Últimamente notamos una nueva moda hacia lo fitness. Llevar una vida sana, consumir alimentos orgánicos y planificar las comidas, son algunos de los buenos hábitos que deberíamos tener.
Esto comienza como un inocente intento en mejorar la calidad de vida; sin embargo, en muchos de los casos, esto se convierte en una OBSESIÓN, es decir, lo que empezó por ser sano, se convierte en una enfermedad.
Es muy común ver este trastorno en mujeres, adolescentes y deportistas con un nivel socioeconómico medio-alto. Son personas que eliminan de su régimen alimentario las carnes, grasas, alimentos cultivados con pesticidas y las sustancias artificiales como aditivos y conservantes que puedan “dañar” el organismo.
Se trata de los ortoréxicos
No deberían confundirlo con anorexia o bulimia, ya que los ortoréxicos no se preocupan por la cantidad de comida, sino que se obsesionan por la calidad de los alimentos para mantenerse “sanos”. Además, se caracterizan por tener la suficiente fuerza de voluntad de seguir su régimen saludable, sintiéndose superiores a los demás.
Este orgullo o superioridad los lleva al aislamiento social, y junto con esto, a la incapacidad de poder salir a un restaurante, a un bar o a comer con amistades por temor a no saber qué están sirviendo y que esa comida los lleve a enfermarse.
Además de desplazarse a grandes distancias para poder comprar alimentos ecológicos, dedicar más de tres horas en planificar su dieta, pesar alimentos, o analizar componentes, algunos abandonan sus actividades cotidianas para solo ocuparse de este “estilo de vida”.
Pero lo más grave, es que no sustituyen los alimentos que rechazan por otros con el mismo aporte nutricional, lo que conlleva al ortoréxico a sufrir carencias nutricionales como anemia, déficit de energía y vitaminas y éstas a su vez llevan a otros síntomas e incluso esto podría convertirse en una enfermedad psiquiátrica, a tal punto que ponen en peligro su vida.
Ante todo esto, es importante instaurar una alimentación equilibrada, variada y completa, que incluya proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales; corregir las carencias nutricionales que hayan ocurrido y reintroducir progresivamente los alimentos que hayan sido eliminados.
Disfrutarás el placer de comer en vez de preocuparte obsesivamente por la calidad de los alimentos. Ten en cuenta que no existen alimentos buenos o malos, sino que la clave de una buena alimentación es la MODERACIÓN.
¡Recuerda que todo en exceso es malo!
Toma en cuenta
¿Sabías que diversos estudios han demostrado que alimentos convencionales y orgánicos tienen el mismo aporte nutricional? El tema que realmente preocupa en los alimentos convencionales, es que muchos han sido genéticamente modificados y contienen gran cantidad de pesticidas, antibióticos y fertilizantes sintéticos, muchos nocivos para la salud.
La nutricionista y coach nutricional, Marcela Restrepo, asegura en la revista “Nueva“ que “el consumo de alimentos orgánicos no puede convertirse en una camisa de fuerza”. Para ella lo que vale la pena es hacer un adecuado lavado y desinfección de los alimentos. La especialista recomienda lavarlos con abundante agua y usar fórmulas naturales, tales como una cucharada de bicarbonato de sodio o un vaso de vinagre diluídos en un litro de agua, para remojar frutas y verduras durante 10 minutos.
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