La manifestación no es magia, ¡es un estilo de vida!

Maïté Delgado

Seguramente has escuchado hablar de la MANIFESTACIÓN, esa capacidad que tenemos de atraer aquello que tanto anhelamos, es decir, volver tangible algo que solo existe en nuestra imaginación.

¿Pero, cómo funciona?

Hablamos con Maïté Issa, autora del libro Tu éxito es inevitable, quien nos explicó qué es lo que necesitamos para volvernos unas expertas en la manifestación y atraer lo que merecemos y deseamos en todas las áreas de nuestra vida.

¿Qué puedes hacer para que tu cerebro juegue a tu favor y atraigas todo lo que quieres?, ¿ya sabes qué es eso que quieres manifestar en tu vida?

 

Manifestación
En Tu éxito es inevitable, Maïté Issa nos enseña a manifestar todo lo que soñamos, para hacerlo realidad.

 

¡Sigue leyendo porque vamos a manifestar!


 

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Cuando dices manifestar, ¿a qué te refieres?

Hay una visión superficial de la manifestación que no me gusta, todo lo de sentarse a hacer rituales de la luna y cosas así; eso no tiene ningún sentido.

Manifestar es el proceso mediante el cual cualquier cosa que estaba en tu imaginación llega a formar parte de tu realidad física.

La manifestación es como vives tu vida las 24 horas del día, en el interior y el exterior, incluyendo tus creencias, emociones, mente y acciones.

Ese es el conjunto que crea la magia.

Cuando la entendemos así, nos empoderamos en lugar de esa versión infantil que le da la explicación a una luna llena que te concede un deseo cuando le rezas.

La manifestación NO es eso; es un estilo de vida. Tú pones todo de ti para crear lo que quieres: mente, subconsciente, cerebro, leyes del universo, todo. 

Si tú, inconscientemente, quieres que te paguen bien en el trabajo, hay alguna creencia que hay que reprogramar. Ahí empieza el camino de manifestación consciente.

La mayoría de las veces somos expertas en manifestar lo que NO deseamos, y encima, no sabemos cómo revertirlo, ¿por qué nos jugamos en contra todo el tiempo?

Es normal. Tu mente es la responsable de crear 95% de lo que tienes en tu vida; si tú nunca la entrenas, ¿cómo te va a dar lo que quieres?

Es como si tuvieras un cachorro y no le has enseñado dónde debe hacer sus necesidades.

Por eso, la mayoría de las veces manifestamos lo que no deseamos, porque no tomamos conciencia de lo que tenemos entre las dos cejas: una enorme máquina que debemos guiar, pero sin nadie que la conduzca, esta va a ir hacia la pared, -lo que sucede la mayoría de las veces-, porque estamos tanto hacia afuera que nos olvidamos que el poder está adentro.

Tu libro no es solo teoría, sino que tú misma eres un ejemplo de cómo la manifestación ayuda a que tengamos la vida que queremos. ¿Cuál fue tu experiencia?

Sí, el libro sale de mi propia experiencia. Pasé por momentos muy difíciles a nivel de pareja, economía y de estar en una búsqueda constante. Todxs queremos una vida mejor, pero esa vida es distinta para cada persona.

A partir de este anhelo que tenía, empecé a prestar atención a cómo mi mente me saboteaba tanto: tenía salarios bajos, me mantenía en relaciones tóxicas de pareja y me movía de país en país sin echar raíces cuando yo quería crear comunidad.

Ahí fue cuando encontré el yoga, que me permitió reencontrarme en el mundo de la consciencia. Luego empecé a leer sobre la mente subconsciente, que es responsable de 45% de lo que creamos en la vida; desde ahí se crea la magia y empecé a probar la manifestación.

Dije: “Muchas personas lo hablan, ¿pero es de verdad o no? Lo comprobaré por mí misma”.

Me di cuenta de que sí se puede y no es tan complicado. Tus sueños son fáciles de manifestar si sabes cómo, y podemos aprenderlo como un niño aprende a caminar, es igual de fácil.

Parece súper difícil porque tenemos la creencia de que es difícil.

Desde afuera siempre nos dicen que tenemos que conformarnos (sobre todo a las mujeres), que nunca seremos suficientes, ¡y esa es la gran toma de consciencia!, cuando nos damos cuenta de que todo eso es mentira.

Detrás hay una ciencia, unos pasos y ciertas maneras de conseguirlo.

¿Cómo reprogramamos nuestra mente entonces?

Empezando por las creencias.

De niña tuve un profesor de matemática que me hacía sentir mucha vergüenza pasándome a la pizarra a hacer los cálculos, cuando yo no había entendido.

De alguna forma integré que los números para mí eran fracaso y, en consecuencia, el dinero, por ser también números, era solo para las personas buenas en matemáticas. Esto me arraigó la creencia de que yo NO iba a tener la abundancia que quería en mi vida.

