Patricia Pizzolante de @Sens.Psicologia, nos cuenta su propia historia como mamá inmigrante en España, nos dice a qué estamos sometidas las mamás en estas épocas y nos da recomendaciones para que el estrés no atente contra nuestra salud mental.
Cuando atravesamos una crisis personal, familiar, económica, o en este caso, sanitaria, nuestra realidad como madres inmigrantes puede llevarnos a sentirnos muy vulnerables.
Sentir que estamos solas, sin apoyo de la tribu, puede generar mucho más estrés del que podemos imaginarnos.
Migré hace siete años a España y formé familia en este país. He pasado diferentes etapas durante el proceso migratorio, y hoy ya me siento integrada al nuevo lugar, además de saber que he podido desarrollarme como persona y profesional lejos de mi tierra.
Te invitamos a leer: ¿Qué hago con este estrés?
Pero no todo ha sido color de rosa
A lo largo de estos años he vivido diferentes situaciones que me han movido hasta lo más profundo de mi ser. Y es que, vivir una crisis vital en un país que no es el tuyo no es fácil.
El nacimiento de mi primera hija, una enfermedad, una operación mayor de mi pareja, y ahora la pandemia, han sido algunos de esos momentos en los que me he sentido más vulnerable y he experimentado nuevamente y de manera más intensa, la angustia, el desamparo y la extrañeza de no estar en el lugar en el que siento que tengo control, y he sentido miedo y tristeza por estar lejos de los míos.
Son muchas mujeres también a quienes acompaño como psicóloga y psicoterapeuta, que en estos meses han sentido el terror de enfermarse, ellas o sus parejas, al no saber quién cuidaría de sus hijxs.
Mujeres que están agotadas psicológicamente por la demanda que significa trabajar con los hijos en casa, sin contar con familiares que puedan echar una mano unas horas al día.
O madres con un grandísimo temor a las consecuencias que deja la crisis económica y que pueden hacer difícil el responder a las necesidades de sus hijos y finalmente, a sostener el proyecto migratorio.
Somos muchas mujeres, madres y migrantes que en tiempos de Covid-19 sentimos que la responsabilidad propia de nuestro rol se vuelve agobiante
Por mí y por ellas escribí estas líneas.
En primer lugar, me gustaría recordar que el sentir malestar en estos momentos, en forma de estrés, ansiedad, desesperanza, rabia, confusión, es NORMAL.
El estrés es la respuesta adaptativa que tenemos cuando nos enfrentamos a la adversidad, ya que nos ayuda a reaccionar y a dirigir todos nuestros recursos hacia un objetivo claro: salir de la situación de peligro. Además, en el mejor de los casos asegura que nos cuidemos y cuidemos de los nuestros y que nos preparemos para lo que pueda venir.
A veces esto funciona así y cumple esta importante labor, otras veces, el estrés se incrementa de tal manera que nos bloqueamos, y puede convertirse en un problema cuando paraliza, pero también cuando produce una ansiedad que, sostenida en el tiempo, da agotamiento psicológico y otras alteraciones emocionales.
Los síntomas asociados a la sobrecarga que podemos sentir en estos días pueden aparecer inmediatamente, en semanas o meses más tarde:
Insomnio.
Ansiedad.
Alteraciones en la conducta alimentaria.
Irritabilidad.
Tristeza o desesperanza.
Problemas de pareja.
Sentimientos de soledad o vacío.
Ataques de pánico.
Síntomas físicos diversos.
¿Qué genera estos niveles de estrés?
Desde el momento en que nos convertimos en mamás o papás, sentimos que la responsabilidad total de cuidar de un ser humano indefenso y dependiente recae sobre nosotrxs.
Cuando migramos y estamos lejos de los amigos y la familia, esta responsabilidad puede ser algo muy demandante, pues sentimos que somos los únicos que estaremos allí si nuestrxs hijxs nos necesitan.
Además, intentamos responder a la tarea de acompañar y sostener la angustia de nuestros hijos, generada por toda esta
situación, mientras lidiamos con nuestros propios temores.
Por ejemplo, el temor de que sus hijos pudiesen quedar desatendidos, es algo que manifiestan muchas madres que asisten a nuestra consulta en estos días de Covid19 y las hace sentir abrumadas o desbordadas emocionalmente.
