Decidí confiar en la responsabilidad individual de cada quien durante la pandemia

Enviar a los niños al colegio o no

Confiar en la responsabilidad individual de los demás, fue lo que decidió hacer Carolina Briceño (@soycarolinabriceno) ante el empeño de querer controlarlo todo durante la pandemia, especialmente, el regreso inminente de sus hijos al colegio y las vacaciones. Te invitamos a leer su historia y reflexión.


 

Te cuento que uno de mis miedos es no tener el control de lo que pueda pasar, y eso me ha llevado a hacer mucha terapia, sobre todo, después de la muerte de mi papá y de mi maternidad.

Yo no le tengo miedo al COVID-19, le tengo respeto, porque hoy en día lo único que está claro son sus síntomas o que puedes ser un portador asintomático  (que es lo que más me asusta).

Pero me preocupa la manera como se está manejando la situación, la forma como varían las reglas en cada país y la ausencia de respuestas sobre una realidad que solo podemos enfrentar desde la responsabilidad individual.

 

El regreso a clases, un tema de responsabilidad individual

Han pasado los meses, nuestro día a día iba entre homeschooling, labores del hogar, reuniones de trabajo, proyecto personal, juegos, family time” y caminar en la terraza del edificio o por los alrededores.

Solo hacíamos llamadas y, como familia, evitábamos lo más que podíamos el contacto social.

Vivo en Londres. Llegó junio y el gobierno del Reino Unido permitió que solo los niños de Reception, Year 1 y Year 6 volvieran al colegio (solo si los padres lo consideraban adecuado).

Tomar la decisión de enviar a los niños al colegio, nos sacó de nuestro confort, llevándonos a preguntarnos qué hacer: ¿Seguimos con el homeschooling o lxs chicxs van al colegio?

Luego de mucho debate entre mi pareja y yo, decidimos enviarlos al colegio porque ellos pedían a gritos no hacer más homeschooling (y nos lo culpo). Además, comprendimos que debíamos salir poco a poco de nuestra burbuja y retomar el contacto social paso a paso, también a nuestro ritmo.

Lo que nos hacía dudar, era no saber si las demás personas estaban cumpliendo con el “aislamiento social” y “las medidas de higiene” como se debía; sin embargo, debíamos confiar en la responsabilidad individual, cuestión que una control freak como yo no puede controlar tan fácilmente (por eso voy a terapia).

Así transcurrieron las semanas con el regreso a clase, los niños asistieron todos los días al colegio, ciertamente las reglas del juego habían cambiado y ellos lo estaban manejando bien.

Estaban agrupados por burbujas en su salón de clase, y se habían establecido horarios diferentes para entrar y salir del colegio, y evitar la aglomeración.

 

Se acabó el año escolar, y surgió la siguiente pregunta… ¿Es posible irse de vacaciones durante la pandemia?

Pasada la primera prueba de fuego del colegio, nos planteamos la posibilidad de irnos de vacaciones, ya que el gobierno del Reino Unido había dado luz verde para hacer turismo a ciertos países, sin necesidad de hacer cuarentena al regresar a territorio británico…

Eso para nosotros significó: “¡PARTIDA! Vámonos YA” …

PERO viajar significaba tener el contacto que no habíamos tenido en meses, estaba tan asustada, que incluso una migraña insoportable se apoderó de mí y una amiga me comentó que quizás estaba pasando por el “síndrome de la cabaña”.

 Solo pensé en un extracto del libro “Hello Fears”, de Michelle Poler que dice: Una persona no es intrépida ni temerosa. El miedo es una de las cosas que nos hace humanos”.

 

Llegó el día y… ¡Nos fuimos de vacaciones para España!

Con diferentes modelos de máscaras, gel y guantes, porque en España a diferencia del Reino Unida, las medidas respecto al COVID-19 están más claras (alivio para mí).

Arribamos a territorio español y fuimos recibidos con un mar de máscaras por todas partes, sentí que estábamos protegidos. Pero a la vez fue un shock porque esto era el “nuevo normal” para todos.

Pudimos disfrutar nuestras vacaciones y poco a poco ir soltando la vida que aprendimos a vivir en pandemia.

 

 Gratitud ha sido uno de los aprendizajes de esta época…

A pesar de las circunstancias actuales, estoy agradecida porque pude viajar con mi familia de manera responsable, respetando las reglas del juego y disfrutando de unos días de verano en la playa, escuchando el mar y respirando otros aires (con o sin máscara).

Vivimos con intensidad nuestras vacaciones, no hubo un día que no pasará sin visitar el mar de día y de noche.

A pesar de las picadas de mosquito que cubrieron el cuerpo de mi hija y de la incomodidad de la casa que rentamos, me atrevería a decir que estuvimos más presentes, los niños disfrutaron el mar y la arena, y nos desconectamos de la tecnología y hasta de la lectura para conectar con nosotros mismos.

 

Esto va de confiar en la responsabilidad individual

Sí, hay que aprender vivir esta nueva realidad, pero cada uno marca su pauta y cómo desea hacerlo Mi gran desafío es confiar en la “responsabilidad individual” de la gente con la que interactuamos.

Cada día es diferente, y como familia o individuos, podemos decidir cómo dar el siguiente paso en medio de esta pandemia, ya sea poco a poco o de golpe. Esto será decisión de cada quien.

 

Foto por Kelly Sikkema en Unsplash

 


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