¿Por qué las mujeres idealizamos tanto el primer amor? ¿De dónde viene el mito de que este es para siempre? ¿Por qué ponemos el amor romántico como misión de vida? Lee este artículo en el que Jhoarís Velásquez (@jhoiqueen) reflexiona sobre esto de la mano de la coach y sexóloga Ysabel Velásquez (@ysabelvel), ¡No te lo pierdas!
La primera vez que sentí que el corazón se me salía del pecho yo tenía 14 años.
Él tenía el pelo negro ébano, con un estilo típico de los 90, muy a lo Nick de los Backstreet Boys o de Brandon, de Beverly Hills 90210.
Un amigo de nuestro barrio de la infancia me lo presentó, ahora sería nuestro vecino. Yo no entendía qué me pasaba, temblaba por dentro y creo que mi mano suspiró cuando tocó la suya…
Para mí era amor.
Y sí, él fue mi primer amor
Lo amé con unas fuerzas infinitas. Por él amé que me tocarán canciones con guitarra, que fuesen cariñosos al hablarme y me escucharán; amé que mi novio fuese mi mejor amigo.
Pero también sufrí.
Cuando amas por primera vez, no conoces de errores, y por eso, a veces los cometes sin saber que lo estás haciendo.
También idealizamos (una vez que sales de esto, te das cuenta) y todo parece mucho más bonito de lo que es en realidad.
Mi novio, mi primer amor, me fue infiel no una, ni dos, sino innumerable cantidad de veces. Y yo, una y otra vez, lo perdonaba “porque era el amor de mi vida”.
Conocer a otra persona, amar de una manera más adulta a mis 30 años y estar en una relación sana, me hizo darme cuenta de que aquello que había vivido con mi primer novio, no había sido realmente amor. Igual al principio sí, después simplemente fue un capricho y la fantasía “del primer amor”.
Una amiga, Dani, hoy tiene 36 años y comenta que “solo una vez en la vida” ha amado.
Fue a los 13, y recuerda que con él se lanzó a la aventura de lo desconocido, a la entrega total y desbocada, a la pasión secreta, a la telepatía mutua y a la complicidad.
Asume que el sentimiento tal vez sea una huella o una cicatriz, pero que sigue ahí, “un amor que es una joya en mi cofre de tesoros, ya no brilla como antes, pero de vez en cuando la luzco, y ¡que bonita que me queda!”.
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Hay un problema con el primer amor y lo que llamamos “amor de nuestra vida”
El problema de este estigma que llamamos “el verdadero amor”, es que nos puede anclar.
Así que conversé con la sexóloga Ysabel Velásquez sobre este tema, y ella me dijo lo siguiente:
¿Cuáles consideras que son las causas principales para que muchas personas se aferren con fuerza a lo que consideran “el primer amor”?
La causa principal es la narrativa en torno al amor romántico con la que hemos crecido, esa historia idealizada de que se ama una sola vez en la vida, de que despertamos a “ser mujer” cuando somos amadas.
Esto viene del mito griego de las almas gemelas, en la que hombres y mujeres debemos ser completadxs por el ser amado para sentirnos completos.
Pero esto nos afecta más a nosotras en cuanto que el amor para la mujer es una meta. Mientras que se espera que el hombre se realice a través de lo profesional, para nosotras el rol de la maternidad es lo esperado.
Esta narrativa se refuerza a través de cuentos de hadas, canciones y películas, es una programación internalizada en nuestra mente desde que somos muy pequeñas: seremos felices para siempre cuando aparezca el príncipe azul, y una vez que vamos despertando a la adolescencia, lo hacemos con esa meta de ser amadas para ser felices.
En este contexto, si el primer amor es fallido – que en el 95% de los casos lo es –, se crea una nostalgia idealizada de lo que pudo ser y no fue, que poco tiene que ver con la persona, y mucho, con la idealización producto de todas estas creencias con las que hemos crecido.
¿Cómo crees que nos afecta “la filosofía del primer amor”?
Mucho, porque experimentamos la vivencia como un fracaso, y en algunos casos hasta como un trauma; no como lo que realmente fue, una experiencia necesaria para nuestro crecimiento como mujeres y personas.
Es como si viéramos a todos los hombres que vienen después, a través de unos lentes de esa primera ilusión que no fue, y esto afecta la posibilidad de construir una relación madura y sana en muchos casos.
