Es mi decisión: no quiero tener hijos

no quiero tener hijos

En este artículo, Yoana (@yarenasb_) tiene algo que decir: ¡No quiero tener hijos! ¿Por qué nos cuesta aceptar esta decisión? Aceptemos que no todas las mujeres quieren ser madres. Lee más aquí


¡Basta ya!

Me casé hace dos años tengo una relación de pareja estable con la que estoy muy satisfecha y agradecida, pero desde que lo hice y cuando me encuentro con personas que hace mucho no veo, lo primero que me preguntan es ¿para cuándo los bebés? y otras más osadas o mejor más atrevidas me preguntan ¿Cuántos meses tienes?

Es cierto que antes pesaba 48 kilos y ahora estoy en 55, pero ¿De verdad me veo tan gorda como para que me pregunten cuántos meses tengo? No lo creo.

Ustedes pensaran que estoy loca o que es una pregunta sencilla y sin mayor importancia, pero a mi ese tipo de imprudencias me sacan de quicio, me descontrolan, me dañan el día, me parecen una falta de respeto.

¿Cuál es el problema de no querer tener hijos?

Pero lo peor llega cuando con una mirada profunda y una sonrisa bastante hipócrita de mi parte respondo ¡No quiero tener hijos!

Es como si hubiese confesado que asesiné a alguien y de inmediato llega el repudio, la cara de sorpresa y las famosas frases ¡Pero si los hijos son una bendición! ¡Un hogar sin niños está incompleto! ¡Los designios de Dios establecen que una familia debe estar conformada por padres e hijos! Y por supuesto ya mi nivel de paciencia llega al abismo.

Con el día destruido y la imagen de ese momento dando vueltas en mi cabeza empiezo a autoevaluarme, a pensar en la razón por la cual no quiero tener hijos. Y me doy cuenta de que son muchas las razones. Además, me siento en el mundo de la película animada “Intensamente”, donde mis emociones se mezclan pero cada una quiere defender su espacio.

Tengo mis razones

Primero siento que tengo una responsabilidad social, que no puedo tener hijos en un mundo sobrepoblado donde cada día escasea más el agua y el aire puro; donde miles de niños están abandonados y millones mueren a causa de la violencia.

Luego sale mi parte más feminista, esa que quiere gritarle a todo el mundo “no soy una maquina reproductiva”, soy una mujer completa y llena, sin necesidad de tener un bebé.

Me considero una mujer empoderada de mi vida, de mi presente y mi futuro. Lo mejor aún es que me casé con un hombre que sabe que me gusta llevar las riendas de mi vida, que va a mi lado y no delante de mí; pero sobre todo que respeta mis decisiones.

Luego llega esa parte sensible, esa que me hace pensar en lo bello que sería tener un ser dentro de mí, que ame más que a nadie en el mundo, un ser a quien enseñarle sobre las cosas de la vida y que pondrá la mía de mil colores. Pero les quiero confesar algo… este sentimiento dura muy pocos segundos. Enseguida empiezo a cuestionarme sobre cómo hacen para soportar días sin dormir, para aguantar los berrinches en la calle o en el supermercado, para controlar la adolescencia, para no tener tiempo de ir a cine o escaparse una noche con la pareja y definitivamente digo ¡NO QUIERO TENER HIJOS!

No me importa si piensan que soy una egoísta y mucho menos si es un pecado no procrear. Lo único que tengo claro es que mi decisión está tomada y que la gente debe de vivir su vida y dejar de criticar la mía.

Así me ahorrarían un mal día y una encrucijada donde mis sentimientos se enloquecen y me generan inestabilidad en una decisión que está más que clara.

Sólo pido Respeto por mis decisiones.

Fotos: Pixabay.


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