– El afuera se convierte en una amenaza: Quienes somos madres inmigrantes sabemos que el sentirse ajena al nuevo entorno, puede con cierta facilidad, encender todas nuestras alarmas. No podemos olvidar que el temor a lo desconocido se incrementa cuando estamos en la tarea de cuidar y proteger a un ser indefenso o dependiente de nosotros.
Podemos sentir que nos volvemos desconfiadas y el exterior se vive como una amenaza, haciéndonos entrar en modo de defensa. Situaciones como la que ha traído la pandemia, en donde hay una amenaza real en el afuera – el virus – que se suma a lo desconocido del lugar, puede llevarnos a estar en un estado de alerta continua.
– El temor a enfermarse: El temor de que nuestra pareja se enferme o de que a nosotros nos sucede algo, se incrementa en un momento como este. Si es la pareja quien se ha enfermado, podemos lograr responder a las demandas externas adecuadamente, pero sentir muchísimo estrés.
– La inestabilidad económica y laboral: Por otro lado, se presenta frente a nosotros un futuro incierto en relación a lo económico y laboral. Surge el temor de quedarnos sin trabajo en un momento complejo a nivel mundial ¿Cómo responder a las necesidades de nuestrxs hijxs si esto llegase a suceder? – es una pregunta que hacer ruido en la cabeza de muchos padres y madres en este momento.
También, se habla de un regreso diferente al cole y nos encontramos imaginando el mes de septiembre sin los recursos familiares
y/o económicos que podrían facilitarnos la posibilidad de responder a la nueva realidad sin tener que dejar nuestro trabajo.
No hay duda de que quienes estamos en esta situación podemos vernos tomados fácilmente por la angustia.
Te invitamos a ver nuestro podcast: Los retos de ser una mamá inmigrante
Entonces… ¿Qué puedes hacer si estás en esta situación?
• Cuídate. Para cuidar a otros, tenemos que empezar a cuidarnos nosotras mismas. Es
importante que puedas guardar al menos un rato al día para realizar alguna actividad que te
resulte placentera y te permita desconectar, pues en este momento estamos respondiendo a
miles de responsabilidades al mismo tiempo, además de lidiar con las preocupaciones que
cada quien pueda tener.
• Intenta poner en palabras ese gran temor que sientes y exprésalo. Hablar con una
persona de apoyo, aunque esté lejos, puede ayudarte a atravesar este difícil momento. Mantén
una comunicación constante para evitar sentirte sola y sin apoyos.
• Identifica personas de tu entorno que podrían servir como soporte o ayudarte en
caso de que presentes síntomas asociados al virus del Covid19. Si se te hace difícil pensar
en alguien, evalúa cada uno de los espacios en los que sueles desenvolverte y piensa en las
personas con quienes allí compartes. Si en tu caso, recién llegaste a este nuevo lugar,
evalúa la posibilidad de contactar con instituciones, asociaciones o grupos de personas que se
encuentran en una situación migratoria similar a la tuya e intenta contactarlos.
• Una vez hayas identificado a alguna persona o a algún grupo en el lugar en el que te
encuentras, comunícales tu temor y realiza junto con ellos un plan que te permita
responder en caso de presentar algún problema, especialmente de salud.
• Si tú y el padre de tu hijo/a viven juntos o están en la misma ciudad, comparte las
responsabilidades y el cuidado de tu hijo/a para no sobrecargarte. En este momento es
más importante que nunca hacer equipo.
• Intenta vivir un día a la vez. Habrá días mejores y otros más difíciles. Reconoce tus
logros por pequeños que te parezcan, en momentos de crisis todo logro representa un
grandísimo esfuerzo por tu parte. Recuerda que las condiciones externas cambiaron y estás
haciendo lo mejor que puedes.
• Sé compasiva contigo y ajusta tus expectativas hacia ti misma, es un período de
mucha demanda, es normal sentirse mal. Pero, es importante buscar ayuda de un profesional
si crees que no estás pudiendo gestionar el estrés o si te sientes saturada.
Foto por Shante Preciado en Unsplash