Volver al trabajo luego de ser mamá es un hito de la maternidad que no llega por sorpresa, pero sí llega acompañado de un gran movimiento emocional.
Es muy frecuente que como mamá pensemos en este momento desde que estamos embarazadas. Intentemos planificarlo: “Volveré al trabajo a los 6 meses y mi madre me ayudará al comienzo”. Imaginarlo: “Será fácil, ya conocí la guardería a la que lo llevaré”.
Pero claro, todo esto sin que aún haya nacido el bebé, sin haber experimentado el ser mamá de un recién nacido los primeros meses, sin haber comenzado a construir ese vínculo con nuestro pequeño, esa unión intensa, maravillosa, pero a la vez tan compleja, llena de aprendizajes, retos y muchas veces, inexplicable a través de las palabras.
Teníamos unas expectativas de cómo sería, pero ahora que ha llegado el momento de volver al trabajo, lo que vivimos no es igual. Y entonces, a medida que se acerca la hora de recomenzar con nuestra vida anterior, nos llenamos de dilemas y emociones muy variadas.
Sentimos ansiedad, tranquilidad, tristeza, culpa, ambivalencia, indecisión, miedo, alegría, culpa de nuevo… Y es que creo que la culpa nos acompaña y muchas veces no nos suelta.
Ahora bien, ¿Es esto normal? ¿Le pasa a todas las madres? ¿Sólo me pasa a mí? ¿Sólo te pasa a tí?
Empecemos a ordenar las ideas: existen tantas experiencias de la maternidad como mujeres madres hay en el mundo.
El hacerse mamá supone un recorrido particular para cada mujer, no nos preocupan las mismas cosas, ni nos hacemos las mismas preguntas, pero es cierto que todas coincidimos en que volver al trabajo representa un momento importante y de reajuste a nivel psicológico, no solo para el bebé, sino para la familia en general, pero específicamente para la mamá, quien tiene el mayor vínculo con el bebé.
¿Y de qué tipo de reajuste hablamos?
Cuando nació nuestro hijo, nos entregamos a su demanda, dando nuestro cuerpo y mente, nuestro deseo, para poder sostener física y psíquicamente a nuestro bebé, proporcionando calma, sentido y orden a su mundo.
En este proceso de dar, de interpretar qué le pasaba a nuestro hijo, de satisfacer sus necesidades, de llenarnos de angustia a la vez que celebramos logros, de contener llantos incomprensibles y un largo etcétera de cosas…. Hemos sido sobre todo madres y por un tiempo, el lado mujer ha quedado un poco en pausa, con menos espacio para desplegarse.
La vuelta al trabajo, y por ende que el bebé pase a ser cuidado por el padre, un familiar, una niñera o una maestra, hace un corte, a la vez que abre la puerta a una nueva forma de estar entre mamá y bebé: un proceso de separación, en el cual la principal tarea para la madre es encontrar un equilibrio entre reconectar con ella misma como mujer e individuo y sentir tranquilidad durante la separación, teniendo la certeza de que podrá seguir dando y estando para su bebé.
Algunas de las cosas que preocupan a las madres que están viviendo la vuelta al trabajo
- Que su bebé esté bien cuidado y se sienta bien: que no lo maltraten, que coma bien, duerma bien, no sufra la ausencia de la mamá y no se sienta abandonado. A algunas madres les da miedo que le pueda pasar algo de salud a su bebé durante su ausencia.
- Conseguir un equilibrio entre los horarios del trabajo y el cuidar a su bebé: conciliar la vida familiar y laboral no es fácil, las madres se encuentran con muchos retos y momentos de renuncia que generan angustia. Algunas madres viven con tristeza y sentimientos de pérdida el no estar presente en momentos importantes de la vida de su bebé, como la primera vez que come alimentos sólidos, gatee, camine, etc. Otras madres sienten deseos de trabajar pronto, pero también sienten culpa por querer recuperar su vida anterior. Sin embargo, recomenzar aquello que les gusta hacer y poder reencontrarse con su bebé luego de haber tenido su espacio, les facilita la forma en la que están luego con su hijo, más satisfechas y disponibles emocionalmente.
