Tranquilidad significa ausencia de angustias, miedos, culpa o dolor.
Condecía Buda: “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.
Vamos a tener momentos en nuestras vidas que causarán dolor, como la partida repentina de un ser querido, enfrentar una enfermedad, romper una relación amorosa o perder el trabajo.
Estas son cosas que no vamos a poder evitar, pero si entendemos y aceptamos estas situaciones como parte de la vida misma y nos damos permiso de comprender ese dolor, de sanarlo y aceptarlo, podríamos cerrar de mejor manera nuestros ciclos.
Todo está en cómo veas las cosas
La tranquilidad es algo que se cultiva desde el interior, con paciencia y despreocupación. No es que desde ahora vas a encerrarte en un cuarto sola o irte a una montaña con cabras, no; de lo que se trata es de aprender a traer ese equilibrio y balance interno a tu día a día.
Porque si internamente estás en calma, paz, plenitud y armonía, vas a observar y afrontar cualquier adversidad desde esos lentes.
Siempre vas a tener la opción de colocar pausa a tu día, así sea por 5 minutos, para ir hacia adentro, intentar conectar con tu calma y paz interior; no necesitas ir a un lugar específico (si tienes la oportunidad de hacerlo ¡Maravilloso!); nuestra tarea está en decidir que más allá del agite y caos diario en el que nos toca vivir y los torbellinos de emociones que afloran diariamente, sea siempre el estado de paz y tranquilidad, nuestro real estado por naturaleza, al cual podamos regresar cuando más lo necesitemos.
Debemos tener en cuenta que los días o momentos en que tenemos menos paciencia o no tenemos la capacidad de mantenernos tranquilas, nos sentimos más cansadas y estresadas; recuerda buscar la manera de reducir el estrés, porque este baja las defensas, perjudica el sistema inmune y te vuelve más propensa a enfermarte.
Mantente activa, haz deporte, camina, haz yoga, pilates, muévete, sacude esa tensión, trata de llevar una alimentación balanceada y saludable, bájale al azúcar, harinas refinadas, enlatados, comidas congeladas o procesadas; trata de consumir más frutas, frutos secos, vegetales, tomar agua y descansar.
Una investigación realizada por la Universidad de California, encontró que la falta de sueño conduce a cambios en el cerebro que provocan que sea más difícil tomar decisiones positivas y además nos hace más propensos a ceder ante los antojos.
¡Disfruta el día 2, practicando la tranquilidad!
¡Mañana vamos con nuestro tercer día! ¡Pendiente!