¿Conoces la sensación de sentirte una impostora?

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¿Te pasa que, cuando decides hacer algo, siempre piensas que eso que hiciste no te quedó tan bien como esperabas?, ¿o que si alguien reconoce en ti un mérito, crees que esa persona está exagerando porque tu victoria no fue producto de tu esfuerzo sino cuestión de suerte?

¿Te restas importancia en lo que haces o, al compararte con otras mujeres, siempre consideras que no eres tan buena como ellas?, ¿con frecuencia supones que te falta estudiar y prepararte más, porque crees que no sabes lo suficiente de algún proyecto profesional en el que estás involucrada?

Tenemos noticias para ti: querida, a esto se le llama “Síndrome de la Impostora”.

Pero no te preocupes que casi todas lo padecemos, no necesariamente en todas las áreas de nuestras vidas, pero sí en esas en las que solemos sentirnos más inseguras.

Aunque algunos hombres lo padecen, es un problema latente, especialmente en nosotras las mujeres.


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Sin embargo, hablar de esta sensación, a veces tan paralizante, nos permitirá —te lo prometemos—, aprender a sobrellevar el mar de inseguridades que este síndrome trae consigo.

Para eso, contamos con la ayuda de la autora catalana Neus Arqués, escritora magnífica, con más de 15 libros publicados, entre novelas y manuales de escritura, marca y edición, quien también reconoció sentirse, muchas veces, una impostora (sí, así como lo lees).

En su libro “Impostoras y estupendas: para que los demás vean tu talento, primero lo tienes que ver tú”, del cual hablamos en uno de nuestros instalives, nos cuenta por qué sufrimos de este mal y qué podemos hacer para deshacernos de él.

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El “Síndrome de la Impostora” con Neus Arqués

Escuché hablar del síndrome de la impostora hace como 12 años, dice Neus, y continua, al escucharlo, fue como: “buah, ¡si yo tengo eso!”; así que empecé a escribir sobre ello. Pero claro, como buena impostora, me dije a mí misma: “¿cómo voy a escribir sobre esto?”, y fui acumulando y congelando todo lo que había escrito.

Un día me di cuenta de que todo lo que había escrito —y guardado en un cajón—, lo tenía que publicar, porque era mi manera de superar el síndrome.

Si yo lo publicaba, sería una manera de reconocer públicamente que lo he vivido y, de cierta forma, sería terapéutico.

Tardé 12 años en entregarlo al editor, pero luego todo el proceso fue muy rápido.

¿Qué sentías con respecto a ese libro, Neus?

Sentía que en el momento de publicarlo, yo tenía que salir y reconocer que sí, ¡yo tengo el síndrome de la impostora!, ¿sabes?

En cierta parte, fue la razón por la que lo publiqué, pero no quería pasar por eso y me daba mucho miedo.

La visibilidad es una de las cosas que influyen más al momento de tomar decisiones

Esto es algo que se ve muy presente en el Síndrome de la Impostora.

La razón es que, nosotras, las mujeres, —sobre todo—, pensamos en que al momento de hacernos visibles en lo que sea que hagamos (dando una conferencia, publicando un libro, compartiendo una idea en una reunión y hasta publicando una foto en Instagram), nos van a juzgar.

Entonces, como forma de protección, nuestro cerebro prefiere quedarse callado y no decir nada, y terminamos siendo más invisibles.

Pero puntualicemos, ¿cómo sé si soy una impostora?

  • Las impostoras solemos ser muy perfeccionistas. Para defendernos, decimos: “yo lo voy a hacer todo TAN bien, que me voy a tardar muchísimo para que salga perfecto y nadie me puede decir nada”.
  • La autoexigencia es bestial.
  • También se manifiesta en la procrastinación y en terminar haciendo todo a última hora.
  • Para nosotras las impostoras, el éxito no garantiza la felicidad, sino que aumenta la angustia, porque pensamos en que una vez que hacemos algo bien, vamos a tener que demostrarles a los demás lo buenas que somos constantemente, y eso nos hace sentir presionadas.
  • Pensamos que no somos merecedoras de cosas buenas o que lo que hemos logrado ha sido un golpe de suerte.

¿Es posible que una impostora sea narcisista? ¡Sí!

En este caso vemos que en vez de pasarse de modestia, se sube muy por encima y se raya en lo narcisista.

Esta persona expone sus logros desde la superioridad. Si le dices que publicaste un libro, ella te dice que publicó tres; es como un mecanismo de defensa, y este no proviene de la verdad sino del miedo al juicio.

7 de cada 10 trabajadoras sufren del Síndrome de la Impostora, y sí, en femenino.

Decimos Síndrome de la Impostora, porque cuando se tipificó y estudió originariamente, fue en mujeres, hacia los años 70 en la Savannah State University, en Georgia, donde un grupo de psicólogos estudió las conductas de las pocas mujeres que había en el campus y cómo se sentían.

Todas decían lo mismo: “no merezco estar aquí”.

Una parte del problema (que no podemos ignorar), es que gran parte de las mujeres que lo sufren se sienten solas en entornos masculinos.

Un hombre puede sufrir de este síndrome, pero prefiero usarlo en femenino, porque no está equiparando la visibilidad masculina con la femenina, la cual sabemos que no es igual.

¿Cómo reconocemos que estamos siendo víctimas del Síndrome de la Impostora?

  • La manera en la que nos hablamos: pedimos perdón, decimos que no somos expertas o que nos apena algo.
  • Se nos dificulta aceptar halagos.
  • Delante de una posibilidad de promoción o visibilidad, la reacción no es “voy a aprovechar”; la reacción es “qué angustia”.

¿Y qué recomendaciones les darías a las mamás para no criar hijas con este síndrome?

Primero, que hay que vivir la igualdad desde la normalidad. Darles el ejemplo sin cargar con el ejemplo, hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos.

Hablarles claro a nuestras hijas y explicarles cuándo no podemos y cuándo se nos dificultan las cosas. Tus hijas te tienen que ver no solo en tus éxitos, sino también en tus fracasos, porque así es la vida.

¡Vamos a sacarnos los fantasmas de la cabeza!

Saquémonos al “todo el mundo” de la cabeza. El “todo el mundo va a pensar que…” o el “todo el mundo va a decir que” es erróneo. ¿Quién es todo el mundo? Al preguntarnos esto, ese fantasma se redimensiona.

Piensa: “No soy tan importante” —lo tenemos que asumir—, TODO el mundo no va a pensar, ni juzgarte y esas personas que te vean cometer un error tienen otros problemas que no son tú.

Reconozcamos nuestro merecimiento, porque hemos trabajado para merecernos lo que logramos.

Sigue a Neus Arques en su Instagram @neusarques y visita su página web para que conozcas más sobre su trabajo

https://www.neusarques.com/impostoras_y_estupendas/


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Foto de Kinga Cichewicz en Unsplash

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