El inicio del año 2018 estaba siendo particularmente duro, se me habían juntado un montón de cosas personales y laborales. Esto me estaban haciendo lidiar con niveles muy altos de estrés que, ahora entiendo, no estaba sabiendo gestionar nada bien.
Tenía mi vida tan en piloto automático, que no me daba cuenta de que me estaba saltando todas las señales de alarma posibles. Por ejemplo, comía poco, mal, o nada, llegaba 1 o 2 días antes a cualquier cita (aunque estuviesen anotadas en mi agenda), tenía cambios de humor muy seguidos y severos, tenía migrañas y ardor en la boca del estómago casi todos los días, el uso del móvil aumentó 10000% y, por supuesto, no lograba dormir bien.
Iba como una autómata por la vida, empatando días intensos de trabajo, con noches larguísimas de poco sueño, hasta que el 28 de febrero mi cuerpo colapsó, y terminé en urgencias, como consecuencia de un pequeño accidente cerebrovascular que, afortunadamente, no tuvo ninguna secuela.
Estar estresada era “mi estado natural”
Recuerdo que ese día el médico me preguntó si estaba estresada, y yo le contesté, en tono de broma, que era “mi estado natural”. Pero no le hizo nada de gracia, por el contrario, me dijo con la cara más seria que he visto: “Patricia, tienes que parar. Tuviste mucha suerte esta vez, pero si se repite, te juro que no vas a tenerla”
Lo realmente interesante era que yo entendía lo que me estaba diciendo y sabía que tenía que bajar las revoluciones, pero no tenía ni idea de cómo empezar. Realmente el estrés se había convertido en mi zona de confort. El nivel era tal, que incluso pensar en todas las cosas que podía hacer (y que no estaba haciendo), me generaba más estrés.
Durante mis días de reposo estuve buscando opciones, y nada me parecía realmente “realizable”, o sostenible en el tiempo. Hasta que mi terapeuta me recomendó que practicara Mindfulness, porque solo se necesitaba tener voluntad y, la mejor parte, podía empezar en ese mismo momento.
Mi primera medida fue, como es de esperarse, releer toooodos los artículos que teníamos en Asuntos de Mujeres sobre el tema, y me sorprendió que un concepto tan sencillo como la “atención consciente del presente” pudiera tener tantos beneficios. Debo confesar que al principio estaba un poco escéptica, pero como no tenía nada que perder, lo intenté.
Esto fue lo que hice para empezar a recuperarme…
Lo primero que hice fue permitirme tomar una hora de mi día para hacer algo por mí y vivirlo sin interrupciones. Parece fácil y obvio, pero dar el paso de creerte merecedora de ese momento, es uno de los obstáculos más grandes que hay que enfrentar.
Al principio destiné esa “hora para mi” a tomarme un gran café, mientras ojeaba algún libro o revista. Otros días quedaba a comer / cenar / merendar con mis amigas, sin tener el móvil sobre la mesa. Muchas veces me tumbaba en la cama y me quedaba mirando al techo, sin hacer nada más que respirar.
En todo este proceso, creo que lo más interesante ha sido el autoconocimiento, me descubrí descartando muchas cosas que antes hacía “porque sí”, descubriendo sabores y olores nuevos, disfrutando más de las cosas pequeñas, y hasta desechando gente y situaciones que no me aportaban nada.
Uno de mis grandes descubrimientos, por ejemplo, es que AMO hacerme la manicura. Esos 45 minutos de desconexión total del mundo, me dan la vida.
Fue así como conocí a Treatwell, una plataforma MA-RA-VI-LLO-SA por donde puedo hacer toooodas mis citas de bienestar y belleza de una manera absurdamente fácil.
Además, puedo pagar directamente por la app, así que TODA esa hora de #MeTime la dedico, sin interrupciones, a lo realmente importante: mi bienestar.
Les cuento esto porque ayer fui a hacerme la mani y, para mi sorpresa y éxtasis, me recibieron con unos cascos (auriculares / audífonos) para que, mientras me atendían, escuchara un playlist de música increíble diseñada por Treatwell para este momento, mi momento. No les puedo explicar cómo salí de ahí, me sentía flotando.
Los salones que participan en esta maravilla de iniciativa (España), son ESTOS
Mujeres, no dejen que la vida las ponga contra la pared para hacer algo por su bienestar. Tener una vida plena y feliz es posible, y solo ustedes pueden hacer que suceda.