Se demostraban patrones donde terminaba en puestos de trabajo en los que me pagaban menos, a pesar de tener otros compañeros con la misma carga de trabajo, pero mayor paga.

Pero OJO, no cualquier situación es un patrón, mi regla es que cuando te pasa tres veces una situación, es que hay un patrón.


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Quisiéramos saber por dónde podemos empezar a manifestar, ¿cómo se hace?, ¿hay una fórmula?, ¿por dónde arrancamos?

Te tienes que conocer porque, ¿a dónde vas a ir si no sabes lo que quieres?

El primer paso es conocerte y saber lo que quieres. Algunas veces tenemos mucho miedo de no saber qué queremos o de sentir que no merecemos lo que queremos.

Pero es tener la valentía de ir más allá de la mentira que nos contamos y decir: “Ok, ¿qué es lo que quiero ahora?” y atrevernos a crear una visión, aunque sea muy difusa.

Escribe qué es lo que tendría que pasar en el mejor de los mundos. No tiene que ser el año que viene, empieza por dejarte soñar y hazte preguntas como: “si tuviera una varita mágica ¿que crearía?”, así nos soltamos y quitamos la dimensión del miedo, porque nos ponemos a jugar.

Habla directamente con esta mente juguetona de la niña y podrás saber qué te gustaría que pasara.

La primera respuesta que se nos ocurre es “esto es imposible”. Escríbelo, y luego elige cuál es el primer paso que te emociona dentro de esta gran visión, ¿a dónde te gustaría llegar primero de aquí a un año?

A partir de ahí, empieza a ser esa persona que ya lo ha conseguido.

¿Cuál es su identidad?, ¿cómo se comporta, cómo habla, cómo se viste, de quién se rodea, qué lee?

Así, reencarnas su forma de ser; hay muchas líneas de tiempo que viven al mismo tiempo, y tú misma puedes entrar como potencialidad y elegir cuál quieres materializar en esta realidad física que vives.

A veces nos estamos comparando todo el tiempo con las demás, ¿cómo influye eso en nosotras?

No es que sea realmente malo en sí, porque es inevitable; nuestra forma de entender el mundo es ver dónde nos colocamos en términos de nuestros valores, ganas y referencias.

Sin relación con las otras personas no existes realmente, porque nuestra identidad humana se basa en la relación con los demás.

Lo que pasa es que cuando se vuelve una comparación negativa, donde tengo que ser siempre mejor o peor, ahí  perdemos todo el lado positivo que puede salir de la comparación.

Para mí la herramienta máxima es cambiar la comparación por inspiración. La comparación no hace mucho, lo hace el creer que no eres suficiente; la envidia: “ella tiene esto que a mí me falta”.

Cuando puedes quitar esta tendencia a envidiar por la de inspirarte, puedes empezar a estudiar a estas personas que tienen lo que tú quieres, porque si lo tienen es por algo y han hecho que tú puedes aprender.

Si podemos hacerlo desde un punto de vista empoderado, la comparación puede ser muy útil y beneficiosa.

Hace poquito hablaste de miedos y que una forma de gestionarlos era también ponernos a soñar, imaginar y pintar el panorama que queremos. Pero, ¿qué hago si se mantienen esos miedos?, ¿cómo me vuelvo valiente?

Para ser valiente no hay que quitar el miedo; el propósito tiene que ser más fuerte que el miedo.

Si un niño se está ahogando en el agua, no importa que tú no sepas nadar; te prometo que vas a saltar a salvarlo. Tu propósito es más grande que el miedo y algunas personas se pierden porque no tienen claro el para qué están haciendo lo que hacen.

¿Para qué necesitas esto que estás buscando en tu vida, en qué te va a beneficiar a ti y a las personas de tu entorno?

Cuando conectamos sobre todo con lo que podemos y queremos hacer por los demás, entonces el propósito es más grande, podemos crear ese futuro que anhelamos y eso nos hace perder el miedo.

Otra forma de perder el miedo es aumentar el dolor de dónde estás ahora.

Por ejemplo, puedes decir: si yo sigo así en cinco años, con el mismo trabajo o la misma pareja, ¿en dónde voy a estar? Ahora YA estoy mal, pero si no hago nada, ¿qué va a pasar?

Cuando entiendes realmente las consecuencias, el miedo sigue, pero te hace moverte.

Eso también puede tener que ver con pensar que no somos suficientes y no merecemos cosas buenas. ¿Cómo manejamos esa energía del merecimiento?, ¿cómo hacemos para creernos que somos suficientes?

Lo bonito del proceso de manifestación es que mientras estás trabajando y definiendo tu visión, te pones en los zapatos de esa persona que lo está consiguiendo.

