Aprende a ser tu “Plan A” sin sentirte culpable


Hagamos este ejercicio: escribe una lista de todo lo que tienes que hacer hoy y mañana. Ahora lee todo lo que escribiste. ¿En qué lugar de esa lista estás?, ¿hoy harás algo por ti?; de la A a la Z, ¿te dejaste en el puesto Z?

Es tanto lo que hacemos en el día, ¡que lo normal es que nos dejemos de plan Z!

Queremos hacer que encaje EL UNIVERSO ENTERO en nuestros planes, pero generalmente, no nos damos un espacio para nosotras mismas.

De este tema hablamos recientemente con Ana Isabel Santa María, mejor conocida en sus redes sociales como @yogalalma a propósito de un post que publicó hace poco, en el que decía: Yo soy mi plan A.

Así que la llamamos y le preguntamos qué significa ser el plan A y por qué nos da tanta culpa. Escribimos todo lo que nos dijo, pero también te vamos a dejar por aquí el instalive que hicimos con ella para que lo veas.

Disfruta del #InstaLive aquí para aprender de los consejos y reflexiones que nos ofreció Ana Isabel. 

 
 
 
 
 
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¿Por qué las mujeres no solemos tenernos a nosotras mismas com plan A?

Las mujeres, sobre todo las latinas, nos tomamos, desde la leche materna, la creencia de que la vida es un sacrificio. “Dale a los demás. No importa si no alcanzó para ti, porque a través de ellos tú vas a ser feliz”.

Luego nos convertimos en mamás con una pequeña criatura que depende (literalmente) de nosotras. Cuando empieza a caminar y crecer, viene el momento de recuperar de la identidad: la mujer que somos más allá de la mamá.

Pero hay un latido social que te grita que tienes que ser la mamá abnegada. Viene en forma de comentarios inocentes pero venenosos, como los de las mamás de los compañeros de la escuela: ¿y ella no acompaña a los niños a clase?, ¿no viene a los partidos de futbol?

¿Por dónde podemos empezar a retomar esa identidad?

Encuentra tus innegociables.

Yo tengo mucha energía vital. Si no hago ejercicio (ya sea trotar o hacer yoga), esa energía se acumula y sale de forma fea. Necesito 45 minutos para mí, para obtener ese movimiento que necesito. Ese es un innegociable para mi bienestar.

Luego volví al trabajo. Para mí es fundamental porque me hace sentir útil, interactuar con personas. Al recuperarlo, sentí esa satisfacción que me dejaba plena, así volvía a mi casa y estaba plena con ellos.

No hay nada que pese más para un hijo que la vida no vivida de un padre.

Nuestras mamás o abuelas nos decían, “antes de que ustedes nacieran yo iba a ser bailarina profesional, pero me entregué a ustedes y ahora soy feliz”. Eso conlleva a una responsabilidad tan grande para los hijos.

Los amo tanto que sé que lo que se merecen es a una mamá feliz y auto-realizada. Entonces otro innegociable es mi trabajo.

Por mi trabajo empecé a hacer retiros, por lo que tenía que viajar, cosa que me encantaba. El primer sentimiento es “yo soy lo peor por dejar a mis hijos”. Con esa sensación y todo, empaqué mi maleta y dije “aquí voy, voy a cumplirme primero a mí misma”.

Se siente rico regresar feliz, con vivencias para compartir. Luego de haber estado con tantas mujeres que me inspiraban a tener la valentía de decir “yo soy esta que atiende a mis hijos, pero también esta que ayuda a otras personas a través del yoga”.

En la medida en la que me siento completa en esa esfera de mamá, siento que puedo ser mejor.  Soy una mama que viaja y trabaja mucho, pero yo me siento la mejor mamá del mundo.

Cuando evalúo resultados me doy cuenta de que lo estoy haciendo bien, que soy una mamá presente. Si en algún momento evalúo resultados y me doy cuenta de que esos niños tienen ausencia de mamá, tristeza o angustia, será otra historia.

Ese proceso nunca es fluido, es un poco a la fuerza.


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¿Cuántas Shakiras, Malalas, Penelope Cruz, no hay en los hogares haciendo cupcakes para el Día de los Abuelos? Quedarse en casa no es algo malo, es un talento. Si yo me quedo aquí le estropeo la vida a mis hijos, yo le hago un favor al mundo repartiendo esa energía vital a todas partes.

Pero si dentro de ti está latiendo un mujerón, hazle el favor al mundo de sacarlo.

