entre los 34 y los 24 años.
Y hoy quiero hacer un homenaje a mi propia suegra, quien murió hace poco y me dejó una clara enseñanza de cómo debe ser la ideal mamá del esposo y la ideal abuela paterna…
Este tema es muy difícil en muchas familias, en la mía por ejemplo, mi mamá nunca supo ni le interesó saber los nombres de los nietos por el lado de sus dos hijos, se limitaba al saludo y unas cuantas palabras sin importancia.
Esa fue su decisión y creo que se privó voluntariamente de disfrutar todo lo bueno de ser abuela de “muchos” nietos y no sólo de unos cuantos.
Mi suegra tuvo 11 hijos, 7 hombres, 4 mujeres y varias “novedades”; a los nietos por parte de sus hijas los amó profundamente y siempre quiso protegerlos, seguramente, porque era tanto su temor y su amor, que no veía en sus yernos la suficiente capacidad y empuje que ella creía necesario.
A los nietos, hijos de sus hijos, también los quiso mucho, no tanto como a los otros, pero sabía sus nombres, preguntaba por su rendimiento académico y su comportamiento, enorgulleciéndose al ver en ellos que sus propios hijos, dieron buen testimonio en sus hogares de la educación (bastante estricta, por cierto) que ella les había dado.
Aquí viene lo que a mí me tocó: ella me enseñó que la mejor suegra es la que tiene la boca cerrada para opinar cuando no le han preguntado su parecer, y si éste no favorece a la nuera, mejor aún.
Si es mucha la gana de expresarse, es mejor contar hasta 500 o rezar un rosario completo, y esperar que se pase esa gana. Siempre, ser todo oídos, ojalá sólo oídos para hijos, nietos y nueras, ya que las soluciones a muchas situaciones preocupantes que tienen ellos, pueden encontrarlas más fácilmente cuando las expresan libremente a una persona que no está oyéndoles para juzgar, sino para hacerles sentir que no están solos en el mundo, que pase lo que pase, se les ama con todo el corazón.
En cuanto a los nietos, mis nietos, los amé desde el primer segundo en que recibí la noticia de su llegada a este mundo, y me prometí que si veía que ellos querían más o tenían preferencia por sus abuelos maternos, yo entendería y agradecería a Dios por el regalo que recibieron ellos de tener 4 abuelos siempre amorosos y atentos a cada día de sus vidas.
A mis nueras, espero y confío en que mi actitud natural y amorosa con sus hijos, mis nietos, sea la forma de mostrarles que en mí sólo encontrarán apoyo de mujer, de madre y de abuelita, la palabra más hermosa para definir el amor.