Hablar de amor propio se ha convertido en un relajo para vender camisetas y hacer marketing engañoso, y las redes sociales han contribuido tanto con esto, ¡que nos urge hablarlo desde la realidad!
Vamos a desmontar algunas de las cosas que se dicen sobre amor propio, para aprender otras más realistas y fortalecerlo de verdad.
Para eso conversamos en un instalive desde @asuntosdemujeres, con la sex coach, presentadora y escritora colombiana, Valeria de Botas, quien publicó recientemente su segundo libro “Lovefulness, guía práctica para fortalecer la autoestima y el amor propio”.
Solo podemos decirte que ¡está brutal!, porque este libro contiene meditaciones, ejercicios, escritura terapéutica, coaching, etc., para que mientras lo leas, comprendas mejor cómo quererte, poner límites y valorarte.
No nos enseñaron amor propio
De niñas no nos enseñaron a amarnos adecuadamente. Nos enseñaron que debemos cumplir con los estereotipos de belleza que veíamos en las revistas, buscar un príncipe azul, ser mamás y todo aquello que la sociedad les impone a las mujeres.
No nos enseñaron a trabajar y construir, primero una relación sana con nosotras mismas, que al fin y al cabo, es la más importante, porque tiene un impacto inevitable en todas las áreas de nuestras vidas.
Pero, hay una avalancha de contenido por todos lados, que grita ¡ámate!, ¡quiérete!, como un mandato social que dice que TIENES QUE AMARTE SIEMPRE.
Y sí, está bien, pero ¿qué pasa con los días en los que te amas un poco menos?, esos en los que tu autoestima está más baja, ¿qué pasa cuando no sabes por dónde comenzar en este camino del autoamor?
Los procesos de sanación NO son lineales y son diferentes para cada persona.
Eso sí, la autoestima y el amor propio son una decisión.
Estos dos elementos son como el pan y la mantequilla, están ahí junticos. El amor es el sentimiento y la autoestima es la forma de vivir ese amor propio.
Aterrizar el concepto del amor propio
Esta es una forma sencilla de hacerlo:
¿Qué haces por la gente que quieres? Cuando amas mucho a una persona (pareja, hijxs, familia, amistades, etc.), le dedicas tiempo y cuidado, y tienes paciencia con sus procesos y equivocaciones. Los aceptas y quieres como son.
Cuando eres consciente de las habilidades que tienes para dar amor a los demás, te vuelves capaz de usarlas para demostrarte amor a ti misma.
Abrázate, ámate, baila contigo, cocínate algo rico. Ten demostraciones de amor de ti para ti.
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¿Y la autoestima, qué?
Suele confundirse con el aspecto físico (que sí, forma parte), pero la autoestima también es aprender a relacionarte con los demás desde un lugar sano, poner límites, aprender a decir que no y cultivar tu autoconfianza.
Dependiendo del nivel de autoestima que tengas, vas a escoger a personas que se adapten mejor a esa versión que crees que eres.
Aceptamos el amor que merecemos. Si yo siento que soy la segunda opción, voy a atraer a personas para las cuales lo sea.
En este caso, hay que utilizar los autos que no fallan: autoconfianza, autoaceptación y autocuidado; sé consciente de lo que vales y atraerás personas que también lo hagan.
¡Cuidado con el autosabotaje!
Ah, pero también hay autos que nos llevan hacia atrás, como el del autosabotaje. Con este, te montas en el carro, pero tú misma manejas hacia el barranco y te tiras.
Es el síntoma de la falta de confianza: piensas que no vas a lograr algo que te propusiste o que no eres suficientemente buena en lo que haces. También comienzas a evadir lo que tienes que hacer y posponer lo importante. Todo esto termina haciendo que tú misma dañes el proceso. Tú misma te saboteas.
El cuerpo y el amor propio
Hay días en los que uno ama su cuerpo, pero hay otros en los que no.
De nuevo, somos humanas y pasamos por distintas emociones. Hay días en los que estamos secuestradas por una emoción, creencia o idea. Los días en los que decidimos escucharla, la tomamos como si fuera real y vemos la vida a través de ese filtro.
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Ese día no nos vamos a sentir tan bien, ¡y no pasa nada!
El amor propio no es un proceso lineal, es normal sentir tristeza, rabia y frustración.
Pero también debemos usar la gestión emocional, es decir, no quedarnos todo el tiempo alimentando la creencia negativa.
Utiliza la compasión. Esto es sentir amor, empatía y bondad por nosotras mismas. En la medida en que lo hagamos, nuestra percepción de lo que vemos en el espejo va a cambiar.
Muchas veces en la fórmula también está la comparación
Una de las formas de dejar de compararnos es entender la autenticidad. Cada persona tiene una forma de escribir, cantar, pintar y un proceso de vida detrás.
Al compararnos con otra persona, estamos desmeritando nuestro proceso, diciendo que no es válido, cuando la vida que tenemos es producto de nuestras propias decisiones.
De no ser por la persona del pasado, no seríamos la maravilla que existe hoy.
Ten en cuenta que las redes sociales son una vitrina y muestran muy poco la realidad. Tomas mil fotos y escoges la que mejor queda.
Cuando te comparas con alguien en las redes sociales, estás comparando la mejor foto que escogió esa persona con lo que sientes en ese momento (no es justo).
Esa energía que pensamos invertir en encajar y vernos como determinada persona, deberíamos utilizarla para destacar que somos únicas. Tengo celulitis, panza, ¡pero nadie la tiene como yo! Soy única en el mundo.
Mejor usa lo que te gusta que hace cierta persona y traslada algo de eso a tu vida. Es más chévere aprender de ella y su historia de éxito en lugar de compararse, pero sin llevar látigo.
Eso es lo que enseña el amor propio, verte a ti. Vas a ver defectos, pero lo importante es verlos sin juicios que te hagan daño.
Encuentra todo sobre el nuevo libro de Valeria De Botas “Lovefulness” en su página web. La encuentras en Instagram como @valeriadebotas y en su proyecto @mujeres_debotas
Foto de Prophsee Journals en Unsplash