La mala madre y la buena madre

Probablemente empiece esa vocecita a decirte, “mala madre”. Como si la mamá buena es la que se queda en casa y la mala, la que se va de viaje.

Hay unos roles culturales tan determinados, que cuando tú no estás, el papá te está haciendo un favor. Se aplaude a las mujeres que son grandes líderes en empresas, porque no estamos esperando que sea un ella sino un él. Lo mismo cuando un papá está con sus hijos en el parque, lo aplaudimos porque estamos esperando que sea ella por naturaleza que lo saque a pasear.

Entre nosotras tenemos que dejar de clavarnos el cuchillo. Tenemos una herida transversal que no hemos logrado sanar como género, y es que cada mamá tiene su forma de ser una gran mamá.

Si yo soy la mejor mamá del mundo en la casa, qué dicha. Si es viajando, qué dicha. Si alquilé vientre, qué dicha.

Tenemos que dejar de lado la necesidad de culpar a las otras mujeres por las decisiones que toman para ser su plan A, en cualquier versión de lo que para ellas signifique serlo.

Mientras me brinquen las imágenes de esas mujeres que según yo no lo estén haciendo bien, seguiré llena de rabias heredadas.

Prefiero tener de mis hijos la admiración, a la frustración a la que conlleva la abnegación.

¿Qué hacemos con la culpa y cómo la manejamos?

La culpa, como todas las emociones, es para vivirla, sentirla y dejarla estar. Puede ser propia o aprendida.

La propia es esa que trasgrede nuestros sistemas de valor. Pero la aprendida es esa que heredamos, sobre todo, si aprendimos que ser mamá (incluso mujer), significa que tengo que abrir las compuertas de mis límites quedándome yo sin nada al final.

Esa es una culpa que aprendí, y si eso hoy no resuena conmigo es una culpa que sí, tengo que sentir, pero también comprender que no es mía. Porque entonces esa culpa me va a llevar a crear esquemas en los que me voy a ser infiel a mí y a mis creencias.

Para mí las culpas son campanazos, y hay que ver de dónde vienen. Puede provenir de que quizás me estoy pasando, que más bien estoy buscando esquivar esa vida de mamá y pareja.

Puede ser que estoy sin estar, me la paso en el teléfono, la computadora, Netflix. La culpa te empieza a decir que los otros existen, que tienes que salir de ese caparazoncito en el que a lo mejor te encerraste para esquivar ciertas cosas.

A veces simplemente me está diciendo que lo estoy haciendo distinto a mis papás o mis abuelos. Si eso que estás haciendo distinto resuena para ti, entonces lo estás haciendo bien. Esa culpa solo es heredada.

Muchas veces nos han dicho que hablamos desde el privilegio. ¿Qué dirías ante esto, será que entonces las “no privilegiadas” no tienen derecho a ser el plan A?

A mí me parece tan delicado el discurso del privilegio, ¿qué son?, ¿económicos?, ¿sociales?

Puede haber una mamá que cría a sus hijos en el campo y otra en un gran apartamento, pero los tiene encerrados y confinados. Yo no sé qué es mejor o peor. El discurso del privilegio me molesta porque siento que viene desde el resentimiento, no siembra nada bonito.

Sin importar la condición siempre hay manera. Tu tiempo libre puede ser el tiempo en el transporte. Puedes escuchar un podcast sobre un tema que te guste, o te bajas antes si necesitas caminar. Que ese tiempo sea innegociable.

Ser el plan A es una decisión. Siento que hay que mirar, no a las mujeres a mi alrededor y los privilegios que puedan o no tener. Sino más bien, dentro de mis circunstancias, ¿qué significa ponerme de primera?

En el avión tengo que ponerme mi mascarilla para respirar antes de ponérsela a mis hijos. Si les estoy dando desde la carencia, ellos van a recibir limosna. Si les doy desde la autorealización, desde esa dicha les doy.

A lo mejor ya no seis horas sino dos, pero esas dos van a tener mucho más amor que seis de amargura, y eso no tiene estrato social ni estatus socioeconómico.

Encuentra a Ana Isabel Santa María en Instagram como @yogalalma. Puedes escuchar también su podcast #Abiertamente. 

En Abiertamente, Ana Isabel comparte los consejos que buscan sus alumnos cinco minutos antes de comenzar la clase de yoga. ¡Encuéntralo haciendo click aquí!

 
 
 
 
 
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