Yo no soy feminista, PERO…

no soy feminista

Algunas personas se retuercen y arrugan la cara cuando les mencionan la palabra “feminismo”.  Muchas de ellas afirman: “yo NO soy feminista”, sin ni siquiera tratar de entender cuál es el verdadero significado del feminismo y cuán necesario es. Por eso, te invitamos a leer este artículo de Alejandra Otero (@alejandraoteropz), quien tiene algo que decirles a estas personas.


Muchas veces he escuchado a la gente denunciar una injusticia hacia las mujeres con la siguiente frase: “Yo no soy feminista, PERO…” Y me resulta curioso cómo la ignorancia puede truncar los argumentos de algunas personas.

Es aquí cuando me preguntó: si sabes que algo está mal y el feminismo es la solución, ¿por qué mostrarse reacio hacia este término? ¿Por qué les incomoda decir “Soy feminista”?

Hace unas semanas, violaron a una muchacha venezolana que estaba solicitando trabajo en un local de Buenos Aires. La justicia argentina no tomó medidas pertinentes ante este caso, acusando al violador de “abuso sexual menor” y posteriormente de “abuso sexual con acceso carnal” con la posibilidad de libertad.

Ante este hecho, muchas personas de mi país, Venezuela, dieron su opinión por redes sociales y se alteraron muchísimo ante la noticia.

La gran mayoría de las personas empezaba sus denuncias con la siguiente frase: “Yo no soy feminista, pero…” o “¿Y ahora dónde están las feminazis?

Yo no pude contenerme, y durante esos días opté por no revisar redes sociales porque no podía creer algunas de las opiniones que leía, inclusive de personas que conozco.

Así que, comienzo esta carta abierta para decirles a mis (ignorantes) compatriotas y no compatriotas, porque SÍ deberíamos ser feministas, sin nada de peros.

Carta abierta a lxs que dicen que no son feministas, pero…

Primero, este acontecimiento no es un hecho aislado. No es la primera vez que algo así ocurre. De hecho, si nos ponemos técnicos y a mirar cifras, según ONU mujeres, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido de violencia o agresiones sexuales. A escala mundial, 35% de las mujeres del mundo han sido agredidas. Si nos centramos en Latinoamérica, contabilizar las cifras de violaciones resulta IMPOSIBLE, porque la mayoría de las veces estos delitos se pasan por debajo de la mesa y tanto la justicia como la opinión pública no suele atribuirles importancia.

Esto está mal, ¿cierto? Y estoy hablando de lo más grave, como los feminicidios, agresiones y violaciones. No estoy contando las discriminaciones sutiles y no sutiles de la cotidianidad que reafirman mi primer punto: no debemos mostrarnos reacios ante algo que necesitamos (y con urgencia).


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La mala concepción de ser feminista

Estoy segura de que la concepción que tienen estas personas de una feminista es la de una bruja come hombres, con tentáculos, gritona, fea y que no se afeita (lo cual no comprendo por qué es un problema, cada quien hace lo que quiera con su cuerpo; pero esa es otra conversación).

Solo una afirmación de ese postulado es verdad y es lo de gritona, pero, ¿cómo no vamos a gritar ante tanta injusticia? ¿Cómo no vamos a gritar ante tanta ignorancia?

La brillante escritora nigeriana, Chimanda Ngozi Adichie dice en su ensayo Todos deberíamos ser feministas que el sinónimo de lo que es ser feminista se volvió ante este gran grupo de personas,  la definición más caricaturesca y extrema de lo que es en realidad.

No podría estar más de acuerdo, y quizá de allí es de donde proviene el rechazo tan ardiente hacia el feminismo.

Recordemos a dónde hemos llegado

Si todavía te quedan dudas de si no querías ser feminista, recapitulemos hasta donde hemos llegado gracias a esas “brujas gritonas”.

  • Hace unos años el voto femenino era un sueño, ni siquiera éramos consideradas ciudadanas. Hoy en día, cada vez son más las mujeres en cargos políticos e importantes instituciones.
  • Hace unos años las mujeres no podían asistir a la universidad. La educación superior era algo revolucionario.
  • Una mujer escribiendo un libro era algo fascinante y fuera de lo común, e incluso, llegaron a someterse a escribir bajo un seudónimo o el nombre de sus maridos. (Recordemos escritoras excepcionales como Mary Shelley).
  • Los logros científicos de las mujeres eran atribuidos a sus esposos. Hoy, cada vez son más las mujeres en la ciencia.

Y esto por nombrar algunas cosas. Aún vivimos en una sociedad patriarcal, con un sistema de creencias cómodo para muchos y del cual se nos dificulta salir.

 “Yo no soy feminista, pero…”

Por eso, les invito a que eliminemos el “no” y el “pero” de la frase anterior. Yo soy feminista, lo soy y estoy segura de que muchas personas ignorantes también lo son, aunque no lo admitan.

Si estás en contra de las agresiones, si estas cansadx de que maten y violen a las mujeres solo por serlo, y estás de acuerdo con que en nuestra sociedad, tanto hombres como  mujeres sin importar su raza, orientación sexual o religión tengan igualdad de oportunidades y derechos, entonces, cumplo con informarte lo inevitable: eres feminista.

Photo by roya ann miller on Unsplash


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