Estas y otras preocupaciones y vivencias son válidas, lo importante es que cada madre pueda reconocer la emoción que está sintiendo y pueda trabajar en darle un significado propio a este regreso laboral, un significado que le proporcione calma y seguridad que lo que está haciendo es lo adecuado para ella y para su bebé.
Algunas cosas que pueden ayudar a las madres que están viviendo la vuelta al trabajo
- Prepararse para el cambio: Se pueden ir haciendo cosas que ayuden a la madre a tener mayor control sobre la situación y la ayude a disminuir la angustia al momento de la separación.
Por ejemplo: pequeñas experiencias positivas de separación pueden ir preparando el terreno, que se haya quedado con el padre u otra persona de confianza ayudará a que el regreso al trabajo no sea la primera vez. Planificar cómo será la alimentación, si se alimenta de leche materna, por ejemplo, poder organizar el banco de leche y enseñar al bebé a tomar en biberón, cucharita o vasito, o simplemente que previamente alguien más lo haya alimentado.
El haber construído una rutina y que esta luego se mantenga, puede también ayudar al bebé a continuar una constancia en el tiempo y un orden similar al que ha establecido con la madre.
- Expresar sus sentimientos a su red de apoyo: La madre no tiene que hacer este proceso sola. Comunicarle a su pareja o a su familia lo que le preocupa, expresar sus miedos, así como pedir ayuda, será muy útil. Las personas que están afuera del vínculo mamá – bebé también aportan miradas valiosas y puntos de vista más objetivos, que pueden darle tranquilidad y confianza a la mamá.
- Confiar en el vínculo establecido con el bebé: Pensar que lo más importante no es necesariamente estar todo el tiempo con el bebé, que no se trata solo de la presencia física, sino que va más allá, se trata de la confianza que se tiene en el vínculo que se ha construído con él.
Si la madre ha sido cercana y afectiva con su bebé, si ha estado disponible y ha respondido satisfaciendo sus necesidades, si su presencia ha sido constante y segura, entonces puede tener confianza de que su bebé podrá establecer un vínculo profundo y sólido con las personas que lo vayan a cuidar mientras ella no esté.
Ese vínculo, que llamamos los psicólogos, de apego seguro, es el que permite la posibilidad de separarse sintiendo que la relación no se rompe y que a pesar que el bebé no podrá ver a su mamá por un rato, lo irá asimilando poco a poco, hasta tener la certeza que su mamá sigue existiendo y que pronto volverá a estar con él. Mientras tanto él estará con otros cuidadores, con los cuales construirá relaciones importantes y de cariño.
- Tomar conciencia de los recursos psicológicos con los que cuenta la madre para separarse: Esos recursos que se han construído durante su historia personal desde que era un bebé. ¿Cómo han sido las separaciones de la madre? ¿Cómo lo ha vivido? ¿Cómo las afronta en la adultez?
Que la madre pueda identificar cuáles sentimientos son de ella y cuáles son del hijo, que pueda diferenciar sus propios temores y angustias en relación a la separación, de las que está por vivir su bebé, facilitará la separación, haciendo que el proceso sea mucho más sano evitando poner al niño angustias que son de la propia madre.
Finalmente, hacerse madre supone un movimiento en la identidad de la mujer, se ha sumado al “quién soy” anterior un componente adicional, ahora también sé es madre.
Así que es normal que luego de los primeros meses de relación con el bebé, retomar la vida anterior resulte complejo. Para algunas madres la vuelta será más deseada y fluida; para otras, será un momento de preguntas y cuestionamientos: “¿Quiero seguir haciendo lo mismo que hacía antes de ser madre?” “¿Todavía me interesan las mismas cosas? “¿He cambiado?”
Y es que de alguna manera u otra, volver al trabajo es un hito que implica rearmar de nuevo el rompecabezas para integrar la identidad anterior con el nuevo rol, el de la maternidad.
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