También condiciona nuestras creencias e ideas acerca de cómo son los hombres y cómo deben ser.
No advertimos que el primer amor sucede en la adolescencia y arrastramos esa culpa de que no funcionara durante toda la vida.
¿Consideras que es un problema de educación?
Todos tenemos falta de educación afectiva, sexual y emocional y damos por hecho ideas trasmitidas de generación en generación.
El constructo social de la virginidad y la idea de que debemos casarnos como una meta, generan una ansiedad que nos hace vincularnos al primer amor con esos deseos desde muy jóvenes.
No advertimos que ha habido una crianza diferencial ente hombres y mujeres: mientras para ellos el amor en la adolescencia es recreativo y experimental, para nosotras es relacional y muy serio. Bajo estas premisas, un primer amor fallido siempre es doloroso.
En tu experiencia, ¿hasta donde puede llevar a una persona la fijación en el primer amor?
A comparar a todos los amores posteriores con una versión ficticia del primero que solo existe en nuestra imaginación. Eso sabotea la posibilidad de establecer una relación sana y adulta. Yo creo que todas lo hemos experimentado en algún grado.
En los casos más complicados puede generar ansiedad y depresión.
¿Crees que existen etapas en la manera en la que las personas amamos según nuestras edades o experiencias?
Yo creo que más que etapas, es un proceso de darse cuenta y definir lo que queremos, alejado de lo que se nos dice que es el amor romántico.
El amor de pareja es un espacio para crecer individualmente y para crear un proyecto entre dos.
No es un sentimiento, no es una emoción, no es atracción sexual, aunque tenga todos esos elementos; tampoco es un ejercicio de gratificación instantánea que llena nuestros vacíos emocionales.
¿Consideras que existe una “madurez” o “inmadurez” en el amor?
Sí hay inmadurez cuando amamos como niñas, esperando que nuestra pareja supla nuestras necesidades afectivas.
Erich Fromm en el “Arte de Amar”, dice que un amor inmaduro se expresa como un “te amo porque te necesito” mientras que el maduro vendría siendo: “te necesito porque te amo”, y tu amor potencia mi felicidad, me eleva.
Un amor maduro requiere de entender que somos responsables de nuestra felicidad y que el otro es nuestro compañero, nuestro par.
El amor es una práctica que comienza en el interior, que empieza amando a la familia, a los hermanos, las amigas, al planeta, no esperando que nos amen para construirnos a través de esa mirada del otro como mujeres completas.
El amor no es solo el romántico y el erótico.
Hasta en nuestras conversaciones decimos: “me va mal en el amor”, porque no tenemos pareja.
La historia que nos han contado es que el amor de pareja es la pócima de la felicidad y eso nos ha hecho mucho daño.
Una vez que cambiamos el foco y trabajamos en nosotras mismas, cambiamos esos pensamientos de frustración e insuficiencia en el amor y ganamos seguridad para amar de forma más sana.
¿De qué formas puede liberarse una persona del pensamiento de “el primer amor es para siempre”?
Cuestionándolo, entendiendo que hay mucho machismo dentro de esa creencia y que hay muchas personas para conocer y mucha vida para amar.
Asumiendo que el recuerdo del primer amor va a estar ahí y atesorándolo de forma madura, como una experiencia bonita en una etapa de nuestra vida.
Entendiendo que hemos evolucionado y crecido como mujeres.
Dándonos tiempo para conocer a las personas del presente.
Apreciando al amor que tenemos hoy, sin compararlo con esa versión idealizada del primero.
Consejos para crecer en la forma en la que amamos.
Entender que somos amor, y cuando estamos en pareja compartimos ese amor con el otro.
No buscar a la pareja para llenar vacíos emocionales, eso es una receta para la dependencia afectiva.
Definir qué queremos en la vida y en el amor y construirlo, con oídos sordos a lo que nos dice la sociedad o la tradición que debe ser.
Sin duda es un tema muy personal y que a todos nos ha tocado de manera diferente.
Lo que sí es una verdad innegable, es que los amores deben hacernos crecer, madurar y surgir como seres humanos.
Nunca te ancles o te estanques por un amor. Aprende de tu experiencia y pasa la página.
Photo by Priscilla Du Preez on Unsplash
Este artículo fue hecho a cuatro manos por:
Ysabel Velásquez, Sexóloga – Terapeuta de Parejas – Coach de Salud
Jhoarís Velásquez, Periodista
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