Ella tiene 87 años y viaja sola de Barranquilla a Bogotá. No me reconoce hasta que le digo ¡abue hola!
Nerviosa, me dice: ¡mija!
El encargado de traerla en su silla de ruedas y por recomendación, nunca apareció. Le pregunté, ¿Con quién vienes? y ella contesta: ¡a pue! sola, ¿Acaso necesito a alguien? Yo me bajé y caminé por donde cogió todo el mundo. Me sorprendí. En ese momento llamé a mis tíos, a mi mamá y les conté. Me la llevé a mi casa.
Al día siguiente ella y yo nos íbamos a Florida desde Bogotá, era un vuelo largo para ella. Me preguntó ¿Para dónde vamos? y le dije: vamos a Estados Unidos para donde tu hijo Rami, que Raúl se gradúa y vamos a pasear, pura playa, brisa, mar y licor. Ella sonrió.
Cuando el piloto anuncia que ya vamos aterrizar…
Ella: ya bajémonos.
Yo: no abue, todavía no, porque falta que aterrice.
Ella: pero siento que paró.
Yo: mira por la ventana.
Se tranquilizó.
Aterrizamos, salimos del avión, recogimos las maletas, habíamos llevado maletas para nuestros 20 días, hicimos migración en 5 minutos por el servicio especial, después nos recogió la esposa de mi tío y de pronto se escuchó su voz: ¡Ajo! esta Cartagena sí que la han cambiado.
Riéndonos le dijimos: estamos en Estados Unidos, vamos a casa de tu hijo Rami, que Raúl se gradúa y vamos a pasear, pura playa, brisa, mar y licor. Ella soltó la carcajada. Estaba emocionada.
Ella tiene Alzheimer. Y yo era la encargada de cuidarla. Aunque no entendí muy bien lo de “encargada” hasta que llegamos. Cuando dormía con ella, cuando se despertaba en la madrugada varias veces, cuando estaba pendiente de su comida, a que no se saliera sola, a recordarle que estábamos en Estados Unidos donde su hijo Rami, que Raúl se graduaba, que íbamos a pasear, pura playa, brisa, mar y licor. Me estresé y me cansé.
Pero era yo la que me quedaba con eso, porque ¿ella? a ella se le olvidaba.
Me di cuenta de que sus días dependían de lo que mi familia y yo le ofrecíamos, de nuestras risas, de seguirle los temas, de crear un mundo lleno de amor y de llevarla a pasear. Olvidar cada minuto pasado y crear. ¿Qué experiencia de mí tenía la abuela? ¿Qué experiencia tiene ella de mi familia? Aquí les dejo el link de la gran experiencia que tuve de ella…
…Aunque lo haya olvidado.
Has pensado en: ¿Qué experiencia tiene la gente de ti cuando estás con ella?
Tenemos una experiencia hasta de nosotras mismas. Eso que nos decimos a diario: ¿será que podré? Yo no soy tan buena en esto, me tengo que documentar para poder hacerlo, a veces me complico tanto, me veo bien así vestida, ¡fenomenal!, aunque la verdad estas caderas (se puede reemplazar por: hombros, cintura, pierna, barriga o brazos) no tienen ¡solución! Todo eso que dices de ti es la experiencia de ti.
Ahora, ¿Sabías que puedes cambiarla eligiendo quién ser en cada situación? Yo elegí ser amorosa y divertida para mi abuelita…. ¿Y tú? ¿Quién quieres ser hoy?
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Foto: CindyP