Un postre clásico que nunca puede fallar es un cheesecake o torta de queso, y si lo combinamos con unas deliciosas frutas frescas se convierte en un éxito seguro.
Pocos son los que no se rinden ante la combinación de esta torta suavecita y cremosa, en contraste con la acidez de los frutos rojos.
Hacer un cheesecake es muy sencillo y nos llevará muy poco tiempo, solo debemos tener en cuenta unos pequeños detalles. Así que les comparto acá los secretos para que sea una receta infalible.
Hoy en nuestras #Recetasqueemocionan incluimos este clásico de la pastelería
Para la base
- 2 paquetes de galletas de vainilla
- 25 gr de almendras*
- 25 gr de nueces*
- 120 gr de manteca (mantequilla)
Relleno
- 600 gr de queso crema firme
- 120 gr de azúcar
- 30 gr de harina todo uso
- 90 ml crema de leche
- 3 huevos
- 20 ml de esencia de vainilla
- Ralladura de 1 limón
Cubierta
- 200 gr de frutos rojos
- 50 gr de mermelada de damascos (albaricoque)
- 20 ml agua
- 100 gr de mermelada de frutilla (fresa)
Precalienta el horno a 180°C.
Forra por afuera la base del molde con papel aluminio y colócala sobre una placa.
Agrega las galletas, las almendras y las nueces en una procesadora, tritúralas hasta hacer un polvo, luego incorpora la manteca y procésala hasta que se integre.
Coloca la mezcla en la base de un molde desmontable de 22 cm**, presiona con las manos para compactar y cubre toda la superficie. Hornea a 180°C por 12 minutos, retira del horno y deja enfriar.
Baja la temperatura del horno a 110 °C.
Coloca en un bol el queso crema, mezcla con ayuda de un batidor de mano hasta que esté cremoso y sin grumos.
En otro recipiente, une el azúcar y la harina, luego incorpórala al queso crema y mezcla hasta que sea una masa homogénea.
Añade la crema de leche con la esencia de vainilla, la ralladura de limón y por último los huevos, uno por uno y mezcla todo muy bien.
Cuando esté listo, coloca la mezcla en el molde y hornea a 110°C por 50 – 60 minutos.
Vas a saber que está listo cuando al mover el molde, el centro del pastel no se mueve.
Apaga el horno y deja adentro el pastel hasta que se enfríe por completo; esto ayudará a que no se rompa en el centro.
Generalmente, al cheesecake se le hacen grietas en el centro por dos razones: la primera es por hornear con una temperatura muy alta y la segunda, es porque al terminar el horneardo se saca el cheesecake del calor del horno y este cambio de temperatura hace que se rompa.
Una vez el cheesecake este completamente frío, pasa con cuidado un cuchillo o espátula por los bordes del molde y desmolda.
Para la decoración, coloca por encima la mermelada de fresas. Si deseas darle un poco de brillo a los frutos rojos, mézclalos con la mermelada de damascos diluida en agua y luego coloca por encima del cheesecake.
*Si eres alérgico a los frutos secos, puedes omitir las almendras y las nueces.
**Es preferible realizar esta tarta en un molde desmontable, de esa manera se hace mucho más fácil al momento de desmoldarlo.
¡A disfrutar!