Todo esto te permite trabajar el merecimiento; te tomas el tiempo de preguntarte lo que de verdad quieres. En el momento en el que decides emprender un camino de manifestación, empieza a volver a ti el merecimiento. Por ejemplo, en el día a día, a modo de reto diario, hay dos preguntas (exactamente las que nunca te haces):

  • ¿Cómo estoy?
  • ¿Qué necesito?

¿Tienes algún ejercicio de manifestación para nosotras?

Repito: la manifestación es un estilo de vida, son todos los elementos juntos. Sí hago rituales, pero el ritual no crea la magia ni la manifestación; eres tú la que se tienes que transformar y alinear con la realidad que desea crear.

Si tuviera que dar uno, a mí me gusta escribirme una carta en la que me cuento desde mi yo futuro en detalle, todo lo que he manifestado, sobre todo, en fechas muy importantes: en mi cumple, año nuevo, portales de números pares como 66, 77, etc.

Para tu mente subconsciente, lo real y lo imaginario no tienen diferencia. Entonces, como no hay diferencia entre cuando tú lo escribes como si ya hubiera pasado, programas tu mente para entender que ya está ha hecho.

Como ya forma parte de tu realidad, atraes todas las muestras físicas de ello, empezando por las no tangibles, como las ideas y las oportunidades para conseguirlo.

Para este ejercicio es importante que te sientas emocionada.

No importa que no tengas todos los detalles, porque la emoción es lo que más engaña al cerebro. La emoción y el recuerdo van de la mano.

 


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Olvidarán lo que dijiste pero nunca olvidarán lo que les hiciste sentir. ¿Cómo desarraigar los pensamientos de merecimiento?, ¿qué pasa si sentimos que es difícil?

Sanar la niña interior tiene mucho que ver con sentirnos merecedoras.

Cuando te preguntas: ¿cómo me siento y qué necesito?, realmente se lo estás preguntando a tu niña interior. Hay que darle lo que necesita, tratarla con amor y cariño te ayuda a exteriorizarla, no sentir que está adentro sino al lado, como si fuera nuestra hija o hijo.

Para las personas que dicen que es difícil, cada vez que dices “es” seguido de algo, es una creencia. Tú puedes tener la creencia de que es difícil, de que es un juego o un regalo. Tú decides.

¿Cuál es la verdad?, nada, la verdad será lo que tú creas y percibas. Entonces es la diferencia entre la mente enfocada a la solución y la mente enfocada al problema.

Cuando decimos algo negativo, para mí es importante añadir “por ahora”. Es difícil por ahora, estoy aprendiendo, todavía no lo estoy manejando, porque si dices que algo es difícil, se ve como esta cosa estática que siempre será difícil para toda la vida.

No es una realidad absoluta, rompemos una creencia cuando la cuestionamos.

Nuestras palabras crean la realidad. En vez de decir ¡es difícil!, di: estoy empezando. La energía cambia y se abre un mundo donde dar los pasos hacia donde quieres llegar.

¿Qué hay de los hábitos saboteadores?

Nosotras estamos programadas para tener hábitos para nuestra supervivencia. Si te tuvieras que parar en la mañana y no supieras que te tienes que cepillar los dientes, te tomaría demasiado espacio mental.

Lo que pasa es que llenamos nuestra cabeza de hábitos inútiles. No tenemos que enfocarnos en quitar esos hábitos, sino REEMPLAZARLOS por otros positivos.

Ni al universo ni a tu cerebro les gustan los vacíos. Si le estas diciendo que quieres quitar ese hábito en vez de reemplazarlo por otro positivo, no te va a escuchar.

Estos hábitos también crean muchísimas culpas, ¿cómo manejamos las culpas por lo que hacemos y dejamos de hacer?

La culpa y la vergüenza. La culpa es sentir que hay algo malo con lo que hemos hecho; la vergüenza es sentir que hay algo malo con quienes somos. Son diferentes niveles.

Liberarte de la culpa es darte cuenta de que te sientes culpable y aceptarlo. Puedes mirar la culpa, lo que sientes y aceptarlo. 

Uno de los capítulos de tu libro se llama “Soy un imán para el dinero”. Queremos ser un imán para el dinero, ¿cómo empezamos?

Son exactamente los mismos pasos, solo que tu visión va a ser la especifica de cuánto dinero quieres manifestar.

Los pasos para manifestar cualquier cosa son los mismos, lo que va a influir son las creencias que tienes que limpiar.

¿Qué creencias tienes sobre el dinero y las matemáticas, por ejemplo?

Haz una lista, reconócelas y encuentra un contra ejemplo. Encuentra las maneras en las que eso no es una realidad absoluta.

Puedes encontrar Tu éxito es inevitable en todas las plataformas digitales, en formato Kindle y audiolibro (¡lo narra ella misma!). En físico, puedes encontrarlo en Amazon España.

¡También puedes inscribirte en sus cursos de manifestación! Encuentra aquí toda la información que necesitas.  

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