Si eres de las que pierde la vida tomando una decisión, te aseguramos que con este artículo verás la luz al final del túnel. La psicóloga experta en perfeccionismo, Tatiana Mechasqui (@tatianamechasqui), te explica por qué eres tan indecisa y cómo dejar atrás ese hábito perfeccionista.
Me compré el mismo pantalón en tres colores distintos, porque… ¡No supe qué color escoger! ¿Te ha pasado?
Estás en la tienda y te pruebas varias cosas, hasta que decides que ese pantalón te gusta. Te lo pruebas y te queda bien, te ajusta adecuado y se te ven bien las nalgas, -cosa no menor jajaja-, pero, tienes un dilema ¿Qué color escojo? ¿Cuál será el mejor para mí?
Entonces vas al aparador y colocas todos los pantalones de todos los colores uno al lado del otro, te preguntas cuál te gusta más y cuál te gusta menos; cuál te combina con lo que tienes en tu clóset y qué color te falta. En ese proceso has eliminado algunas opciones, pero aún te debates entre tres o cuatro colores.
Entonces te dices a ti misma: “Me gusta este color, pero este otro también está muy bonito”, “Sí, mejor me llevo este otro, porque no tengo nada de este color. No estaría mal tener algo distinto”. Luego piensas, “¿Y si después no me gusta y me arrepiento?”, y vuelves a comprobar nuevamente todo y ahí se te va la vida.
Si eres así de indecisa te comprendo muy bien, porque yo lo fui por años y era de las que me llevaba al trabajo la misma falda y el mismo pantalón, pero de distintos colores. Hoy lo pienso y me río de lo absurdo que era esto.
¿Por qué pasan estas cosas?
Lo que en el fondo sucede, es que ante tanta ambivalencia necesitas sentirte segura; así que compras los tres. En tu interior sabes que es mucho, pero prefieres hacerlo así a arriesgarte y comprobar que cometiste un error al elegir “el inadecuado”.
Cuando aplazas decisiones o no te arriesgas a decidir, en el fondo tienes miedo a equivocarte y arrepentirte.
Te mueves por la necesidad de tener certeza de que lo estás haciendo bien. Es un todo o nada, o lo hago bien (sin equivocaciones) o lo hago mal. No hay puntos medios.
Equivocarte para ti significa fallar y te sientes mal por eso. Seguramente, porque aprendiste desde chiquita a autoevaluarte con base a qué tan bien o mal hacías las cosas.
Cuando vas a tomar una decisión, aparece la autocrítica que llevas dentro
“¿Por qué no habré escogido el otro? mi intuición me lo decía”, “Eso me pasa por no escucharme”, “Por tonta, por ser indecisa. ¿Cuándo aprenderé?”
La autocrítica se despierta “por no haberlo hecho bien”, es decir, “perfecto”; por haberte equivocado. Aparece la ansiedad y luego te sientes mal contigo misma, porque nuevamente “metiste las patas”.
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Cuando tenemos tendencia al perfeccionismo, el miedo a equivocarnos es central, y lo que más tiene peso en nosotras y nuestras decisiones. No cometer errores es para ti, sinónimo de que serás digna de ser querida, reconocida, amada, apreciada y valorada.
Así que observa en qué áreas estás buscando ser perfecta, para ser querida.
¿Quieres solucionar tu problema de perfeccionismo? Comienza escuchando este podcast
¿Cómo dejar este ciclo de la indecisión y el perfeccionismo?
- Sé consciente de la creencia de que no puedes equivocarte, y comprende que eres humana. Todos nos equivocamos, tú también puedes hacerlo.
- Escucha tu intuición, a veces pensar tanto las cosas solo las embarra más. Así que decide desde esa voz que te dice: “Ese me gusta”, y deja de escuchar a la que te dice: “Pero… esto o aquello”.
- ¡Prohibido criticarte! Si las cosas no salen como esperabas, felicítate por haberlo hecho y descubre qué aprendiste.
- Sigue tomando pequeños “riesgos”
¡Muchas suerte!
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