Estoy convencida de que para poder disfrutar de la vida, hay que empezar por perdonar nuestras equivocaciones.
Por ejemplo, si eres mamá, la llegada de un hijo es el mayor regalo de la vida, pero al mismo tiempo el mayor reto. Ser madre saca a flote nuestros defectos, nuestras imperfecciones y nuestros miedos.
Nos equivocamos constantemente, pues no hay manual. Sentimos una enorme frustración de no ser esa madre “perfecta” que vemos en la publicidad o en las cuentas de Instagram y nos llenamos de culpa.
Pero la perfección no existe
El perdón es un acto de amor, es un proceso de liberación que trae consigo una experiencia sanadora. Perdonarnos es reconocer que no somos perfectos, pero también que todo es perfecto. Lo que vivimos hace parte de un plan y de un orden que visiblemente nos cuesta entender. Pocas madres cometen “errores” adrede. La mayoría está haciendo lo mejor que puede. No lo hacen bien o mal, simplemente lo hacen. No existen los errores, existen las oportunidades de aprender a vivir las cosas de una nueva manera.
Perdonarnos a nosotras mismas es el reto más grande. Desde pequeños nos enseñan a perdonar a los demás, a pedir perdón. Lo hacemos con nuestros hijos: “Pídele perdón a Juanito por quitarle su juguete”. Pero ¿cuándo decimos: “Perdónate a ti mismo por haberte equivocado”? Y es de igual importancia perdonarme a mí que perdonar a los demás.
“El perdón ciertamente, no surge en el hombre de una manera espontánea y natural”, dijo una vez el Papa Juan Pablo II. Perdonar resulta de un proceso interno de liberación y reconocimiento. Es renunciar al dolor y resentimiento que algo me ha generado.
Por eso las invito a que hagan la tarea de perdonarse. Reconozcan sus imperfecciones, hónrelas porque son parte de ustedes y les están permitiendo ser mejores madres. Y luego liberen toda culpa y todo dolor hacia ustedes mismas. El camino de la maternidad es largo y no se acaba. Lo haremos mil veces mal. Así que es mejor recorrerlo ligeras y sin tanta culpa a cuestas.
Ejercicio del perdón:
- Encuentra un espacio para ti sin interrupciones (¡Ésta es tal vez la parte mas difícil del ejercicio!), en un lugar tranquilo que te permita relajarte.
- Cierra los ojos y respira 10 veces.
- Pide a tu interior que te ayude a liberar toda la carga que tienes reprimida, toda la culpa y todos los juicios hacia ti.
- Abre los ojos y en una hoja de papel comienza a escribir “Me perdono por …”. Dale rienda suelta a tu mano y escribe todo aquello que sientas. No importa si repites varias veces la misma idea. Lo importante es que te desahogues.
- Una vez termines, vuelve a cerrar los ojos e imagínate a ti misma sentada frente a ti, y comienza a decirle todo aquello que escribiste de manera natural. Sólo déjate llevar y transmite con palabras y en voz alta todo lo que sientes. Al terminar, dale un abrazo a esa imagen de ti que ha estado atenta escuchándote y dile: “Te perdono, me perdono”.
- Abre los ojos y quema el papel en un lugar seguro, pidiendo que todo el dolor que ha sido liberado sea transformado en luz y amor.
Sonríe, ¡ya tu maleta esta vacía!
Foto: Gratisography.